?Nuevo "Apocalypse now" fiscal?
Est¨¢ muy viva y rebosante de noticias la actualidad presupuestaria. Apenas se han presentado por el ministro de Hacienda las cifras de liquidaci¨®n del presupuesto de 1980 y ya se ultiman los criterios para la elaboraci¨®n del correspondiente al pr¨®ximo a?o. ?Qu¨¦ ocurre entre tanto con la ejecuci¨®n del presupuesto del corriente a?o? Porque hasta ahora no ha aparecido en la Prensa ninguno de esos dram¨¢ticos SOS a los que nos tiene acostumbrados el asesor econ¨®mico de la Asociaci¨®n Espa?ola de la Banca Privada en relaci¨®n con el d¨¦ficit estatal. El silencio y la cautelosa espera se deben sin duda a que a¨²n no est¨¢n a punto algunas cifras y a que no ha transcurrido un tiempo de observaci¨®n adecuado para comenzar a presumir un nuevo Apocalypse now fiscal.Sin duda que el proceso de ejecuci¨®n presupuestaria durante 1981 acarrear¨¢ alg¨²n sobresalto que permitir¨¢ profec¨ªas y augurios audaces sobre la naturaleza y cuant¨ªa del saldo negativo del sector p¨²blico. Seguro que las auioridades de Hacienda se sobrecoger¨¢n e instrumentar¨¢n medidas para que no se distancie en exceso de la cifra de partida. Todo esto es posible que ocurra y que la historia vuelva a repetirse. Pero suceda lo que suceda, el Instituto de Estudios Fiscales acaba de publicar (1) en su m¨¢s prestigiosa revista un trabajo de Juan Francisco Mart¨ªn Seco sobre el d¨¦ficit del Estado para 1981 en el que se avanzan previsiones serias sobre dicha magnitud, tanto en t¨¦rminos presupuestarios como de contabilidad nacional.
Y el inter¨¦s es doble, adem¨¢s, porque junto al d¨¦ficit estimado aparecen reflexiones sobre su posible incidencia en las disponibilidades l¨ªquidas y el cr¨¦dito al sector privado. Mart¨ªn Seco pronostica un saldo negativo de 400.000 millones para la cuenta monetaria del Estado en 1981, cifra alejada de los 383.000 millones del pasado a?o, y nada digamos del vaticinado medio bill¨®n del asesor bancario al que nos refer¨ªamos al principio. Pero la pregunta que es importante para nosotros se refiere a la posible repercusi¨®n de esos 400.000 millones sobre la cantidad de dinero y el cr¨¦dito bancario al sector privado. Para arribar a algunas conclusiones sobre las expresadas magnitudes, lo primero que debe se?alarse es que Mart¨ªn Seco establece se¨ªs,hip¨®tesis que le permiten avanzar los mencionados 400.000 millones como d¨¦ficit de caja para el corriente a?o. A continuaci¨®n se adentra en el fen¨®meno monetario. De crecer las disponibilidades l¨ªquidas un 17%, el recurso al Banco de Espa?a por diferentes conceptos (excluido el relativo al cr¨¦dito oficial, sin efecto a este respecto) se acercar¨ªa a 295.000 millones, es decir, un 14,3 % del aumento de las referidas disponibilidades l¨ªquidas (en 1980 fue del 20,8%). Si tenemos en cuenta, adem¨¢s, que los organismos aut¨®nomos, INI y corporaciones locales obtendr¨¢n 60.000 millones de las cajas de ahorro y las entidades oficiales de cr¨¦dito, el recurso del sector p¨²blico al sistema crediticio ser¨¢ de 355.000 millones, es decir, el 17,2% de la cantidad de dinero creada en el a?o (en 1980 un 26,6%). Puede presumirse, en consecuencia, que el cr¨¦dito al sector privado evolucione con tasas similares y aun superiores al crecimiento de las disponibilidades l¨ªquidas. Puede esperarse, por tanto, que el sector p¨²blico no dificulte -pese a los reiterados 400.000 millones de pesetas- la financiaci¨®n del sector privado.
En el trabajo de Mart¨ªn Seco que venimos comentando aparecen tambi¨¦n cifras en t¨¦rminos de contabilidad nacional para el Estado. El d¨¦ficit resultante es de 430.000 millones de pesetas, pero, a diferencia del anterior, ¨¦ste no es un saldo monetario, sino de gesti¨®n (derechos contra¨ªdos menos obligaciones reconocidas). Dicho d¨¦ficit, significa que se ha operado una desaceleraci¨®n considerable de su crecimiento, pues representa el 2,4% del PIB frente al 2,6% en 1980. Por otro lado, la composici¨®n del d¨¦ficit se ha alterado en favor de los gastos de inversi¨®n (3% del PIB, 2,1% en 1980) y roto la tendencia de disminuci¨®n, en t¨¦rminos relativos, del ahorro del Estado.
En definitiva un d¨¦ficit del Estado para el presente a?o que no atenta contra el cr¨¦dito bancario al sector privado ni oculta, por su composici¨®n, el tan temido ?crowdin out? (crecimiento del sector p¨²blico a costa del privado) que se viene suscitando desde que en 1978 se iniciaron los d¨¦ficit estructurales de nuestra Hacienda.
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