El sureste espa?ol, banco de pruebas mundial en la lucha contra la desertizaci¨®n
M¨¢s del 25 % de la superficie total espa?ola, un equivalente a 13.034.000 hect¨¢reas, sufre graves fen¨®menos de erosi¨®n. Otros 13.923.000 hect¨¢reas se encuentran en un proceso de erosi¨®n moderada, que podr¨ªa pasar a ser grave si no se act¨²a con urgencia. Dentro del territorio nacional existen, adem¨¢s, zonas como las,de Almeria, enclave del ¨²nico desierto europeo, que alcanzan un grado de erosi¨®n del 72,2% de su superficie. Sin embargo, el sureste espa?ol ha sido seleccionado como bando mundial de pruebas para el programa de la lucha contra la desertizaci¨®n, un fen¨®meno cada d¨ªa m¨¢s expandido en el mundo.
El suelo, base del equilibrio ecol¨®gico del planeta, se ha ido degradando lenta pero inexorablemente. El ser humano parece haber olvidado que la tierra es un organismo vivo que precisa de muchos siglos para formarse y obtener su estructura, porosidad y materia org¨¢nica. Cuatrocientos a?os, aproximadamente, necesita la Naturaleza para formar un solo cent¨ªmetro cuadrado de suelo.Toda la zona del Mediterr¨¢neo, en la que se encuentra enclavada Espa?a, presenta tambi¨¦n un alarmante riesgo de desertizaci¨®n progresiva. Tampoco hay que olvidar los inmensos desiertos rusos, que ocupan aproximadamente unos doscientos millones de hect¨¢reas ni las grandes extensiones de tierras ¨¢ridas de Arizona, Nuevo M¨¦xico y F¨¦nix, en Estados Unidos. La realidad es que el mundo, en general, sufre graves problemas de erosi¨®n, que provocan no s¨®lo la destrucci¨®n del equilibrio ecol¨®gico, sino tambi¨¦n la disminuci¨®n de los terrenos cultivables consecuentemente, la escasez de alimentos.
Es en 1970 cuando se comienza a tener en cuenta este problema a nivel mundial. Seg¨²n los expertos, en aquel a?o las tierras ¨¢ridas ocupaban un tercio de la superficie t¨¦rrestre. En 1977, durante la conferencia sobre desertizaci¨®n, organizada en Nairobi por las Naciones Unidas, se plante¨® de nuevo el ante la urgencia,de buscar soluciones para paliar los efectos de la erosi¨®n. Uno de las datos m¨¢s espeluznantes fue el hecho de que en los ¨²ltimos cincuenta a?os el,mundo ha perdido un total de superficies cultivables igual a la extensi¨®n del Cono Sur americano.
Cinco siglos de desforestaci¨®n
En poco m¨¢s de cinco siglos, Espa?a ha sugrido una desforestaci¨®n tan intensa que cuesta creer que alguna vez nuestro pa¨ªs estuviera tan cubierto de bosques para que como dec¨ªa el historiador Estrab¨®n, ?una ardilla pudiera trasladarse desde los montes c¨¢ntabros y pirenaicos hasta la vertiente meridional de la Pen¨ªnsula, sin tocar el suelo?.El proceso devastador que ha transformado nuestro suelo obedece, en primer lugar, a la conjunci¨®n de una serie de factores hist¨®ricos y culturales: las guerras; las leyes de la Mesta, por las que el ganado pas¨® a ser el bien m¨¢s importante y se arras¨® gran cantidad de bosques para convertirlos en terrenos de pastoreo, la pol¨ªtica naval espa?ola, que necesitaba grandes cantidades de madera para la construcci¨®n de barcos o la mala aplicaci¨®n de las leyes de desamortizaci¨®n de Mendiz¨¢bal, entre otras causas.
El hombre ha influido tambi¨¦n de manera determinante en el proceso. La progresiva esquilmaci¨®n que ha hecho del suelo, a lo largo de los siglos, el pastoreo abusivo, la mala utilizaci¨®n de las labores del campo, la tal incontrolada de extensas superficies forestales, los incendios, la falta de medidas de protecci¨®n y un largo etc¨¦tera de acciones irresponsables han llevado a Espa?a a ser uno de los pa¨ªses europeos con mayor ¨ªndice de desertizaci¨®n.
El proyecto Lucdeme
Ante la situaci¨®n de nuestro pa¨ªs, diversos organismos mundiales, entre los que se encuentra la Unesco, plantearon la posibilidad de llevar a cabo en nuestro territorio un plan de lucha contra la desertizaci¨®n. Para ello, se eligieron las provincias de Almer¨ªa, Granada y Murcia, por ser la zona m¨¢s afectada. Este proyecto, denominado Lucha Contra la Desertizaci¨®n del Mediterr¨¢neo (Lucdeme), pretende hacer de estas provincias un campo de experimentaci¨®n para la defensa y recuperaci¨®n de suelos erosionados. Los avances que se obtengan en este gigantesco laboratorio podr¨¢n ser utilizados en otras zonas del territorio espa?ol, as¨ª como en numerosos pa¨ªses del Tercer Mundo afectados del mismo problema.La erosi¨®n avanza en progresi¨®n geom¨¦trica; es decir, cu¨¢nto m¨¢s castigado y menos poblado de vegetaci¨®n est¨¢ un terreno, mayor es el riesgo de desertizaci¨®n. Las masas vegetales act¨²an como escudos protectores del suelo frente a la erosi¨®n h¨ªdrica y e¨®lica. Una gota de lluvia, al caer sobre un suelo desnudo, levanta part¨ªculas de tierra hasta una altura de sesenta cent¨ªmetros en un radio de noventa.
Pero la erosi¨®n del agua no termina aqu¨ª: al no encontrar resistencia vegetal o artificial, las precipitaciones se deslizan por el terreno, arrastrando la tierra qu¨¦ las gotas de lluvia, han removido previamente. A tal grado llega la cuant¨ªa de este arrastre de tierra que, en ocasiones, pone en peligro la situaci¨®n de los embalses a causa de los aterramientos. En 35 cuencas al¨ªmentadoras de los r¨ªos espa?oles, el Icona registr¨® una degraduci¨®n superior a 4.000 toneladas por kil¨®metro cuadrado y a?o; en 128, la degradaci¨®n oscil¨® entre las 2.000 y 4.000 toneladas, y s¨®lo en veintid¨®s cuencas se observ¨® una degradaci¨®n inferior a las mil toneladas al a?o.
Escudo vegetal
Tres estratos fundamentales componen el escudo vegetal del suelo: la alfombra vegetal, compuesta por l¨ªquenes, c¨¦sped y gram¨ªneas en general; los arbustos y matorrales, que son la base del tercer estrato, y los ¨¢rboles. La especie arb¨®rea m¨¢s apreciada y que aprovecha mejor el suelo en el que se asienta es la encina. Sin embargo, la recuperaci¨®n de terrenos erosionados comienza con la plantaci¨®n de alguna de las diversas especies de pino, m¨¢s duras y resistentes frente a situaciones extremas.El sureste espa?ol presenta todo el muestrario posible de terrenos erosionados, lo que se debe principalmente a sus caracter¨ªsticas clim¨¢ticas y topogr¨¢ficas. Sus desniveles de terreno son realmente importantes, con alturas m¨¢ximas de hasta 1.000 o 2.000 metros, para pasar en la cuenca mediterr¨¢nea al nivel del mar. El clima es fundam entalm ente c¨¢lido, con precipitaciones escasas e irregulares, que pueden llegar a descargar en un mes el equivalente al 50% del total de lluvia considerado como la media anual.
Los cultivos agr¨ªcolas, por otra parte, constituyen un aspecto fundamental del proceso. Los expertos afirman que ?la tierra ha de ser explotada hasta el m¨¢ximo, nunca m¨¢s?. Los cultivos rutinarios, la plantaci¨®n de ¨¢rboles, sobre todo frutales, de los que existen en Espa?a, 4,5 millones de hect¨¢reas, tendr¨ªa que realizarse en terrenos horizontales, nunca en las laderas de los montes.
Otra pr¨¢ctica que comienza a generalizarse es el aterrazado de los cultivos. Se trata de construir las llamadas terrazas y caballones, especie de escalones de tierra que frenan la fuerza de las escorrent¨ªas. Asimismo, dentro del proyecto Lucdeme, se trata de proporcionar al agricultor los medios de ayuda necesarios. Otra pr¨¢ctica aconsejada en estas zonas son los cultivos rotativos y fraccionarios. Los primeros alternan la especie cultivada en ¨¦l tiempo y proporcionan, adem¨¢s de un enriquecimiento del suelo, una protecci¨®n contra determinadas plagas. Los segundos se alternan en el espacio; es decir, se siembran franjas de trigo o cereales, alternando con plantas forrajeras. Esta medida frena la velocidad del agua y aminora, por tanto, la erosi¨®n h¨ªdrica.
Para usos agr¨ªcolas, los vertidos de aguas residuales han de atenerse a una serie de normas sanitarias y condiciones de suelo que exigen un tratamiento previo antes de ser utilizadas. Mediante estas pr¨¢cticas se eliminan posibles sustancias perjudiciales del agua, de acuerdo a las normas sanitarias del pa¨ªs. Se conservan, sin embargo, los com ponentes org¨¢nicos del l¨ªquido, que proporcionan al suelo mayor riqueza.
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