Fiat ha dejado las manos libres a Seat para resolver el futuro
La Junta General de Accionistas de Seat conoci¨® ayer, en su reuni¨®n anual, el nuevo acuerdo firmado entre el Instituto Nacional de Industria espa?ol y la multinacional italiana Fiat. El acuerdo fue estudiado por la Comisi¨®n Delegada para Asuntos Econ¨®micos el pasado mi¨¦rcoles y, con toda probabilidad, ser¨¢ aprobado por el Consejo de Ministros en su pr¨®xima reuni¨®n. En s¨ªntesis, dicho acuerdo prev¨¦ la salida de la multinacional Fiat del accionariado de Seat, a cambio de que la parte espa?ola no lleve su litigio con la multinacional italiana ante el Tribunal Internacional de Par¨ªs.
El origen del conflicto naci¨® hace poco m¨¢s de un a?o. En el mes de marzo de 1979, en una reuni¨®n del Consejo de Administraci¨®n de Seat en la que, seg¨²n lo acordado en la Junta General de 1979, se iba a proceder a una ampliaci¨®n de capital, el socio italiano se abstuvo en la votaci¨®n. La sorpresa de la parte espa?ola fue may¨²scula, m¨¢xime teniendo en cuenta que desde hac¨ªa un a?o la multinacional italiana hab¨ªa pasado a tener el control de la gesti¨®n, dejando a Juan Miguel Anto?anzas, presidente de la empresa espa?ola, como mera figura decorativa.Al terminar el plazo para suscribir la ampliaci¨®n del capital, a la que Fiat estaba comprometida por los acuerdos firmados en junio de 1979, sin que la multinacional italiana hubiese cubierto su parte correspondiente, el INI anunci¨® su intenci¨®n de llevar el caso ante el Tribunal Internacional de Par¨ªs. Al mismo tiempo, la parte espa?ola comenz¨® la b¨²squeda de un posible nuevo socio con el que llegar a un joint venture -aventura de riesgos compartidos-.
La tirantez entre los dos grandes socios de Seat fue en aumento, aunque la multinacional italiana sigui¨® prestando ayuda t¨¦cnica y exportando coches Seat a trav¨¦s de su red comercial. Mientras, la parte espa?ola comenz¨® negociaciones con las dos mayores multinacionales del sector en Jap¨®n, Toyota -n¨²mero dos del mundo- y Nissan -en tercera posici¨®n en cuanto a cifra de autom¨®viles vendidos-
Mientras las conversaciones para poder llegar a una negociaci¨®n con Toyota o Nissan segu¨ªan lentas y dif¨ªciles -y a¨²n lo siguen hoy d¨ªa, aunque la parte espa?ola ha abierto el abanico de nuevos posibles socios-, un equipo de expertos preparaba la voluminosa documentaci¨®n que el INI tendr¨ªa que presentar en Par¨ªs. Pese a las dificultades del arbitraje, por lo complicado de la medici¨®n del da?o efectuado por la ruptura unilateral del contrato por parte de Fiat y, por tanto, de la evaluaci¨®n de las compensaciones econ¨®micas, la multinacional italiana era consciente del esc¨¢ndalo a nivel internacional que se producir¨ªa caso de verse sentada en el banquillo de Par¨ªs. Un esc¨¢ndalo que repercutir¨ªa en su imagen y, por tanto, en sus ventas, pero, sobre todo, en su situaci¨®n financiera, siempre muy delicada.
Por eso, antes de terminar el pasado a?o, viene una expedici¨®n italiana a negociar con el INI. El objetivo de Fiat es llegar a un acuerdo que evite el llevar el caso a Par¨ªs. La parte espa?ola, por su lado, es perfectamente consciente de que sacar¨¢ m¨¢s y m¨¢s f¨¢cilmente con un acuerdo mutuo negociado, fruto de la amenaza de Par¨ªs, que llevando las cosas hasta el ¨²ltimo extremo.
Una vez que los italianos sientan unas primeras bases de negociaci¨®n, una delegaci¨®n espa?ola, presidida por Carlos Espinosa de los Monteros, vicepresidente del INI, acude a Tur¨ªn a una segunda ronda de negociaciones. Pero aquellas reuniones terminan muy mal, por la intransigencia de los negociadores de la multinacional italiana. Hasta tal punto que la parte espa?ola abandona la reuni¨®n y se niega a firmar el acta de la reuni¨®n, por considerar que ni siquiera ¨¦sta se ajusta a la realidad.
La propuesta del INI, que ya tiene la mayor¨ªa del capital social de Seat despu¨¦s de la ¨²ltima ampliaci¨®n, es que Fiat renuncien a sus acciones de la empresa espa?ola como ¨²nica forma de poder realizar una operaci¨®n acorde¨®n y de, en su d¨ªa, dar entrada a un nuevo socio sin la molesta presencia de un invitado inc¨®modo. As¨ª mismo, el INI quer¨ªa garantizar las exportaciones de coches fabricados por Seat a trav¨¦s de la red internacional de Fiat -la exportaci¨®n es ahora, con la crisis de Seat, pr¨¢cticamente vital para su subsistencia-; tambi¨¦n, que la multinacional italiana rebajase en parte los porcentajes de los royalties que percibe por la venta de tecnolog¨ªa en cada coche fabricado por Seat en Espa?a y que ¨¦sta permitiese ciertos retoques y actualizaciones en los coches.
La mayor dificultad planteada por Fiat para llegar a estos acuerdos fue, siempre, a lo largo de todas las negociaciones, la de la retirada de su participaci¨®n en el capital social de la empresa espa?ola. Pes¨¦ a haber afirmado, en su d¨ªa, que su salida de Seat se deb¨ªa a la mala situaci¨®n de la misma, la multinacional italiana ten¨ªa valoradas en sus activos los casi tres millones de acciones de Seat al 300% de su valor. Corregir esta an¨®mala situaci¨®n bruscamente, como tendr¨ªa que haber hecho al vender su participaci¨®n al precio simb¨®lico de una peseta, supondr¨ªa no s¨®lo poner en evidencia la maniobra, sino incrementar fuertemente el cap¨ªtulo de p¨¦rdidas de Fiat Auto.
Para intentar presionar a los italianos, los representantes del INI en la negociaci¨®n utilizaron siempre como argumento la dura e intransigente postura del Gobierno espa?ol. De esta forma, el INI trataba de contrarrestar las extra?as posturas que, en ocasiones, llegaban a adoptar los enviados de Fiat. En una ocasi¨®n, por ejemplo, despu¨¦s de todo un d¨ªa de dura ne gociaci¨®n sobre un punto concreto, se lleg¨® a un acuerdo parcial. Acuerdo que la parte espa?ola, es carmentada, quiso que se recogiese en un acta y se firmase por ambas partes, como as¨ª se hizo.
Al d¨ªa siguiente, a las nueve de la ma?ana, comenz¨® de nuevo la siguiente ronda de negociaciones. La parte espa?ola abri¨® la reuni¨®n recordando el punto de acuerdo alcanzado la noche anterior. Inmediatamente, los representantes de Fiat negaron ese acuerdo. Superada la sorpresa inicial, se pusieron sobre la mesa los papeles firmados en la noche anterior y se le record¨® al alto dirigente de Fiat que s¨®lo hac¨ªa unas horas que hab¨ªan llegado a ese punto de acuerdo. La respuesta de ¨¦ste fue inmediata: ?S¨ª, s¨®lo hace unas horas; pero, durante ese tiempo, el mundo tambi¨¦n ha girado y cambiado?.
Acuerdo final positivo
Sea como fuere, pese a las dif¨ªciles negociaciones por el car¨¢cter de ambas partes en conflicto, al terminar el pasado mes de mayo Fiat y el Instituto Nacional de Industria alcanzaron un acuerdo final. En virtud del mismo, y pendiente de la ratificaci¨®n por parte de las dos sociedades y de los Gobiernos respectivos, especifica que la parte espa?ola renuncia a su derecho de llevar el caso ante el Tribunal Internacional de Par¨ªs. A cambio de ello, Fiat se compromete a ceder sus 2,8 millones de acciones de Seat al precio simb¨®lico de una peseta. El resto de sus acciones las vender¨¢ tambi¨¦n al mismo precio, pero con fecha de 30 de julio del a?o pr¨®ximo. Se trata, as¨ª, de no asentar de golpe en el balance de la multinacional italiana la p¨¦rdida de todo el activo.Adem¨¢s, Fiat reducir¨¢ el porcentaje de los royalties que cobra por cada uno de los coches que fabrica Seat. Esto supondr¨¢ en los pr¨®ximos cinco a?os, una econom¨ªa para Seat de unos, 5.000 millones de pesetas.
Por otra parte, y al margen de la confirmaci¨®n de los contratos en vigor hasta 1986, la multinacional italiana garantiza una importante cifra de exportaciones, a trav¨¦s de su red internacional de ventas, de coches fabricados por Seat. Seg¨²n ha podido saber EL PA?S, durante el presente a?o, Fiat comprar¨¢ a Seat no menos de 98.000 turismos, de los que 70.000 ser¨¢n del modelo Panda. El pr¨®ximo a?o, la cifra total ascender¨¢ hasta 104.000 unidades, para estabilizarse despu¨¦s en los tres a?os siguientes en 60.000 unidades totales. A cambio de ello, Seat exportar¨¢ los modelos de Fiat ¨²nicamente a trav¨¦s de la red comercial de la multinacional italiana. Es decir, que la empresa espa?ola renuncia, en virtud de este acuerdo, a hacer una guerra comercial a Fiat en los mercados internacionales.
El contrato suscrito entre Fiat y Seat prev¨¦ tambi¨¦n que la empresa automovil¨ªstica espa?ola pueda libremente realizar cambios profundos en los coches de su gama actual, y cuya tecnolog¨ªa pertenece a Fiat. Tambi¨¦n podr¨¢ crear coches enteramente nacionales. Estos coches que Seat pueda lanzar al mercado tambi¨¦n podr¨¢n ser exportados a trav¨¦s de una red comercial propia, independiente de la de Fiat, a partir del 1 de enero de 1983. El hecho de que los contratos en vigor entre Fiat y Seat tengan previsto para esa fecha la exportaci¨®n de coches Seat a trav¨¦s de la red internacional de Fiat no ser¨¢ obst¨¢culo para que la empresa espa?ola exporte tambi¨¦n estos coches propios a trav¨¦s de una nueva enteramente de Seat e independiente de la multinacional italiana.
Finalmente, la multinacional italiana reconoce en su nuevo acuerdo la libertad de Seat para buscar y negociar cualquier nuevo socio, con el que pueda alcanzar el joint venture que pretende la parte espa?ola como soluci¨®n al problema de Seat. A cambio de ello, la empresa espa?ola garantiza a la italiana que, de llegar a un acuerdo con un nuevo socio, de ninguna manera emplear¨¢ mec¨¢nicas de Fiat, si no es con la previa autorizaci¨®n de la multinacional italiana.
Mientras Fiat no desaparezca totalmente del accionariado de Seat, hecho que no se producir¨¢ legalmente hasta el 31 de julio de 1982 -cuando la multinacional italiana haya vendido las acciones que le queden entonces de Seat al precio simb¨®lico de una peseta-, la empresa de Tur¨ªn se compromete a votar favorablemente todas las propuestas que el INI haga en las juntas generales de Seat. Tambi¨¦n Fiat se compromete a no adquirir nuevas acciones de la empresa espa?ola cuando menos hasta el 31 de julio de 1983, con el fin de no entorpecer las posibles soluciones de futuro de Seat.
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