El municipio de Valdeolmos quiere dividirse en dos ayuntamientos distintos
Los dos pueblos que forman el municipio de Valdeolmos, Alalpardo y el propio Valdeolmos, est¨¢n intentando independizarse administrativamente y formar dos ayuntamientos distintos. Entre ambos, no llegan a los mil habitantes. La casa consistorial se encuentra en el primero de ellos desde hace unos cuarenta a?os, ya que anteriormente el gobierno municipal resid¨ªa en Valdeolmos, donde ?siempre ha estado el Ayuntamiento?, pero mientras se desarrollaba la guerra civil la Administraci¨®n fue trasladada a Alalpardo, distante unos dos kil¨®metros, y desde entonces la tirantez entre los vecinos, aunque la situaci¨®n no ha pasado nunca por momentos graves, ha sido patente.
Los residentes en ambos pueblos son partidarios de la separaci¨®n de las administraciones, de una autonom¨ªa de funciones de cada uno, ?y as¨ª se resolver¨¢n los problemas entre nosotros?, se?alan, al tiempo que argumentan que la independencia no va a representar un aumento considerable de los gastos, ?pues todo est¨¢ separado ya?. Seg¨²n pudo comprobar EL PA?S, en el municipio existen dos iglesias, dos escuelas, dos hermandades de labradores y ganaderos, dos equipos de f¨²tbol, dos fiestas. Cada poblaci¨®n tiene su equipamiento m¨ªnimo, y los vecinos de Valdeolmos acuden a sus servicios, y los de Alalpardo, a los suyos.?Nos tomamos los chatos juntos y mucha gente tiene parientes en el otro pueblo, pero se nota una tirantez que hace que, por lo bajo, no nos llevemos del todo bien?, manifiesta Francisco Merino, alcalde independiente, que mantiene una actitud mediadora entre ambas posturas. ?Pregunte por ah¨ª a cualquier vecino, todos le dir¨¢n que es mejor que cada pueblo tenga su propio Ayuntamiento?, a?ade, ?y tienen raz¨®n, pues todas las cosas las tenemos repetidas y el ¨²nico gasto que puede haber de m¨¢s ser¨¢ el que cada pueblo habr¨¢ de pagar a su secretario municipal. En fin?, termina, ?esto es lo que pretendemos, aunque a¨²n no hemos hecho ninguna petici¨®n oficial de separaci¨®n a la Direcci¨®n General de Administraci¨®n Local, pues estamos esperando a que se apruebe en las Cortes la nueva ley de R¨¦gimen Local, que ser¨¢ la que nos diga si podemos lograr la separaci¨®n administrativa. De momento, lo que hemos hecho es realizar una encuesta en cada pueblo, a nivel de conversaci¨®n, sin llegar a refer¨¦ndum, y no hay duda de que la gente quiere tener su Ayuntamiento propio?.
El teniente de alcalde de Alalpardo, pueblo al que pertenecen ambos, se?ala asimismo que ?todo radica en que el Ayuntamiento est¨¢ en un pueblo y el nombre del municipio es el del otro. Pero no hay grandes rencillas, no hay peleas. Los ¨²nicos problemas que tenemos surgen cuando se hace una obra en un pueblo, pues los del otro quieren otra igual. Por eso, que cada pueblo se administre lo suyo, y todos en paz?.
Los vecinos que se encuentran en la taberna donde se desarrolla la conversaci¨®n, asienten con la cabeza y un¨¢nimemente dicen que ?s¨ª, existen algunas rencillas, pero de poca importancia. Hombre, en cada pueblo hay un equipo de f¨²tbol y no pueden jugar entre ellos porque entonces s¨ª habr¨ªa problemas, pero le digo que nosotros vamos igual a ver al equipo nuestro que a ver a los de arriba. Todo est¨¢ en que cada uno quiere administrarse lo suyo y nada m¨¢s?, termina el parroquiano, mientras el due?o del establecimiento remacha: ?F¨ªjese c¨®mo ser¨¢ la cosa, que yo calculo que un 20% de los vecinos tienen alg¨²n pariente cercano en el otro pueblo?.
M¨¢s rojos que los de abajo
En Valdeolmos, el pueblo de arriba, las opiniones son parecidas, aunque hay personas que hablan de razones pol¨ªticas, en contraposici¨®n con las de Alalpardo, que niegan toda referencia a ellas. Un vecino de este pueblo indica que no se sabe bien las razones por las que durante la guerra civil fue trasladado el Ayuntamiento, aunque los viejos dicen que fue la ideolog¨ªa que exist¨ªa entre los vecinos de Valdeolmos. ?Mire, yo siempre he o¨ªdo a los viejos, los que viv¨ªan entonces, que aqu¨ª eran m¨¢s rojos; vamos, m¨¢s de izquierdas que los de abajo, y que cuando termin¨® la guerra aprovecharon y se llevaron el Ayuntamiento para all¨¢, pues la gente les era m¨¢s favorable. Pero, oiga, esto es lo que se dice, yo no s¨¦ si es cierto o no?. De todas formas, despu¨¦s de comentar las mismas aspiraciones que los vecinos de Alalpardo, el joven alude a las primeras elecciones democr¨¢ticas y se?ala que ?no s cost¨® trabajo lograr que nos pusieran una urna aqu¨ª. Antes ten¨ªamos que bajar al otro pueblo a votar. Parec¨ªa que lo hac¨ªan a mala uva. aunque el alcalde es buena persona e intenta resolver todos los problemas, sin distinci¨®n de zonas. Ahora ya podemos votar aqu¨ª?.Otro vecino se?ala que aunque el alcalde trata de ser imparcial, no lo son tanto los concejales de uno y otro sitio (hay tres en cada pueblo, en Alalpardo, al igual que el alcalde, los tres son independientes; en Valdeolmos, pertenecen los tres a UCD) y ?mientras abajo acaban de poner la luz p¨²blica y el presupuesto era para los dos pueblos los de la luz se han Ido y nos han dejado a dos velas?.
Finalmente, otro vecino de Valdeolmos se?ala que el cambio de sede municipal se realiz¨® por enga?o. ?Seg¨²n tengo entendido, a mi abuelo, que era el alcalde en aquellos tiempos, le hicieron firmar una serie de papeles, y entre ellos, sin notific¨¢rselo, le metieron el que solicitaba el cambio de sede?, termina el vecino, que se?ala que ?en aquellos tiempos la gente estaba dormida y por eso se llevaron el Ayuntamiento, pero ahora ya no, ya se sabe lo que hay que hacer y por eso reclamamos que nos den un Ayuntamiento propio?. ?O que nos lo devuelvan al pueblo?, dice uno de los concejales, ?quiz¨¢ esto ser¨¢ lo m¨¢s factible, pues creo que a lo que se tiende es a juntar pueblos y no a separarlos?.
Quiz¨¢ estas sean las verdaderas razones, pero, seg¨²n pudo observar EL PA?S, existen otros intereses econ¨®micos que pueden ser el fin ¨²ltimo del intento de separaci¨®n: la llegada de las urbanizaciones. En uno de los pueblos se empieza a construir una urbanizaci¨®n de unos doscientos chal¨¦s, cuyos habitantes pasar¨¢n a ser vecinos, en su mayor¨ªa. Adem¨¢s del dinero que revierte de la concesi¨®n de licencias de edificaci¨®n, algunos vecinos se?alan que su llegada va a doblar la poblaci¨®n y los pr¨®ximos regidores del pueblo ser¨¢n los reci¨¦n llegados, por su mayor n¨²mero de votos. En el otro pueblo tambi¨¦n esperan la llegada de otra urbanizaci¨®n. Todo se repite en el municipio. Hace unos d¨ªas, el subgobernador de Madrid, Ricardo Larrainzar, ofreci¨® la construcci¨®n de una piscina municipal. En el Ayuntamiento sugirieron que se hiciesen dos peque?as. La contestaci¨®n fue negativa. En lo ¨²nico que est¨¢n de acuerdo es no duplicar los servicios municipales. Parece que en ambos pueblos se conformar¨ªan con una mancomunidad de servicio. Ya es algo.
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