Unos veinte mil millones de pesetas de beneficios para la industria de los "recuerdos nupciales"
![Andr¨¦s Ortega](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F0f703ba3-ab63-4ec6-b2d9-16dd251eb51a.png?auth=ce4b270d36a1e6c3150defefffbeef1b3c3465890f4ad8ba827b988ccc791d51&width=100&height=100&smart=true)
Ladi Diana y el pr¨ªncipe Carlos se han convertido en un tema obsesionante, y de ello no tienen la culpa. En cuanto uno vuelve la cabeza, all¨ª, en cualquier escaparate, est¨¢ la imagen, generalmente desfavorecida y en los m¨¢s vivos colores, de la pareja principesca en platos, vasos, copas, tazas (esas mugs brit¨¢nicas de las que Woolworth ha encargado m¨¢s de 20.000), teteras, cafeteras, cucharas, cajas de cerillas, encendedores, pa?uelos, pa?os de cocina, manteles, jarrones, perchas, posters, cartas, postales, cinturones, anillos, pulseras, etc¨¦tera. Un negocio que, para el 29 de julio, fecha de la gran ocasi¨®n, se calcula habr¨¢ superado los 20.000 millones de pesetas.
Una de las ¨²ltimas chucher¨ªas que han aparecido es la carraca real, con la bandera brit¨¢nica, para hacer ruido al paso de las majestuosas carrozas. Claro que si se quieren objetos de mayor calidad tambi¨¦n se pueden encontrar un medall¨®n de oro por 360.000 pesetas.El negocio no acaba ah¨ª. El presidente de la Junta Inglesa de Turismo ha declarado que la boda reportar¨¢ unos 40.000 millones de pesetas a Gran Breta?a, a pesar de que el Ayuntamiento de Londres en manos de los laboristas desde hace unas semanas, haya decidido no asistir a la ceremonia.
Se esperan entre 600.000 y un mill¨®n de turistas para la ocasi¨®n, y no les faltar¨¢n cosas que hacer en la capital brit¨¢nica. Est¨¢n las giras privadas en Rolls Royce, o si se quiere ir con otras cuarenta personas en autob¨²s le llevar¨¢n a lugares tan apasionantes como la antigua casa de ladi Diana, en Kensington, el jard¨ªn de infancia donde trabajaba o a las tiendas donde la futura princesa de Gales se compra sus trajes, especialmente esos vestidos escotados que han encantado a los fabricantes de objetos.
Sube la Bolsa
El lord chambel¨¢n, que se ocupa de controlar la reproducci¨®n de emblemas de la familia real, parece haber perdido el control de lo que pasa, aunque sigue insistiendo en que no se deben imprimir telas con la imagen de la pareja. Los fabricantes de camisetas no han podido resistir la tentaci¨®n.En la bolsa, las acciones de todas estas empresas implicadas en la boda han subido de manera muy notable. Las compa?¨ªas de seguros tambi¨¦n se muestran muy activas, por aquello de que hubiera una mala sorpresa en el ¨²ltimo momento. Incluso la boda es una ocasi¨®n para que tres f¨¢bricas de cerveza se dispongan a lanzar al mercado varios miles de litros producidos especialmente para la gran fecha. Para todos no ha sido un ¨¦xito. Los listillos que se adelantaron a los acontecimientos -y han sido varios- han tenido que romper las tazas que ten¨ªan preparadas con las im¨¢genes de varias supuestas novias del pr¨ªncipe Carlos. Aquella empresa que sac¨® a la venta platos conmemorativos con la abad¨ªa de Westminster al fondo, y no con la catedral de San Pablo, debe de estar tir¨¢ndose de los pelos.
Por su parte, y con su caracter¨ªstica precisi¨®n y sentido del protocolo, prosiguen los preparativos de la Casa Real brit¨¢nica para la boda del heredero de la Corona. Ya se han enviado unas 2.500 invitaciones, pero a¨²n no se sabe qui¨¦n asistir¨¢, aunque se conoce una baja: B¨¢rbara Cartland, novelista y medio abuela de ladi Diana, que se est¨¢ dedicando a preparar recepciones para ricos turistas americanos. Ocho mujeres con conocimiento del protocolo han sido empleadas para escribir las invitaciones. ?No son funcionarias?, explic¨® un portavoz del lord chambel¨¢n, ?son damas que saben c¨®mo dirigirse a la gente. No son damas con t¨ªtulos nobiliarios?.
Ladi Diana saldr¨¢ el 29 de julio de Clarence House, la residencia de la reina madre, en una carroza con grandes cristaleras. Al volver de la catedral de San Pablo al palacio de Buckingham, el ya consagrado matrimonio tendr¨¢ que elegir entre dos carruajes de gala, pero esto depender¨¢ del imprevisible tiempo londinense.
El pr¨ªncipe Carlos, gran aficionado a la m¨²sica, ha seleccionado ya las piezas e himnos que en su boda tocar¨¢n integrantes de tres grandes grupos musicales del pa¨ªs: la orquesta de Covent Garden, la orquesta inglesa de C¨¢mara y la Filarm¨®nica. Tambi¨¦n ha pedido a Kiri Te Kanawa, el cantante de ¨®pera de Nueva Zelanda, que interprete un aria.
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