Sin evaluaciones de COU

Me desayun¨¦ el pasado 9 de junio con el editorial m¨¢s injusto y desaforado de cuantos he le¨ªdo en estos cinco a?os de historia de EL PAIS, y me los he le¨ªdo casi todos. Me refiero al titulado ?El chantaje de los ex¨¢menes?. M¨¢s que la opini¨®n de un analista imparcial y ponderado de la actualidad nacional, parece el desahogo visceral e irreflexivo de un padre de alumno afectado por el simple retraso de una evaluaci¨®n de COU. Aunque probablemente me equivoco, pues dudo mucho de que ninguno de los editorialistas de su peri¨®dico pertenezca a los ?sectores m¨¢s pobres de nuestra sociedad?, mayoritariamente afectados por la medida, seg¨²n pontifica demag¨®gicamente y sin venir a cuento. Este chantaje, esta medida refinadamente s¨¢dica y extorsionista, esta aviesa maniobra, etc¨¦tera, no se hubiera producido si el Ministerio de Educaci¨®n no hubiera estado dando largas a la satisfacci¨®n de unas reivindicaciones que repetidamente ha venido reconociendo justas, y hubiera solucionado el problema de la discriminaci¨®n salarial del funcionario docente, base de este ya cr¨®nico conflicto en el sector, en el plazo de tres meses a que se comprometi¨® en los acuerdos que pusieron fin a la huelga del primer trimestre. Van a pasar ya seis meses y la inoperancia y marruller¨ªa de los responsables del Ministerio ha enfrentado al profesorado con el dilema de dejarse tomar el pelo una vez m¨¢s o reaccionar con el arma de la suspensi¨®n de actividades, arma que cualquier sector laboral en las mismas condiciones hubiera empleado como ¨²ltimo sistema de presi¨®n contra un patr¨®n chapucero y abus¨®n. Y da la casualidad de que la actividad laboral que el profesorado de los institutos se ve obligado a hacer por estas fechas es la evaluaci¨®n final de los alumnos.