Incompatibilidades y reforma administrativa
Identificar la reforma administrativa integral con la del sistema de personal es tomar por mapa de Espa?a el de la provincia de Santander; limitarla a la racionalizaci¨®n del subsistema de remuneraciones, quedarse en el mapa de Torrelavega, y circunscribirla a la regulaci¨®n de incompatibilidades entre empleos, reducirla al plano arquitect¨®nico de una casa particular. Pero as¨ª lo vienen enunciando en los ¨²ltimos tiempos partidos pol¨ªticos, ¨®rganos p¨²blicos,y conferenciantes varios: tras el se?uelo de abordar la reforma administrativa integral, acaban jibariz¨¢ndola en ese diminuto fragmento que, por caro que resulte en los valores pol¨ªticos del d¨ªa, es apenas una fracci¨®n de ¨²ltimo orden de un plan general de reforma de la Administraci¨®n p¨²blica.Llegamos tarde en Espa?a a la cita con los nuevos conceptos por seguir a remolque de cuanto adopta, ensaya, revisa o rechaza el vecino del Norte, a cuya rueda cultural seguimos at¨¢vicamente uncidos Porque Francia, meritoria en tantas lides del quehacer individual y social, est¨¢ -como pr¨¢cticamente el resto de la Europa mediterr¨¢nea- dando sus primeros pasos en la teor¨ªa y praxis de la moderna ciencia de la Administraci¨®n y, a lo que colegirse puede, con es casa fortuna. Sirva de ejemplo su sistema presupuestario -una de las provincias m¨¢s importantes de ese mapa total-, en el que se ensayan todav¨ªa conceptos y m¨¦todos superados hace a?os en Estados Unidos, en las secretar¨ªas t¨¦cnicas de los organismos internacionales y en no escaso n¨²mero de pa¨ªses tercermundistas.
La reforma administrativa integral cubre t¨ªpicamente provincias tales como la redistribuci¨®n coherente de competencias entre los sectores p¨²blico y privado, entre los niveles de Gobierno central, regional y local, y entre los ¨®rgano y poderes de cada nivel, la administraci¨®n separada de las funciones normativas o de gobierno y las de producci¨®n de cualquier tipo de bienes y servicios, para dar trato administrativo esencialmente distinto a cada una, la desconcentraci¨®n rigurosa y progresiva de la pol¨ªtica gubernamental seg¨²n la relativa homogeneidad de las pol¨ªticas sectoriales a identificar, con cuanto esto implica sobre el n¨²mero y competencias funcionales de los ministros, el redise?o de vicepresidencias, ministerios, secretar¨ªas de Estado, subsecretar¨ªas, direcciones, divisiones y secciones en concordancia con esa divisi¨®n sectorial, la reorganizaci¨®n de los sistemas de personal de suministros, financiero, de informaci¨®n, de planificaci¨®n, de presupuesto, de contabilidad y de control; la reorientaci¨®n de la administraci¨®n productiva en base a su funcionalidad econ¨®mica y pol¨ªtica (mercados, precios, subsidios, beneficios), cualquiera que sea su morfolog¨ªa jur¨ªdica y sus correspondientes estereotipos de organizaci¨®n legal y un larao etc¨¦tera.
Cualquiera de esas ¨¢reas incluye a su vez un complejo mundo de problemas de sistem¨¢tica catalogaci¨®n. Una de ellas, la reforma del sistema de personal, puede incluir los campos del reclutamiento, selecci¨®n, capacitaci¨®n, destinos. promoci¨®n, bienestar social, jubilaci¨®n, etc¨¦tera, y remuneraciones. El subsistema de remuneraciones puede descomponerse a su vez en procesos tales como la confecci¨®n de escalas, homologaci¨®n de car,gos, asignaciones complementar¨ªas a la persona y al cargo, etc¨¦tera, e incompatibilidades. Es notorio el irrelevante y min¨²sculo papel de este ¨²ltimo tema en la problem¨¢tica general de la reforma administrativa.
Todas esas ¨¢reas forman un sistema cuando interconectan sin¨¦rgicamente sus efectos, competencias, estructuras, funciones, ¨®rganos y procesos en la coherencia de un modelo macroadministrativo como los ya ensayados en otros pa¨ªses y recortados a la medida del desarrollo administrativo de cada cual. En base al modelo as¨ª elaborado o readaptado, se procede a un diagn¨®stico cr¨ªtico de la realidad actual y, por comparaci¨®n entre modelo y diagn¨®stico, a la justificaci¨®n de las propuestas de reforma (pol¨ªticas, econ¨®micas, jur¨ªdicas, de comportamiento administrativo, etc¨¦tera), de las que, a su vez, se derivar¨¢ todo el paquete de instrumentos operativos que la har¨¢n posible, desde anteproyectos de leyes de bases y org¨¢nicas sin descartar, en su caso y momento, reformas puntuales de la carta constitucional- hasta ¨®rdenes y, reglamentos ministeriales, o desde la reforma del plan de estudios universitarios para reforzar la en se?anza superior de la ciencia ad ministrativa hasta la creaci¨®n o re novaci¨®n de centros superiores de administraci¨®n p¨²blica o de programas de capacitaci¨®n en el servicio. Modelo diagn¨®stico, propuestas de reforma e instrumentos operativos forman as¨ª las cuatro partes
-a veces los cuatro vol¨²menes- del plan integral, cuya elaboraci¨®n y reactualizaci¨®n constante puede encargarse a un grupo reducido, selecto, aut¨®nomo, interdisciplinario e interpartidista, con permanencia que trascienda el marco temporal de los Gobiernos de turno.
Valga la oportunidad para recordar que ning¨²n plan de reforma intearal ha tenido ¨¦xito en los reii¨ªmenes democr¨¢ticos cuando ha pretendido introducirse a mitad de un mandato gubernamental, dado el c¨²mulo de intereses creados que inmovilizan el sistema; s¨®lo es viable cuando un nuevo Gobierno lo adopta en su hora prima, lo que exige su elaboraci¨®n previa durante al menos los dos ¨²ltimos a?os del Gobierno anterior. Si esa fuese la opci¨®n espa?ola para 1983, habr¨ªa de abordarse el trabajo de inmediato, brindando al nuevo Gobierno la posibilidad y responsabilidad consiguiente.
Con todo, y para su puesta en ejecuci¨®n, el plan puede precisar de un elemento desencadenante que sirva de detonador pol¨ªtico ,para la siempre penosa implantaci¨®n. Si el actual r¨¦gimen de compat¨ªbilidades ha alcanzado el tan comentado nivel de distorsi¨®n administrativa, inv¨®quesele en buena hora y valga la se?al sonora para echar a correr en la direcci¨®n se?alada por el plan. Pero con s¨®lo el petardo no tendremos sanfermines
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