Vender libertad
La otra noche, Senillosa, cenando en Balthazar, me hac¨ªa, una viv¨ªsima cr¨®nica verbal de la junta de accionistas de este peri¨®dico. Luego, los datos de esa junta se han publicado en estas p¨¢ginas. El balance, para quienes no sabemos hacer balances, es que EL PAIS ha ganado 384 millones de pesetas, en 1980, vendiendo libertad.Siempre ha cre¨ªdo uno que vender libertad era el mejor negocio literario y period¨ªstico, porque la libertad nos hace libres, porque la libertad es el v¨¦rtigo de la verdad y, principalmente, porque vendiendo libertad se gana una pela larga. Polanco y Ortega saben lo que se venden. Pero as¨ª como alguna vez hemos dicho que comprar determinado peri¨®dico es depositar un voto en el colegio electoral del quiosco, es una opci¨®n pol¨ªtica de cada ma?ana, asimismo tenemos que decir ahora que el ¨¦xito comercial de este papel, antes que un jubiloso esc¨¢ndalo financiero a favor, es el esc¨¢ndalo social de la libertad en un clima de calina gol pista, neumonella psicol¨®gica, facticismo at¨ªpico y treinta y cinco grados a la sombra de las muchachas rojas.
Quiere decirse, volviendo a la pasta fuerte, que Espa?a, este saldo de retales auton¨®micos e ideolog¨ªas ut¨®picas, se ha gastado 384 millones, as¨ª por junto y a ojo, aunque, naturalmente, son muchos m¨¢s, en libertad. Pongan ustedes que Espa?a se ha gastado, en 1980, mil millones de p¨²as en libertad, en informaci¨®n, en comprar verdades, esperanzas, propuestas c¨ªvicas, dibujos de M¨¢ximo y Peridis, editoriales de los memoriones y reportajes de Bel Carrasco. Esto tiene, ante todo, un valor pol¨ªtico, es claro. No creo que sea m¨¦rito del peri¨®dico, ni siquiera del se?orito. Creo que es la conjunci¨®n de una sociedad nueva (las hijas de las progres que am¨¦ tanto) y una nueva manera de informar. Viene la estudiante yanqui Sheri Marie Sapine Long a que le informe de lo que pasa en Espa?a:
-Mire usted, se?orita, es mejor que pregunte en el Pent¨¢gono y que se compre EL PAIS.
Triunfo va a dedicar un n¨²mero doble a la vida en provincias, y a m¨ª me parece que la vida de la provincia ha cambiado graciosamente, tras cuarenta a?os de Diputaciones/virreinato, con la llegada de este peri¨®dico a media ma?ana. EL PAIS, nacido como un vector m¨¢s de la democracia, se ha convertido en el fruto m¨¢s logrado, o casi, de la democracia misma. Ah¨ª est¨¢ la gran Prensa de toda la vida, claro, pero al balance/80 del peri¨®dico, con su Debe y su Haber, yo no puedo sino hacerle una lectura sociol¨®gica: el personal compra una nueva lectura de Espa?a (la que hace este peri¨®dico), el personal compra una nueva lectura del mundo, el personal se lee de otra forma a s¨ª mismo. El personal no ha cambiado por leer EL PAIS, sino que el peri¨®dico se ha encontrado el mercado hecho. O sea, que no ponerse estirados, ahora, t¨ªos, y el robot el que menos. Paloma San Basilio me dec¨ªa ayer, en Somosaguas, que ella es todo lo libre que se puede ser dentro de la multinacional del disco. Felipe Gonz¨¢lez acaba de reconocer que la libertad de expresi¨®n, en Espa?a, se mantiene por encima de niveles europeos. El diputado N¨²?ez Encabo (el que estaba dando el ?s¨ª? cuando entr¨® Don Nicanor tocando el tambor de la contrarrevoluci¨®n) me dice que se ocupa de la ?variante Sur? de Soria (salvar el Duero ecol¨®gica y machadianamente).
Escudero, que me llev¨® a Nueva York a vender la Constituci¨®n, quiere llevarme a Ibiza a vender desnudo. Uno est¨¢ ya reinona, pero todo sea por la libertad de costumbres. La Prensa, s¨ª, es ya noticia en s¨ª misma, casi todos los d¨ªas, porque la transici¨®n se ha hecho en la Prensa, desde ?el parlamento de papel? a la prosa seria de Tejero. Hoy es noticia este peri¨®dico, que ha vendido mil millones de pesetas en libertad informativa. Este pueblo necesita tanto la libertad que hasta la paga.
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