Corriendo con la cama a cuestas.
Una casa dedicada a la venta de hamburguesas tuvo la idea. Se trataba de copiar un antiguo sistema publicitario, ya imperante en otras ciudades del mundo: una carrera de camas, en la que, por lo menos, dos de los participantes han de ser mujeres y uno ha de ir a bordo de la cama, que, con sus ruedas, se ha convertido en un improvisado veh¨ªculo. El Ayuntamiento de Madrid puso su patrocinio a disposici¨®n de los organizadores, y el vel¨®dromo popular Pr¨ªncipe de Vergara se convirti¨® durante la ma?ana del domingo en una pista dedicada a las competiciones de camas, en el m¨¢s inocente sentido. Se trataba de que el que fuera m¨¢s r¨¢pido o se presentara con el m¨¢s original disfraz ganara la competici¨®n. As¨ª de simple. Sin embargo, a la oposici¨®n ucedista en el Ayuntamiento no le gust¨® que la Corporaci¨®n, gobernada por la izquierda, se dedique a patrocinar ideas que, m¨¢s o menos populares, tienen un elemental principio publicitario.
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