Paco y el obispo

Se lo dec¨ªa yo la otra tarde a Jos¨¦ Miguel Ull¨¢n:-Uno, huyendo del determinismo de la novela, procura hacer libros que se contin¨²an en la vida.

Tal cual, oigan. Paco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, ministro de la cosa, personaje y persona de A la sombra de las muchachas rojas, acaba de vivir un caso que es el mejor de cuantos yo hubiera podido imaginarle en mi libro: el obispo de Toledo don Marcelo, le ha echado de la procesi¨®n, le ha echado del Corpus, le ha echado del entierro del conde de Orgaz. Lo dijo Valle-Incl¨¢n, rasc¨¢ndose el brazo que no ten¨ªa en La Granja del Henar:

-Mire usted, Umbral, el sentido tr¨¢gico de la vida espa?ola s¨®lo puede darse mediante una est¨¦tica sistem¨¢ticam ente deforinada.

Aqu¨ª estamos, deformando y deformando. Pero la naturaleza no s¨®lo imita al arte, t¨ªo Oscar, sino que lo supera. Al ministro de Justicia le ha echado un obispo de la procesi¨®n, le ha echado del Corpus, le ha echado, corno si dij¨¦ramos, de Toledo, le ha echado del heliocentrismo, que sigue siendo el sistema planetario de la Iglesia, hacia las tinieblas exteriores y el fr¨ªo del Tajo. Joaqu¨ªn Vila cuenta en Abc que los dos libros de mayor venta en la Feria del Libro hasta el momento, en que se mantiene la pugna, son el de Garc¨ªa M¨¢rquez y, el m¨ªo. Si don Marcelo.llega a echarle antes a Paco, si el Corpus llega a caer en enero, este a?o, y yo meto la noche toledana en mi libro, sin duda que le habr¨ªa comido el pan y las ventas al asombroso bo gotano.

Lorenzo L¨®pez-Sancho, en Abc, le recuerda a don Marcelo sus tiempo de obispo progre de Astorga, cuando los mineros leoneses le ten¨ªan por padre y maestro m¨ªstico. Pero el entonado sepia del Abc ya no es nada para quien vive, como el cardenal primado de Espa?a, enceguecido por el heliocentrismo toledano, que quiz¨¢ por eso lleva siempre gafas negras, obispo leproso de la lepra aurea del sol, cura vallisoletano que absolv¨ªa en misa de una, dominical, a los invictos de la capital del dolor fascista, en los 40/40.

Pacord¨®?ez vino la otra tarde a una fiesta m¨ªa, con Ramonc¨ªn, Virgilio Zapatero, Aranguren, M¨²gica, Pablo Serrano, Mar¨ªa Asquerino, L¨¢zaro Carreter, Areilza, Nuria Espert, Otero Besteiro, Jos¨¦ Hierro, Rosa Mateo, Manuel Leguineche, Carmela Garc¨ªa Moreno y tanto personal, y dijo Paco una cosa muy suya y muy de los indios:

-Dicen los indios que la naranja est¨¢ en la rama o en el suelo. Nadie la ve caer. Umbral nos ha contado la ca¨ªda de la naranja, o sea, la transici¨®n.

Los obispos est¨¢n en los altares o est¨¢n en la tierra, de poder terrenal, pero nadie les ha visto nunca caer del altar a la Banca, del cielo a las riquezas de l¨¦gamo, lodo, mundo, demonio y carne, desamortizadas por Mendiz¨¢bal. Es todo el secreto del nacionalcatolicismo: que nunca se le ve c_- y eso que siempre est¨¢ cayendo. Cayeron del cielo en la zona nacional de Franco, cayeron del antifranquismo militante en la defensa de sus colegios, sus subvenciones; sus privilegios, y nadie ha visto caer nunca la naranja de oro barroco de la Iglesia, ni el dinero que ca¨ªa en las arcas de La Rota, mientras aqu¨ª se echa a los ministros de las procesiones por divorcistas. El Corpus, con esta expulsi¨®n, me parece a m¨ª que cobra toda su magnitud nacional y heli¨®c¨¦ntrica, pregalileica, porque don Marcelo est¨¢ en lo cierto y el jueves que reluce m¨¢s que el sol es una hinchaz¨®n teol¨®gica, un d¨ªa en que el Universo vuelve a ser circular, de siete a nueve, con la Tierra en el centro y Toledo en el centro de la Tierra. En toda esa cosmogon¨ªa no cabe un se?or de gris. Los obispos tocan el cielo con la mitra. No te han echado por laico, Paco, sino por bajo.