El caos de Ir¨¢n

LA ESPIRAL de la violencia se aprieta en Teher¨¢n; el atentado del s¨¢bado pasado es no s¨®lo el acontecimiento m¨¢s sangrante de la breve historia de la revoluci¨®n de ese pa¨ªs, sino uno de los m¨¢s eficaces, desde el punto de vista de su capacidad de destrucci¨®n de altas personalidades de un solo golpe, en la historia del mundo. Es, obviamente, una respuesta a la destituci¨®n y persecuci¨®n del destituido presidente Banisadr -que se supone que no ha salido del pa¨ªs, y que probablemente permanece en ¨¦l con la esperanza de que pueda invertir la situaci¨®n y regresar al poder tras la eliminaci¨®n de sus enemigos-, y a las ejecuciones sumarias de sus partidarios. Pero, a su vez, origina una furia en la ola de represi¨®n, de forma que el ciclo se devana sin un final previsible. Es dif¨ªcil utilizar la simple acusaci¨®n del terrorismo a esta indudable barbarie sin admitir tambi¨¦n, y simult¨¢neamente, que el r¨¦gimen del ayatollah Jomeini -duramente alcanzado en la persona de su hombre de confianza, el ayatoleslam Jamenei y de un alto n¨²mero de cl¨¦rigos y pol¨ªticos integristas isl¨¢micos- no ha cesado de ejercer un terror de Estado desde que se implant¨® y que no ha tenido el menor respeto a su propia legalidad. Estamos ante la ferocidad de una guerra civil en la que cada bando utiliza las fuerzas de que puede disponer en relaci¨®n con las del otro bando, sin el menor escr¨²pulo en cuanto a su alcance.Las acusaciones de Jomeini contra Estados Unidos por este atentado parecen, m¨¢s bien, la t¨ªpica reacci¨®n de los Gobiernos que no quieren reconocer la existencia nacional de una oposici¨®n fuerte; sin embargo, parecen secundadas por la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que el lunes emit¨ªa un comunicado oficioso -por la v¨ªa de la agencia Tass- denunciando a Banisadr como agente de la CIA; denuncia que se adecua m¨¢s bien con la tendencia de desviar la posibilidad de acusaciones a la URSS de los intentos de desestabilizaci¨®n, ya que las persecuciones del r¨¦gimen se est¨¢n haciendo precisamente contra militantes y simpatizantes de una izquierda laica entre los cuales figuran los comunistas. Sin embargo, esta persecuci¨®n es m¨¢s bien una utilizaci¨®n por parte del r¨¦gimen de la coyuntura de violencia ya comenzada, para librarse de toda clase de enemigos de los dirigentes religiosos y de cualquier forma de oposici¨®n, sea cual sea su origen. Es evidente que Occidente, y por tanto Estados Unidos, tenla puestas algunas esperanzas de moderaci¨®n en el r¨¦gimen de Banisadr, y que sus intentos de recuperaci¨®n del poder est¨¢n apoyados; de ah¨ª a deducir que el atentado es obra directa de Estados Unidos hay un paso demasiado largo.

El ?partido de Dios? ha sufrido un golpe muy duro con esta acci¨®n; pero no s¨®lo no lo destruye, sino que alimenta su c¨®lera sagrada. Como todo caos, el porvenir de Ir¨¢n es impredecible, a no ser que valga la predicci¨®n de que el caos se va a incrementar.