Ama Rosa
Siempre me ha fascinado -mucho antes de que se pusiese de moda- la subcultura. Suponiendo que uno mismo no sea subcultura. (Luis Antonio de Villena ha comenzado a hacer en este peri¨®dico una cr¨®nica del music-hall muy en su punto) Bruguera, hace unos meses, me encarg¨® el pr¨®logo para una reedici¨®n de Ama Rosa.Ama Rosa, el gran serial de los tontos y lluviosos cincuenta (siempre cantando bajo la lluvia), me parece a m¨ª que no est¨¢ an mal. El pivote de mi pr¨®logo era que Ama Rosa es un personaje tan complejo como Madame Bovary. Lo que pasa es que el autor, Sautier Casaseca, no la hab¨ªa entendido. Vengo a decir, en general, que cualquier personaje es bueno, y que la complejidad o la tonter¨ªa dependen del autor. Ama Rosa, en poder de Dostoievski, Balzac o Flaubert, habr¨ªa logrado ya la posteridad de los grandes relatos televisivos, porque lo que no pod¨ªan sospechar los antiguos, es que esa posteridad tan nombrada era el palcolor. Pero lo conflictivo del caso (no hago columna si no hay caso o conflicto) es que los herederos de Sautier Casaseca me han demandado, se han querellado. Y eso que el pr¨®logo/ensayo sobre la obra de aquel escritor iba m¨¢s bien a favor de la corriente camp. Esto significa tres cosas, como siempre. (Todo se divide entre categor¨ªas, gracias o personas, porque es lo que hacen los otros y porque no tiene uno la cabeza para mayores mafeos.) Primeros que los herederos de aquel fecundo escritor radiof¨®nico conservan la autoridad inercial de los 40/40 y creen que el occiso es intocable. Segundo, que les molesta mi firma avalando la obra mayor de Sautier, Tercero y principal: que no han entendido el pr¨®logo.
Andr¨¦s Amor¨®s inici¨® ins¨®litamente su carrera acad¨¦mica con un ensayo sobre Cor¨ªn Tellado. Cor¨ªn Tellado tiene un hijo que le pide mil p¨²as diarias para gastos y passa de los espiritualismos literarios de mam¨¢. La novela rosa y el serial radiof¨®nico fueron la televisi¨®n de la Espa?a pretelevisiva y pro/Eisenhower. Querellarse por un pr¨®logo/cr¨ªtica literaria no es subcultura, sino, sencillamente, incultura. Yo no me querello con mis detractores, sino que les dedico mis obras eviternamente incompletas, porque creo, como Cela, que son quienes m¨¢s me han ayudado. Dec¨ªa Men¨¦ndez Pelayo que el detractor no es sino un admirador inverso. Sosten¨ªa uno en el tal prologuillo que Sautier, Casaseca, pese a estar absolutamente identificado con el eterno moral, social y pol¨ªtico del franquismo, no pod¨ªa, como escritor a lo ancho -aunque tan mediocre- evitar que se le filtrase la realidad nacional en sus folletines: doble moral de la clase dominante; esclavitud aceptada de buena gana por los esclavos -Ama Rosa-, lo que supone la frontera diab¨®lica de la esclavitud y el sempiterno vivan las caenas; gravitaci¨®n de la censura, que, desechando lo que en el contexto de la novela hubiera sido un hijo natural (Javi, hijo de Ama Rosa), impone la donaci¨®n de una madre rica y frustrada del hijo leg¨ªtimo de una pobre, lo que supone una monstruo sidad social mucho m¨¢s alarmante. (Hermanos/ amantes de Mogambo.) Pienso que Bruguera ha acertado, porque lo camp y el revival son un consumismo, pero pienso tambi¨¦n que son una trampa (los Topolino me env¨ªan su ¨²ltimo disco) porque nos tranquilizan con la devoraci¨®n de cad¨¢veres exquisitos, cuando en verdad, esos cad¨¢veres est¨¢n muy vivos y Ama Rosa tendr¨ªa hoy el mismo ¨¦xito que en los cincuenta, ya que nadie ha mejorado el tono cultural de los espa?oles (las recent¨ªsimas declaraciones de Cavero, ministro de Cultura, le delatan como uno m¨¢s).
La literatura es opinable, cosa que mis querellantes no saben. Pero de pronto he comprendido, por sus deudos, que Ama Rosa era verdad. Y lo sigue siendo.
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