La carrera a pie, entre la man¨ªa y la necesidad
No existe mejor ejemplo de c¨®mo ha cambiado el sentido del deporte en la actualidad, que el ¨¦xito creciente de las carreras y maratones populares en tantas ciudades y pueblos espa?oles, actividad con la que nos hemos incorporado a una forma de entender el deporte que comienza a difundirse en los pa¨ªses m¨¢s industrializados a finales de la d¨¦cada de los sesenta, y que llega a Espa?a con un cierto retraso a finales de los setenta, consolid¨¢ndose lo que en otros pa¨ªses se ha dado en llamar la carrera-man¨ªa.Si alguien se hubiese atrevido a afirmar, no digo hace veinte a?os, sino tan s¨®lo hace diez a?os, que iban a inscribirse para correr sin descanso, por las calles de una ciudad espa?ola, durante varias horas, unos cuantos miles de personas, se le habr¨ªa tachado inmediatamente de loco o, simplemente, de desconocedor del ?car¨¢cter y forma de ser? de los (as) espa?oles (as).
Atraso respecto al deporte popular
Pero en esto, como en otras cosas, los espa?oles no somos tan diferentes de otros pueblos occidentales. Ha bastado que se alcanzasen ciertas cotas de desarrollo industrial y bienestar econ¨®mico, que las grandes ciudades espa?olas comenzasen a mostrar su hosco semblante de poluci¨®n, congesti¨®n de tr¨¢fico y proliferaci¨®n de barrios-colmenas, y a que las condiciones pol¨ªticas favoreciesen la existencia de un sistema de amplias libertades ciudadanas, para que un nutrido y pionero grupo de espa?oles y espa?olas se inscribiesen en las maratones Populares, que comienzan a celebrarse en Espa?a a partir de 1977, coincidiendo pr¨¢cticamente con la puesta en marcha de la reforma pol¨ªtica y democr¨¢tica.
El aparente retraso del deporte espa?ol en incorporarse al movimiento popular se explica, en mi opini¨®n, no tanto como consecuencia de nuestra pretendida apat¨ªa por el deporte como por la tardanza en alcanzar el nivel industrial y urbano que diferencia a un pa¨ªs desarrollado de otro que se encuentra todav¨ªa en trance de serlo. Espa?a, pa¨ªs industrializado y desarrollado a partir de principios de los a?os setenta, e incorporado al sistema de libertades pol¨ªticas occidentales a partir de 1977 presenta, s¨®lo desde entonces, las condiciones necesarias y suficientes para que surja con fuerza, rompiendo moldes y estructuras oficiales y tradicionales el deporte popular de masas.
Pero, de entre todas las manifestaciones deportivas populares que son caracter¨ªsticas de nuestra civilizaci¨®n actual, las carreras a pie, bien en forma de actividad espont¨¢nea que se puede ejercitar en cualquier parque p¨²blico e ¨ªncluso, en la calle, o bien en forma de carreras organizadas a nivel popular, se destacan como el tipo de pr¨¢ctica deportiva por excelencia para los sectores m¨¢s amplios y variados de la sociedad. J¨®venes y viejos, hombres y mujeres, altos y bajos, ni?os y ni?as, personas de figura atl¨¦tica y otras con figura menos vistosa, han comenzado a participar, en n¨²mero creciente, en carreras con recorridos de hasta los 42 kil¨®metros de la marat¨®n, con id¨¦ntido entusiasmo.
Reacci¨®n frente a la vida automatizada
?Qu¨¦ tiene la carrera a pie que la ha convertido en una pr¨¢ctica deportiva tan popular? Yo dir¨ªa, en primer lugar, que su naturalidad y su sencillez. Se trata de una especie de reacci¨®n frente a la vida automatizada y como sobre ruedas en la que nos movemos habitualmente, sobre todo en las grandes ciudades, aunque tambi¨¦n vaya alcanzando a las zonas rurales tal estilo de vida.
La persona que se pone a correr un rato despu¨¦s de haber estado todo el d¨ªa trabajando en un lugar cerrado, bien sea oficina, taller o nave industrial, o de haber estado traslad¨¢ndose de un sitio para otro montado en su coche, no s¨®lo est¨¢ haciendo algo muy positivo por su salud y forma f¨ªsica, sino que tambi¨¦n est¨¢ teniendo -y disfrutando de- unas sensaciones que para la mayor¨ªa de las personas adultas est¨¢n casi olvidadas. El placer de desplazarse r¨¢pidamente sobre las propias piernas, sin ayuda de ninguna m¨¢quina ni artilugio mec¨¢nico es, probablemente, una de las satisfacciones m¨¢s sencillas, espont¨¢neas y profundas que se pueden experimentar.
Deporte ?agradecido? por facilidad de adaptaci¨®n
La sensaci¨®n de libertad y de plenitud f¨ªsica que siente el corredor m¨ªnimamente entrenado es otra de las claves del ¨¦xito popular de la carrera a pie. Al tratarse de uno de los deportes m¨¢s. agradecidos, en el sentido de la facilidad de adaptaci¨®n que presenta, el practicante novel que inicia sus carreras con un cierto temor de fatigarse de inmediato, de no poder correr seguido mucho tiempo, descubre muy pronto con alegr¨ªa que cada d¨ªa de entrenamiento que pasa es capaz de correr mas tiempo, m¨¢s largo y m¨¢s r¨¢pido. Paulatinamente, va sintiendo el placer de controlar y dominar su zancada y su propiarespiraci¨®n. R¨¢pidamente ser¨¢ capaz de entablar di¨¢logo con sus acompa?antes de carrera, incluso de ir bromeando, sin dejar de correr y sin el temor de fatigarse al hablar.
Existe otra cualidad que contribuye a hacer tan atractiva la carrera a pie. Se puede practicar en solitario bien porque nos apetezca la soledad o simplemente porque s¨®lo se dispone de un rato para corretear y no hay en ese momento un amigo que nos pueda acompa?ar-, o bien se puede correr en grupo. Los corredores que se re¨²nen en el parque o en el recinto deportivo, encuentran la oportunidad de hacer nuevos amigos, de reforzar antiguos lazos de amistad, de cambiar el ambiente cotidiano, familiar y laboral, por uno diferente y, en cierto modo, excitante.
Capacidad de superaci¨®n ante uno mismo
A la capacidad de esparcimiento y de establecer nuevas relaciones sociales que contiene la carrera a pie en grupo, se une la posibilidad de satisfacer el propio af¨¢n de superaci¨®n. Una de las claves del ¨¦xito de las maratones populares es la oportunidad que brindan a cada uno de los participantes de superarse, limpiamente, ante s¨ª mismo. No se trata en este caso de establecer nuevas plusmarcas, tal como ocurre con el deporte de alta competici¨®n, sino de ser capaz de correr en un poco menos de tiempo que el empleado en la carrera anterior. De terminar la carrera menos fatigado que la vez pasada, de haberle aguantado el ritmo de carrera al amigo que hasta hace poco nos dejaba desc Olgado. Se trata, pues, de una serie de peque?as satisfacciones personales, cuya suma hacen de la carrera a pie el deporte m¨¢s asequible, natural y divertido de los que puede practicar cualquier persona que tenga la voluntad y las ganas de hacerlo.
Por todo lo dicho anteriormente, ?no les parece que m¨¢s que hablar de la carrera-man¨ªa, habr¨ªa que hablar de la necesidad y del placer de correr?
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