Fernando Chueca, arquitecto, historiador y humanista
El pasado lunes ¨ªmpart¨ªa su ¨²ltima lecci¨®n magistral en la Escuela de Arquitectura Fernando Chueca Goitia, catedr¨¢tico de la misma, acad¨¦mico por las Reales Academ¨ªas de la Historia y Bellas Artes de San Fernando y presidente del Instituto de Espa?a y del Ateneo madrile?o. Con aquel sencillo acto de despedida, que congreg¨® a alumnos, amigos y adm¨ªradores, conclu¨ªa formalmente el casi medio siglo de investigaci¨®n y magisterio que Fernando Chueca ha desempe?ado en la Universidad Complutense.Una tan dilatada y fecunda dedicaci¨®n profesional a la ense?anza de la Historia de la Arquitectura, le ha situado, dentro de la histo riograf¨ªa art¨ªstica contempor¨¢nea de nuestro pa¨ªs, en una posici¨®n privilegiada como eslab¨®n funda mental entre los padres fundadores de la historia del arte espa?ol -fue disc¨ªpulo de Manuel G¨®mez Moreno y Leopoldo Torres Balbas- y la generaci¨®n de historiadores m¨¢s j¨®venes, pues ha sido a su vez maestro de catedr¨¢ticos ypyofeso res de reconocido prestigio, como Rafael Manzano, Pedro Navas cu¨¦s y Carlos Sambricio.
Comprimir en unas pocas l¨ªneas una biograf¨ªa tan intensa y vers¨¢til culturalmente como la de Fernando Chueca es un intento imposible y debemos conformarnos con un mero esbozo arbitrario que sugiera algo de su rica personalidad de humanista. Hay que calificarle ciertamente de esta manera, porque, en la actualidad, ya es dif¨ªcil encontrar a alguien que compagine con tanta brillantez una m¨²ltiple dedicaci¨®n al ejercicio profesional de la arquitectura, la investigaci¨®n hist¨®rica, la ense?anza, la publicaci¨®n y, en general, la reflexi¨®n cr¨ªtica sobre los temas m¨¢s diversos de la cultura contempor¨¢nea. Refiri¨¦ndose, con elegante modestia, a la vastedad de sus intereses afirmaba Chueca, en el discurso de ingreso a San Fernando, que su ?gran pecado hab¨ªa sido siempre el disgregarse en m¨²ltiples direcciones?, claro que lo dec¨ªa como pre¨¢mbulo a su disertaci¨®n titulada Varia neocl¨¢sica, una de las m¨¢s sugerentes, eruditas e inteligentes oraciones acad¨¦micas que he podido escuchar, pero, sobre todo, una de esas pocas veces en que el arte, la historia, la cultura y la vida eran comentadas como una totalidad, con natural fluidez.
Fernando Chueca no en balde ha sido un producto ideal de esa universidad excepcional de la segunda rep¨²blica y de esas instituciones paralelas, como la Residencia de Estudiantes, la Universidad Meri¨¦ndez Pelayo y las Misiones de Arte de Pablo Guti¨¦rrez Moreno.
Prescindiendo aqu¨ª de su labor como arquitecto restaurador de monumentos y hasta de su relevante gesti¨®n. como director del Museo de Arte Contempor¨¢neo, conviene recordar sus publicaciones sobre el neoclasicismo, tema ,que cuando ¨¦l comenz¨® a estudiarlo estaba bastante desprecia.do y que hoy est¨¢ en la vanguardia, sobre el que ha dejado escritas excelentes monograflas sobre Juan de Villanueva y Ventura Rodr¨ªguez, y sobre otros muchos aspectos de aquel estilo.
Tambi¨¦n fueron importantes sus estudios sobre el Renacimiento espa?ol: entre otros, una interesante monograf¨ªa del gran arquitecto Andr¨¦s de Vandelvira y una s¨ªntesis panor¨¢mica general que se edit¨® en la c¨¦lebre colecci¨®n de Ars Hispaniae.
Se ha ocupado, adem¨¢s, del urbanismo a trav¨¦s de an¨¢lisis hist¨®ricos concretos, como el que dedic¨® al de la ¨¦poca de los Borbo nes en el siglo XVIII, y a trav¨¦s del ensayo general, como en su amena y muy did¨¢ctica Breve historia del urbanismo. En fin, como prueba definitiva de su ampl¨ªsima erudici¨®n, ah¨ª est¨¢n su monuinental Historia de la arquitectura espa?ola, cuyo primer tomo llega hasta la Edad Media inclusive; su historia dela arquitectura universal, de la que recientemente se han publica do los tomos de la Edad Antigua y de la ¨¦poca Contempor¨¢nea, y ese ensayo est¨¦tico de los Invariantes castizos de la arquitectura espa?ola, que luego ampli¨® con los hispanoamericanos y el Manifiesto de la Alhambra.
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