La libertad que no siento

Una provocaci¨®n con alevos¨ªa y nocturnidad fue la que sufrimos los miles de espectadores que asistimos al recital en Madrid de los cantantes de la Nueva Troba Cubana Pablo Milan¨¦s y Silvio Rodr¨ªguez.Este recital fue suspendido por la polic¨ªa de una forma que nada tiene que ver con los postulados que en teor¨ªa rigen este pa¨ªs, cuando todos nos encontr¨¢bamos tranquilamente escuchando las primeras canciones.

Se ha querido posteriormente cargar toda la responsabilidad en los organizadores del festival, y no es que nosotros se la queramos quitar, pero si es cierto, como se ha dicho, que los organizadores carec¨ªan del permiso pertinente, lo coherente hubiese sido que la autoridad hubiera suspendido con anterioridad este acto o impedir la entrada a ¨¦l. Pero una vez con el recinto lleno y el festival empezado, una actitud democr¨¢tica y de respeto a los ciudadanos que all¨ª nos encontramos por parte de la m¨¢xima autoridad le hubiese llevado a dejar que el recital continuase, requisando la taquilla o multando en su caso a los organizadores; pero, muy al contrario, la decisi¨®n fue mandar a la polic¨ªa con todo su equipo antidisturbios a desalojar a los sufridos espectadores, y adem¨¢s no de una manera amable, sino haciendo incluso uso del material antidisturbios (botes de hurno)./

y tres firmas m¨¢s. .