El Nobel sufre un robo en la catedral
Estaba tan feliz Czeslaw Milosz, el premio Nobel de Literatura polaco, contemplando la belleza inigualada de la catedral de Barcelona, que no pod¨ªa imaginarse que en ambiente tan poco propicio para descuidar lo ajeno alguien le afanara su cartera.Y alguien se la afan¨®, cuidadosamente, casi con tanta sutileza como la que usa ¨¦l para escribir los versos del exilio y el reino, en Estados Unidos.
El autor polaco est¨¢ en Barcelona como una etapa m¨¢s de su viaje por Espa?a, adonde ha venido invitado por Tusquets Editores, la empresa que publica en este pa¨ªs las obras del autor de El pensamiento cautivo.
Era dif¨ªcil que Czeslaw Milosz atinara a defenderse del ladr¨®n porque no fue un robo internacional el sufrido por el escritor, sino uno inventado para andar por casa. Y un premio Nobel no est¨¢ preparado para este tipo de sus tos en pa¨ªses ajenos.
El acontecimiento sucedi¨® as¨ª: el escritor, que se aloja en el hotel Col¨®n, de la Ciudad Condal el mismo al que iba a tomarse unas copas por las tardes Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez cuando viv¨ªa en Barcelona, como era demasiado temprano como para cumplir ese rito, y adem¨¢s no est¨¢ comprobado que el escritor beba por las ma?anas, Milosz decidi¨® dar un paseo, cruzar la calle y contemplar la fachada de la catedral.
Mientras admiraba los viejos muros del templo, Czeslaw Milosz sufri¨® el truco del helado: alguien se le acerc¨®, arroj¨® sobre la chaqueta del Nobel un helado, como en un descuido, y luego se precipit¨® en su ayuda, para limpiar la ropa del escritor de la mancha de la g¨¦lida vainilla. La mancha no desapareci¨® del todo, pero en el amable forcejeo la cartera pas¨® a pertenecer al ladr¨®n.
No hab¨ªa dinero, es verdad, lo que elimina dramatismo a la situaci¨®n. Pero estaban el pasaporte y otros documentos. El Nobel, que tiene la nacionalidad norteamericana, fue tranquilizado pronto por las autoridades consulares estadounidenses, que le dieron de inmediato otro pasaporte. Las tarjetas de cr¨¦dito que llevaba el escritor tambi¨¦n volaron, pero la identificaci¨®n de sus claves impedir¨¢ que el ladr¨®n las tenga todas consigo. De momento habr¨¢ ganado lo que valga la cartera.
Despu¨¦s del incidente, Czeslaw Milosz mostr¨® el mismo sentido del humor que ha mostrado siempre, y elogi¨® la catedral de Barcelona. No fue un robo g¨®tico el que sufri¨®. Por la reacci¨®n que tuvo, la acci¨®n del ladr¨®n le dej¨® m¨¢s bien fr¨ªo. Y manchado de vainilla.
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