El informe de la OCDE

EL INFORME de la OCDE sobre la econom¨ªa espa?ola durante 1980, no s¨®lo analiza cuestiones de coyuntura, sino que tambi¨¦n se ocupa de algunos problemas estructurales que ilustran las dram¨¢ticas repercusiones de la crisis del petr¨®leo sobre nuestra situaci¨®n actual. Tras el encarecimiento de los crudos, la tendencia de la econom¨ªa espa?ola a presentar un dinamismo superior al de otros pa¨ªses se ha invertido. As¨ª, mientras el PNB del ¨¢rea de la OCDE ha crecido durante los a?os de la crisis a raz¨®n de un 2, 75%, nuestra econom¨ªa se ha mantenido en el 2%.Si bien Espa?a es poco dependiente, en t¨¦rminos relativos del comercio exterior, su vulnerabilidad por el lado de la energ¨ªa y del petr¨®leo es muy grande. Sin embargo, el primer toque a rebato de finales de 1973, que despert¨® en los pa¨ªses avanzados la clara conciencia de la escasez y la carest¨ªa futura de los crudos, no fue escuchado por las autoridades espa?olas, que se esforzaron por ocultar esas inquietudes a una opini¨®n p¨²blica adormecida por el desarrollismo. Los grandes planes sider¨²rgicos y navales siguieron adelante como si nada ocurriese, a la vez que se intensificaba el ritmo de construcci¨®n de viviendas, se atizaban las expectativas de aumentos salariales y se incrementaban los ingresos percibidos a trav¨¦s de las cuotas de la Seguridad Social.

La consecuencia de esa pol¨ªtica econ¨®mica del avestruz, situada en el contexto de la decadencia del franquismo y de los deseos de compensar la falta de libertades con el mantenimiento artificial de expectativas consumistas al alza, fue la ausencia de una pol¨ªtica energ¨¦tica capaz de incitar al ahorro de petr¨®leo y a su sustituci¨®n por otras fuentes. Mientras los dem¨¢s pa¨ªses avanzados iniciaban el reajuste de sus industrias, la vulnerabilidad hacia el exterior de nuestra econom¨ªa se agravaba. El informe de la OCDE subraya, al tiempo, c¨®mo la ca¨ªda del turismo y la contracci¨®n de los mercados exteriores incidieron sobre una econom¨ªa industrial en la que la siderurgia, el sector naval, los textiles y el calzado representaban una proporci¨®n sobre el total superior a la que ofrecen nuestros competidores. De a?adidura, la competencia, en esos cuatro sectores, de los nuevos productores de Latinoam¨¦rica y, sobre todo, de Extremo Oriente, con mano de obra m¨¢s barata y tecnolog¨ªa superior o equivalente, result¨® demoledora. Finalmente, el retorno de los emigrantes. desempleados en Europa y el excedente estructural de la mano de obra agr¨ªcola a?adir¨ªan un perverso efecto adicional sobre nuestros niveles de paro.

Esta serie de circunstancias agarraron a contrapi¨¦ a la econom¨ªa espa?ola cuando la crisis del petr¨®leo s¨¦ intensificaba y se produc¨ªa la transici¨®n pol¨ªtica desde el autoritarismo hasta la Monarqu¨ªa parlamentaria. Hasta despu¨¦s de las elecciones de 1977 el Gobierno no se decidi¨® a adoptar un programa de estabilizaci¨®n orientado a reducir los desequilibrios originados, de un lado, por las alzas de precios y salarios, y de otro, por los desajustes en la balanza de pagos. La depreciaci¨®n de la peseta y una pol¨ªtica monetaria m¨¢s rigurosa permitieron reducir la inflaci¨®n e invertir el signo de la balanza de pagos.

A pesar de los pactos de la Moncloa, no se consigui¨® articular una estrategia de orden global que permitiese, junto a una pol¨ªtica de rentas racional y negociada, la utilizaci¨®n de los presupuestos y de los instrumentos del Estado para fomentar la inversi¨®n, flexibilizar la econom¨ªa, diversificar las exportaciones y ampliar nuestra reducida base tecnol¨®gica. Por el contrario, el Gobierno sigui¨® aplicando parches a sectores en crisis y regalando subvenciones a empresas estatales deficitarias que manten¨ªan n¨®minas desorbitadas. El sector p¨²blico continu¨® despilfarrando fondos e incrementando sus gastos corrientes, en tanto que la recaudaci¨®n fiscal, concentrada en exceso en las cuotas de la Seguridad Social, segu¨ªa encareciendo el coste del trabajo y desanimando la ampliaci¨®n de las plantillas.

El informe de la OCDE tambi¨¦n examina las previsiones para el inmediato futuro. No se puede decir que las conclusiones sean optimistas. La subida de los precios del petr¨®leo en 1979-1980 y la recesi¨®n mundial, unidas a los espec¨ªficos problemas, espa?oles, hacen pensar a los expertos que ?no es previsible una mejora significativa en el comportamiento de la econom¨ªa espa?ola? en plazos inmediatos. Sin embargo, el informe interpreta como s¨ªntomas esperanzadores de un mayor realismo de nuestras autoridades la adopci¨®n de un programa energ¨¦tico y su r¨¢pida respuesta para trasladar a los precios interiores las alzas en los mercados internacionales de crudos. Los expertos consideran positivo el cambio de las actitudes colectivas respecto a una serie de problemas cruciales: la reducci¨®n de las presiones salariales, el est¨ªmulo a la inversi¨®n, la transformaci¨®n de la estructura del gasto p¨²blico y la disminuci¨®n de las transferencias y subvenciones. Ni que decir tiene que este diagn¨®stico, para servir de algo, precisa la voluntad de los pol¨ªticos de hacerlo operativo.