El susto del IVA
EN LA AZAROSA marcha hacia el Mercado Com¨²n nuestros negociadores se encuentran perennemente con nuevos obst¨¢culos. Ahora el ministro de Asuntos Exteriores, P¨¦rez-Llorca, ha tropezado con el Impuesto sobre el Valor A?adido (IVA). Un impuesto indirecto semejante al Impuesto de Tr¨¢fico de Empresas (ITE), pero m¨¢s grande. En Francia supone alrededor del 20% del precio de venta de muchos productos. Este impuesto grava el valor a?adido de cada fase de producci¨®n (el fabricante de autom¨®viles, por ejemplo, paga un valor de cien unidades por los diversos materiales, inclu¨ªdos impuestos, que transforma en un autom¨®vil, cuyo precio final antes del impuesto es de doscientas unidades. Con la diferencia de cien unidades paga los salarios, t¨¦cnicas, organizaci¨®n, en definitiva, el coste del valor a?adido del autom¨®vil. El impuesto se aplica precisamente a ese valor a?adido de cien unidades de modo que el precio final del autom¨®vil, inclu¨ªdo ya el IVA, ser¨ªa de 220 unidades (doscientas m¨¢s el 20% sobre las cien unidades del valor a?adido). El IVA se desgrava cuando el producto se destina a la exportaci¨®n, dado que en el pa¨ªs receptor est¨¢ sometido a un impuesto equivalente. Los productos extranjeros importados tambi¨¦n est¨¢n sujetos al pago del IVA, ya que de otro modo gozar¨ªan de una situaci¨®n de privilegio.El IVA es pr¨¢cticamente el ¨²nico impuesto indirecto (es decir, los que gravan al producto y no a la renta de las personas f¨ªsicas o a los beneficios de las personas jur¨ªdicas) en los pa¨ªses de la CEE. En Espa?a existen diversos impuestos indirectos (ITE, Transmisiones, Lujo, Impuestos Especiales, etc¨¦tera), y su incidencia global en, cada mercanc¨ªa corresponde te¨®ricamente al llamado ?Impuesto de Compensaci¨®n de Grav¨¢menes Interiores? (ICGI), que, con independencia del arancel, grava a las, mercanc¨ªas importadas. Cuando se venden al extranjero se devuelven al exportador esos impuestos a trav¨¦s de la desgravaci¨®n fiscal. Anteriormente, Alemania e Italia ten¨ªan un sistema equivalente. Los italianos conocen, por experiencia, que es muy dif¨ªcil llegar a c¨¢lculos precisos que engloben los diversos impuestos; caben, as¨ª, primas o subvenciones encubiertas en determinados casos. Por este sencillo motivo, los negociadores comunitarios anunciaron ya en tiempos de la firma del Acuerdo Preferencial Espa?a-CEE, en 1970, la conveniencia de adaptar nuestro sistema fiscal al IVA.
Adem¨¢s del aviso comunitario exist¨ªan otras buenas razones. Por un lado, las reglas que regulan la competencia internacional, elaboradas por los pa¨ªses m¨¢s ricos, discriminan en contra de quienes disponen de sistemas fiscales equivalentes al nuestro. Muchos de los peque?os disgustos que nos han dado las autoridades aduaneras norteamericanas se han debido a esta desconfianza sobre subvenciones potenciales encubiertas en cualquier exportaci¨®n espa?ola que se mostrase enojosamente competitiva.
Pero la raz¨®n fundamental para haber iniciado hace ya a?os el cambio no es otra que la propia discriminaci¨®n que hace nuestro sistema impositivo contra la contrataci¨®n de mano de obra v¨ªa pago de la cuota de la Seguridad Social. Entre dos empresas que fabriquen con los mismos costes un producto igual, la que emplee m¨¢s mano de obra est¨¢ fiscalmente penalizada. Al comienzo de los setenta se puso de manifiesto la urgente necesidad de reducir las cuotas de la Seguridad Social y establecer un impuesto sobre el Valor A?adido que compensase al erario p¨²blico las p¨¦rdidas de recaudaci¨®n por ese concepto. Se habr¨ªan evitado as¨ª discusiones internacionales y, al mismo tiempo, se habr¨ªa favorecido la contrataci¨®n de trabajadores. Pol¨ªticamente, estas modificaciones carec¨ªan del atractivo de la reforma tributar¨ªa, pero visto lo ocurrido con el incremento de las cuotas de la Seguridad Social y el dram¨¢tico aumento del paro se comprende la frivolidad de no haberse detenido a escuchar aquellas recomendaciones.
El ministro de Asuntos Exteriores, P¨¦rez-Llorca, se ha encontrado ahora, en Bruselas, con el susto de esta nueva dificultad: para entrar en la CEE hay que implantar el IVA. Pero, afortunadamente, el presidente del Gobierno, Calvo Sotelo, nos ha consolado desde M¨¦xico anunciando que el se?or Mitterrand le hab¨ªa dicho que no har¨ªa del IVA una cuesti¨®n de principio sobre nuestra entrada en la Comunidad. No sabemos si tendremos que felicitamos o no, porque lo deseable ser¨ªa una pronta y clara revisi¨®n de un sistema impositivo que penaliza el empleo y discrimina en favor de unas producciones y, por tanto, en contra de otras. En ¨¦pocas de altas oscilaciones de los tipos de cambio, pensar en que las hipot¨¦ticas subvenciones encubiertas determinan la marcha de nuestras exportaciones es una absoluta ingenuidad. Lo ¨²nico que provocan son perjuicios a la asignaci¨®n m¨¢s racional de nuestros propios recursos. Los sustos y los consuelos de nuestros pol¨ªticos por el tema del IVA carecen, as¨ª, de significado. Lo dificil sigue siendo elegir si es ahora la gran ocasi¨®n para entrar en la CEE y, sobre todo, cu¨¢l es la estrategia que le conviene a un pa¨ªs necesitado de inversiones extranjeras para diversificar y ampliar su modesto equipo industrial y comenzar a absorber r¨¢pidamente el gran ej¨¦rcito de parados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.