Freddy Maertens resucit¨® a los tres a?os
El caso del corredor belga Freddy Maertens, ganador ya de cuatro etapas en el presente Tour de Francia, tras su triunfo de ayer, es casi ins¨®lito en el ciclismo mundial al m¨¢ximo nivel. Aunque pocos ciclistas en la historia han mantenido siempre llena su cuenta de triunfos a lo largo de su carrera, pr¨¢cticamente ninguno ha ?resucitado? despu¨¦s de tres largos a?os de ocaso. A los 29 a?os, tras m¨²ltiples problemas f¨ªsicos -?secuelas de doping?- y personales, cuando nadie pod¨ªa esperar buenas actuaciones de ¨¦l, se ha convertido otra vez en el hombre m¨¢s r¨¢pido en la primera prueba por etapas del mundo. No podr¨¢ durar ya mucho, pero es un ejemplo m¨¢s de la perseverancia en el deporte.
Maertens, con 56 victorias en 1976 y un total superior a las 100 al terminar el a?o siguiente, lleg¨® incluso a ser comparado con Merckx. En realidad, la semejanza s¨®lo vino por su enorme n¨²mero de triunfos, que mejor¨® en cuatro -56 por 52- el anterior r¨¦cord del insaciable Eddy en una sola temporada. Sin embargo, a un flamenco que hizo historia en el deporte de las dos ruedas, discutible s¨®lo su primac¨ªa en todos los tiempos contra otro fen¨®meno, Fausto Coppi, dif¨ªcilmente pod¨ªa hacerle sombra su paisano. Aunque esprintara mejor, y hasta fuese buen contrarrelojista, no le igualaba y, desde luego, no ten¨ªa su capacidad de sufrimiento como rodador, ni la calidad ?suficiente? para la monta?a. Maertens no iba a ser nunca un gran escalador y, por ello, le iba a resultar im posible ganar un Tour o un Giro. Su capacidad, pues, se limit¨® a pruebas de menor entidad en que pod¨ªa ?compensar? las cuestas con las bonificaciones de las llegadas o en las contrareloj y, naturalmente, a los maillots verdes de la regularidad por puntos, por su facilidad en los finales de etapa.Dos a?os triunfales
Freddy Maertens comenz¨® a montar en bicicleta en 1966, a los catorce a?os. Seis despu¨¦s, en 1972, pas¨® a profesional y corri¨® su primera cl¨¢sica, la Par¨ªs-Tours. A partir de ese momento, su carrera iba a ir en constante ascenso. En 1973 se impuso ya en los Cinco D¨ªas de Dunquerque, como prueba m¨¢s importante. En 1974 gan¨® su primera Vuelta a Andaluc¨ªa -con cinco etapas-, y en 1975 la segunda, adem¨¢s de los Cinco D¨ªas de Dunquerque, otra vez, y las cl¨¢sicas de un d¨ªa Gante-Wevelgem, Par¨ªs-Bruselas y Tours-Versalles. Su primer gran a?o, sin embargo, fue 1976: campe¨®n del mundo de fondo en carretera en Ostuni, Italia, tras ser ya campe¨®n de B¨¦lgica, cerr¨® as¨ª una temporada impresionante. Volvi¨® a imponerse en la Gante-Wevelgem y en los Cinco D¨ªas de Dunquerque, adem¨¢s de la Ainstel Gold Race, el Trofeo Baracchi -con Pollentier-, el Gran Premio de las Naciones, seis etapas en la Par¨ªs-Niza y ocho, igualando el r¨¦cord absoluto, en el Tour.
Precisamente su dominio imperial en los sprints de la ronda francesa y en las contrareloj, acab¨® por confirmar su calidad. Pero los tremendos desarrollos utilizados, con el dur¨ªsimo pi?¨®n de doce dientes, empezaron a ser, al decir incluso de m¨¦dicos como el actual del Tour, doctor Miserez, su primer gran riesgo que iba a pagar muy caro. Su musculatura, muy desarrollada, pero no formada a sus 24 a?os para resistir tracciones tan grandes, iba a notarlo.
El a?o siguiente, 1977, fue el segundo triunfal de su carrera. Victorias en la Par¨ªs-Niza, Vuelta a Cerde?a, Het Volk, Semana Catalana, Vuelta a Catalu?a y Vuelta a Espa?a, donde gan¨® la etapa pr¨®logo y nada menos que doce m¨¢s, supusieron un aut¨¦ntico paseo para ¨¦l. Sin embargo, las primeras sombras del doping aparecieron cuando dio positivo tras su triunfo en la Flecha Valona, y fue descalificado. Despu¨¦s se impuso en ocho etapas del Giro, pero una ca¨ªda, cuando incluso llevaba la ?maglia rosa? de l¨ªder, le oblig¨® al abandono con una fractura en una mu?eca. Ah¨ª se confirm¨® ya su declive.
Vuelta a sus or¨ªgenes
Aunque logr¨® el maillot verde del Tour-78, ese a?o ya no fue m¨¢s que una sombra del Maertens anterior. Incluso perdi¨® una carrera circense contra un trot¨®n llamado Fakir de Vivier. Dos operaciones en 1979 en su brazo lesionado le dejaron en blanco y se fue a Estados Unidos a fin de realizarse ex¨¢menes m¨¦dicos durante un mes en Filadelfia. El Flandria, equipo belga de sus d¨ªas de gloria, se hab¨ªa olvidado de ¨¦l y sin m¨¢s aspiraciones que su nombre como reclamo, aunque no ganase garreras, le Fich¨® el modesto San Giacomo italiano. Tan modesto que s¨ª se preocup¨® de hacerle unos test f¨ªsicos, pero no de pagarle. En 1980 apenas gan¨® cinco carreras discretas, demasiado para correr casi gratis. Su salvaci¨®n ten¨ªa que volver a estar en su pa¨ªs y en el director que le llev¨® a la cumbre: Guillaume Driessens, un curioso personaje en el mundo del ciclismo.
Driessens, hombre grueso, con gafas, tiene una fama bien adquirida como especialista consumado en sacar los m¨¢ximos rendimientos a los corredores. El doping para ¨¦l, seg¨²n todos los que rodean el deporte de las dos ruedas en Europa, no tiene secretos. En este caso, aunque no se haya comprobado, como casi siempre, los rumores y el momento de la ?ca¨ªda? de Maertens -como las alternativas de Thevenet, que s¨ª lo confes¨®- coincidieron con el ?boom? de la utilizaci¨®n de la cortisona y las hormonas. Los problemas de Freddy, adem¨¢s, fueron personales, pues a¨²n ahora debe 17 millones de pesetas a la hacienda belga y fracas¨® en casi todos sus negocios. Al parecer, tambi¨¦n se dio a la bebida. Seg¨²n ha comentado tendr¨¢ que correr hasta los 40 a?os para pagar sus deudas.
Por todo ello y porque incluso esta temporada, tras ganar una etapa en la Ruta del Sol, se fractur¨® otros dos dedos en una ca¨ªda, o al salt¨¢rsele la cadena en el Tour de Flandes, y caer igualmente, sufri¨® un fuerte desgarro en el pie derecho, su resurrecci¨®n tiene m¨¢s m¨¦rito. S¨¦ptimo en la Mil¨¢n-San Remo, sigui¨® ?su misterio? al abandonar en el Midi Libre, pero tom¨® confianza en el Tour de l'Aude, previo al Tour y, ya en ¨¦ste, el segundo d¨ªa, en la primera etapa, tras la pr¨®logo, venci¨® en el primer sprint disputado en el Paseo de los Ingleses. Aun con varios kilos de m¨¢s, sin estar en gran forma, con los comentarios generales encima de que ?ha sido una casualidad?, ?no podr¨¢ repetirlo?, s¨ª repiti¨® su triunfo en la cuarta etapa, como anteayer en la decimotercera y ayer en la decimoquinta. Adem¨¢s, fue segundo en la octava y la decimocuarta, tercero en la novena; venci¨® en numerosos sprint rush, m¨¢s o menos equivalentes a las metas volantes espa?olas, y es el l¨ªder indiscutible de la clasificaci¨®n por puntos. Tambi¨¦n pudo ganar en la duod¨¦cima etapa, que terminaba en el vel¨®dromo de Roubaix.
Resisti¨®, al menos, la ¨²nica jornada monta?osa de los Pirineos y, si ahora logra pasar las cuatro etapas de los Alpes, la parte m¨¢s dura del Tour -tras la contrareloj de hoy- a¨²n le quedar¨ªan, para intentar ganar, tres etapas llanas, descontada la ¨²ltima contrarreloj del viernes 17, los d¨ªas 16, 18 y 19. No podr¨¢ alcanzar ya, con seguridad, su marca de 1976, con sus ocho triunfos, pero s¨ª habr¨¢ demostrado que la fuerza de voluntad puede enderezar una calidad cierta desviada por m¨²ltiples problemas.
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