Venta ambulante
EL EJEMPLAR comportamiento del teniente de alcalde Jos¨¦ Barrionuevo, responsable de la Polic¨ªa Municipal, al extreinar el celo de las dotaciones para que erradiq¨²en la venta ambulante de objetos laudatorios de los participantes en la intentona del 23 de febrero no est¨¢ encontrando en el Gobierno la debida colaboraci¨®n.No deja de ser curioso que la venta ambulante en las calles de Madrid levantara en su d¨ªa airadas campa?as de las clases bien pensantes y sus ¨®rganos de difusi¨®n. Al grito de ?qu¨ªteme de ah¨ª, se?or alcalde, esos pordioseros! se manejaron los m¨¢s sofisticados argumentos, que iban desde la competencia desleal al peque?o comercio hasta los de contenido casi racista, cuando se criticaba el exceso de latinoamericanos exiliados o inmigrantes dedicados a esta actividad.
Ahora, sin embargo, la laya de buscones se ha lanzado a la calle para practicar esta venta ambulante, dentro de la campa?a de intoxicaci¨®n que pretende impedir la celebraci¨®n del proceso contra los militares golpistas.
Al alcalde de Madrid le pidieron que prohibiera la venta de collares, libros, pulseras y otros objetos de bisuter¨ªa. Ahora los macarras, chorizos y dem¨¢s cong¨¦neres de la delincuencia anticonstitucional han puesto un escaparate con la esfinge de quien entr¨® en el Congreso pegando tiros. Quiz¨¢ esta cuesti¨®n no merecer¨ªa mayor comentario si la Administraci¨®n central no fuera tan celosa de creer que ella sola es el Estado. Un ligero repaso el texto constitucional le llevar¨ªa a descubrir que tambi¨¦n son Estado la Administraci¨®n local y la auton¨®mica. Resulta sencillamente detestable la falta de celo y rigor del Gobierno Civil de Madrid ante hechos de este g¨¦nero, que suponen -a simple vista- una clara apolog¨ªa de quienes realizaron actos penados por la legislaci¨®n vigente. Su no persecuci¨®n por la ley es obviamente una complicidad pasiva que pone de relieve el escaso o ning¨²n respeto que el gobernador de la capital del Estado siente por la defensa de algunas cuestiones b¨¢sicas para la convivencia espa?ola.
Los gobernadores civiles deber¨ªan saber que estos vendedores de siniestros souvenirs incitan a la destrucci¨®n del orden constitucional con su procaz bisuter¨ªa. Y, adem¨¢s, no pagan impuestos, vulneran la normativa municipal de la venta ambulante, entorpecen el tr¨¢fico rodado y distorsionan la est¨¦tica urbana. Pues vaya...
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