El caso del ministro que nunca fue al teatro
?Qu¨¦ pensar de un ministro de Cultura que jam¨¢s pone los pies en un teatro? ?Se puede ser ministro de Cultura y despreciar el teatro? Tan insoportable sacrificio le supone al ministro la asistencia a una funci¨®n, siquiera sea por realizar un gesto acorde con su cargo? ?Hay alg¨²n trauma infantil en esta recalcitrante actitud? Si a la cultura se le amputa el teatro, ?qu¨¦ haremos con la cultura y qu¨¦ con el teatro? ?Tiene algo que ver nuestro ministro de Cultura con el reci¨¦n nombrado ministro de Cultura franc¨¦s, hombre de larga y profunda formaci¨®n teatral? Si el teatro es un lujo superfluo para nuestro ministerio, ?qu¨¦ no ser¨¢n las carreras de caballos?Parecer¨ªa l¨®gico que el ministro de Cultura asistiera en alguna ocasi¨®n a alg¨²n montaje del Centro Dram¨¢tico Nacional, organismo de ¨¦l dependiente. Ni siquiera el sentido del deber ha forzado a nuestro cultural ministro a semejante heroicidad. Algo debe de haber en el hecho esc¨¦nico que le paraliza de ra¨ªz, puesto que en el f¨²tbol o en el hip¨®dromo se le ve orondo y gozoso. Pero el teatro, lo que se dice el teatro, es superior a sus fuerzas. Respetamos las fobias: ?qui¨¦n no est¨¢ preso de alguna de ellas? No obstante, siempre queda una cierta comez¨®n al pensar en este hombre bienintencionado al que un d¨ªa le colocaron de rebote el cetro de la cultura.
En un partido de f¨²tbol, el mejor ¨¢rbitro es aquel que pasa inadvertido. Nuestro ministro pasa absolutamente inadvertido en este extra?o partido de la cultura. ?Ser¨¢ ello una virtud? Algunas veces uno est¨¢ tentado de pensar que este ministro no existe, que es un invento de sus opositores. Pero ?qui¨¦n, sino ¨¦l, se gasta los millones en prestigiosos premios?
Ciertamente es un Ministerio con mala suerte. No s¨®lo recibe las raspas presupuestarlas, sino que adem¨¢s mandan a ¨¦l a personajes extremosos. Si el actual titular es como una leve sombra en la noche, el anterior era un volc¨¢n tan ruidoso y ajetreado como molesto e in¨²til. Y es que este Ministerio sirve de coartada y poco m¨¢s.
El caso es que el ministro de Cultura, por s¨ª o por persona interpuesta, parece decidido a castigar duramente al teatro. Entre sus planes, al socaire de la pobreza presupuestaria, est¨¢ el desmantelamiento del Centro Dram¨¢tico Nacional. Todo un s¨ªntoma. Esta entidad, con poco m¨¢s de dos a?os de vida, en plena fase de afianzamiento, necesitada, sobre todo, de tiempo para que sus ra¨ªces cuajaran, ha sido falazmente seccionada. ?Y qu¨¦ delito ha cometido el CDN si no es el de haber realizado algunos de los mejores montajes que se recuerdan por estos pagos? Al ministro de Cultura el CDN deb¨ªa de darle miedo o al menos repel¨²s. Pero ?qu¨¦ peligro representaban Nuria Espert, Jos¨¦ Luis G¨®mez, Ram¨®n Tamayo: un insalvable deslizamiento hacia la extrema izquierda y la subversi¨®n, una desenfrenada pasi¨®n aut¨®nomo-separatista o una tendencia hacia una acracia elitista desestabilizadora? Por favor, recapitulemos: resulta que el se?or ministro ni siquiera se dign¨® conocer personalmente a los dimitidos-implicados.
El problema resid¨ªa en el propio Centro Dram¨¢tico, porque era el germen de una instituci¨®n que habr¨ªa podido hacer mucho por el teatro espa?ol si le hubiesen dado un poco m¨¢s de tiempo y autonom¨ªa real. No quedar¨¢ m¨¢s remedio que seguir envidiando las similares entidades dram¨¢ticas inglesas, francesas o alemanas.
Y tambi¨¦n seguiremos con la sospecha de que el ministro de Cultura no existe o existe poco. El teatro continuar¨¢ as¨ª languideciendo, si acaso a ritmo algo m¨¢s acelerado. No s¨®lo el teatro oficial: al independiente tambi¨¦n le ha llegado la hora. La burocracia acabar¨¢ por hundirle entre toneladas de papel carb¨®n.
Con la marginaci¨®n del teatro por parte de la Administraci¨®n se habr¨¢ producido un ahorro presupuestario que vendr¨¢ muy bien para pagar los sueldos de los 7.000 funcionarios que habitan tan desdichado departamento, heredero de muchos lastres del pasado. Siete mil funcionarios para algo misterioso y fugaz como una leve sombra nocturna. Siete mil sueldos culturales para parir una idea tan brillante como este premio reci¨¦n instituido: I Concurso de Fotograf¨ªas y Frases Publicitarias para la Creaci¨®n y Difusi¨®n de una Nueva Imagen de la Mujer Espa?ola.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- UCD
- Opini¨®n
- I Legislatura Espa?a
- CDN
- Ministerio de Cultura
- I?igo Cavero
- Salas teatro
- Gobierno de Espa?a
- Legislaturas pol¨ªticas
- Teatro
- Ministerios
- Gobierno
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n Estado
- Espa?a
- Pol¨ªtica cultural
- Pol¨ªtica
- Legislaci¨®n
- Administraci¨®n p¨²blica
- Justicia
- Inaem
- Artes esc¨¦nicas
- Instituciones culturales
- Espect¨¢culos
- Cultura