70.000 puestos de trabajo y casi 600.000 millones de pesetas, son los costes de una industria competitiva para el futuro
El pasado d¨ªa 10 de junio, viernes, el Bolet¨ªn Oficial del Estado recogi¨® el real decreto-ley sobre medidas para la reconversi¨®n industrial. Criticado desde todos los ¨¢ngulos -de ¨¦l se ha dicho que expresa toda una filosof¨ªa de intervenci¨®n o que es tan ambiguo que pueden darse presiones incontenibles-, el texto, dicen sus redactores, supone la formulaci¨®n de una apuesta de futuro para la industria espa?ola; los detractores insisten en que el Estado, cuando asigna recursos, se equivoca con frecuencia. S¨®lo el tiempo demostrar¨¢ la beneficencia o maldal de la iniciativa del Ministerio de Industria y Energ¨ªa.El Ministerio de Industria, padre de la idea y del neologismo -la palabra reconversi¨®n no figura en el diccionario de la Real Academia de la Lengua-, parti¨® para redactar el real decreto-ley de una realidad constatada: la actividad industrial en nuestro pa¨ªs est¨¢ amenazada por dos crisis, una de demanda y otra de oferta, que pueden estrangular, ahora incluso, toda la actividad.
Espa?a no est¨¢ fuera del alcance de la recesi¨®n que campea por las econom¨ªas occidentales. Todo lo contrario, y un bot¨®n de muestra es suficiente. A mediados de la pasada d¨¦cada, los equipos al servicio del Ministerio de Industria previeron que Espa?a, en los a?os 1980-1982 iba a consumir de dieciocho a veinte millones de toneladas de acero. Hoy, Espa?a consume siete millones de toneladas al a?o. Hasta aqu¨ª, en esencia, el l¨¢tigo de la crisis de demanda.
La crisis de oferta es efecto de la anterior. En la actualidad, la capacidad. productiva de la industria espa?ola, en parte debido a la acci¨®n concertada emprendida en 1974, es muy superior a la existente cuando se formularon las previsiones de demanda para el comienzo de la d¨¦cada de los ochenta. De todo ello se deriva un exceso de producci¨®n que no tiene salida en el mercado. En resumen, este es el l¨¢tigo de la crisis de oferta. Al lado de estas dos fuerzas asfixiantes se alinea una tercera cuyos coletazos se adivinan en un horizonte pr¨®ximo. El futuro econ¨®mico espa?ol est¨¢ orientado a pasar por el tamiz de la Comunidad Econ¨®mica Europea, lo que significa luchar a pecho descubierto con una industria m¨¢s desarrollada y depositaria de unos costes de producci¨®n m¨¢s racionales, es decir, enfrentarse a una competencia leal, s¨ª, pero feroz.
Tres opciones
?Qu¨¦ hacer ante este turbulento panorama? Entre las soluciones cl¨¢sicas, una predica la conversi¨®n del mercado en ¨¢rbitro del futuro de las empresas. Pero el Ministerio de Industria consider¨® en su momento que en el empe?o caer¨ªan no s¨®lo las peores sociedades, sino que se perder¨ªan algunas que pudieran ser viables, e incluso aquellas que resistieran el embate podr¨ªan llegar al final del camino debilitadas.
Otra de las soluciones cl¨¢sicas es la planificaci¨®n, el intervencionismo estatal a ultranza. Opci¨®n que desde el principio rechaz¨® el Ministerio de Industria por no ajustarse a la letra y esp¨ªritu de la Constituci¨®n Espa?ola y por quebrar la propia filosof¨ªa de UCD. As¨ª las cosas, el Ministerio de Industria y Energ¨ªa se propuso torcer por la calle de en medio y apoyar a los sectores y empresas en crisis en dos etapas. En la primera, tratar¨ªa de sanear la situaci¨®n empresarial para conseguir una productividad y unos costes de producci¨®n y financieros competitivos. En la segunda, se ayudar¨ªa a la empresa para que pudiera incorporarse al ritmo de los competidores gracias a nuevos procesos de inversi¨®n.
?Objetivo final y motor de la reconversi¨®n industrial? Mantener empresas y puestos de trabajo con cierta visi¨®n de futuro, aunque para ello haya que acudir a m¨¦todos traum¨¢ticos. Frente a un ma?ana incierto, el Ministerio espera tener un p¨¢jaro en mano y no ciento volando, es decir, menos empresas, pero m¨¢s fuertes. Los responsables del real decreto-ley sobre medidas para la reconversi¨®n industrial responden con una pregunta cuando se les plantea la eficacia que pueda tener la norma. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si no se hiciera la reconversi¨®n?
En el real decreto-ley sorprende la ausencia de definici¨®n sobre los sectores y empresas en crisis. En el texto se habla con vaguedad de ?en aquellos sectores industriales de inter¨¦s general que atraviesen situaciones de crisis de especial gravedad?.... ?en aquellos sectores b¨¢sicos en los que concurran circunstancias especiales? o ?la declaraci¨®n de un sector en reconversi¨®n ser¨¢ considerada como causa tecnol¨®gica o econ¨®mica?. ?Qui¨¦n decide la condici¨®n de sector b¨¢sico en crisis o empresa en crisis? En principio, una comisi¨®n interministerial que preside el propio ministro de Industria y componen los subsecretarios de Econom¨ªa, Presupuestos, Trabajo e Industria. Los criterios que esta comisi¨®n baraja para proceder a la declaraci¨®n formal de sector o empresa en crisis se refieren a la importancia econ¨®mica y social que tenga el sector o la empresa, su peso espec¨ªfico industrial, su actividad exportadora, su interrelaci¨®n con otros sectores y la posible incidencia que sobre su futuro pueda tener el ingreso de Espa?a en la CEE. Hasta la fecha son once los sectores y empresas que entran en la calificaci¨®n de en crisis y sobre los que existe acuerdo para proceder a su reconversi¨®n o se encuentran en pleno proceso de reconversi¨®n: siderurgia integral, aceros especiales, aceros comunes, grandes astilleros, peque?os y medianos astilleros, textil, papel, electrodom¨¦sticos, bienes de equipo, forja pesada y FEMSA-Robert Bosch. El sector del calzado llega a la reconversi¨®n a partir de una resoluci¨®n parlamentaria aprobada el 6 de junio de 1980.
M¨¢s de medio mill¨®n de trabajadores afectados
Seg¨²n estimaciones previas, el proceso de reconversi¨®n de los mencionados sectores puede afectar a 7.500 empresas y una plantilla de 621.096 trabajadores, aproximadamente. El excedente laboral est¨¢ previsto que alcance del 10% al 12,3% de las plantillas totales, es decir, entre 62.000 y 76.000 trabajadores.
El coste total de la operaci¨®n se cifr¨®, en su d¨ªa, en 570.000 millones de pesetas, de los cuales 230.000 ir¨ªan a cargo de los Presupuestos Generales del Estado y los 340.000 derivar¨ªan de cr¨¦ditos y avales.
El per¨ªodo de tiempo para la reconversi¨®n var¨ªa de tres a cinco a?os. Para 1983 est¨¢. previsto que concluya la de grandes, peque?os y medianos astilleros y Femsa-Robert Bosch; para 1984, la de aceros especiales y bienes de equipo; para 1985, la de la siderurgia integral y electrodom¨¦sticos, y para 1986, la del sector textil y del papel.
Sobre las mesas de negociaci¨®n hay en la actualidad extendidos cinco documentos de trabajo para los sectores de grandes, peque?os y medianos astilleros, textil, calzado y Femsa-Robert Bosch, que englo-
ban un total de 8.633 empresas y afectan a 530.900 trabajadores.
A tenor de las diferencias habidas en los ¨²ltimos encuentros entre las partes y lo avanzado del presente mes de julio es posible que en todos los casos se posponga el acuerdo Final para el mes de septiembre.
En opini¨®n de las centrales sindicales, la Administraci¨®n tiene prisa por poner en marcha un plan de reconversi¨®n, raz¨®n por la que fuerza el ritmo de las negociaciones o incluso amenaza con la publicaci¨®n de un decreto-ley que establezcan el plan en un sector espec¨ªfico como el textil. En el fondo, los problemas que alejan las voluntades de las partes se pueden resumir en la gesti¨®n de la reconversi¨®n, el control del dinero p¨²blico y aspectos espec¨ªficos sobre flexibilizaci¨®n de plantillas.
Respecto a la gesti¨®n del plan de reconversi¨®n, los empresarios creen notar en el ¨¢nimo de las centrales sindicales un intento de participaci¨®n en la decisi¨®n que ata?e ¨²nica y exclusivamente al empresario. Los sindicatos, por su parte, argumentan que la reconversi¨®n se va a realizar en una gran parte gracias al dinero p¨²blico, al dinero de todos, lo que da derecho a una opci¨®n en la gesti¨®n. Sobre los fondos p¨²blicos, los sindicatos intentan participar en el control de cuant¨ªas y destinos del mismo. En este punto es la Administraci¨®n quien se opone a esa voluntad por entender que a ella corresponde la facultad de gobierno y, por tanto, de decisi¨®n sobre la materia.
Plan para el sector textil
El estudio y negociaci¨®n del plan de reconversi¨®n del sector textil se inici¨® el pasado 25 de junio. Los antecedentes del mismo son una petici¨®n formal de Comisiones Obreras en el a?o 1977 y una reuni¨®n promovida por la Administraci¨®n el pasado verano, donde se decidi¨® que deber¨ªa redactarse un plan que permitiera a las empresas espa?olas acceder a una competitividad hoy inexistente. El textil, en la actualidad, se caracteriza por una brutal competencia exterior que aprovecha unos costes de producci¨®n baratos en centros localizados en el Tercer Mundo de forma prioritaria, unos costes financieros y laborales enmarcados en la banda alta de los pa¨ªses industrializados, una atomizaci¨®n industrial tradicional, una tecnolog¨ªa en general atrasada y una ca¨ªda considerable de la demanda. En frase gr¨¢fica de un empresario, hace unos a?os el espa?ol cambiaba de traje porque estaba pasado de moda, y hoy lo hace porque el traje lo tiene roto.
Se calcula que est¨¢n inscritas en el sector 7.200 empresas, que dan ocupaci¨®n a 420.000 trabajadores. Las partes que negocian el plan todav¨ªa no han cuantificado el n¨²mero de trabajadores que desplazar¨¢ la reconversi¨®n, aunque desde el principio se tom¨® como sugerencia de trabajo un porcentaje del 10%, es decir, 42.000 trabajadores, en su mayor parte ocupados en la industria de cabecera.
El plan prev¨¦ una inversi¨®n de 105.000 millones de pesetas de 1980 para renovaci¨®n de maquinaria -75.000 para la industria de cabecera, 10.000 para el sector qu¨ªmico y 20.000 para la confecci¨®n-, 12.000 millones para saneamientos financieros y 10.000 para estructuras comerciales.
Las partes que negocian el plan mantienen sustanciales diferencias. Al margen de los despidos, cuyo n¨²mero a¨²n no est¨¢ cuantificado por la atomizaci¨®n del sector, los sindicatos denuncian que la Administraci¨®n no ha realizado un estudio de marketing para conocer cu¨¢les son las necesidades textiles en el mercado exterior y de esa forma, decidir cu¨¢l debe ser la producci¨®n nacional. Asimismo, acusan a los empresarios, representados por el Consejo Intertextil, de no querer programar el futuro de la empresa.
Respecto a la pretensi¨®n de la patronal Intertextil de introducir el automatismo en el expediente de regulaci¨®n de empresa, los sindicatos exiaen que todo expediente sea ratificado por los representantes sindicales.
Para el cuarto turno solicitado por los empresarios, los sindicatos piden compensaciones de jornada -reducci¨®n de horas- y empleo -que el cuarto turno ocupe a nuevos trabajadores-. Sobre el trabajo clandestino hay conciencia general de que es harto dif¨ªcil cuantificarlo.
Las centrales sindicales tampoco aceptan el mantenimiento del Plan de Reestructuraci¨®n antiguo y demandan una participaci¨®n en el control de los fondos p¨²blicos que la Administraci¨®n no est¨¢ dispuesta a consentir.
Por lo que respecta a salarios y jornada, los sindicatos, dada la duraci¨®n del plan -cinco a?os-, prefieren mantener una inc¨®lume reserva. Entienden las centrales que es un plazo demasiado largo para cuantificar ahora los incrementos salariales. Este punto concreto puede retrasar un acuerdo final sobre el plan hasta el mes de septiembre. Por ¨²ltimo, las centrales denuncian que en el plan no se precisan, los destinos de las partidas monetarlas y en la mesa no toman asiento partes interesadas en el tema, como son las comunidades aut¨®nomas -la Generalidad, en concreto-, la patronal de desmotadores y los fabricantes de bienes de equipo.
Sector de astilleros
El estudio del plan de reconversi¨®n de los grandes astilleros, que engloba a las empresas Astano y Aesa, se inici¨® el pasado d¨ªa 15 de abril. El sector -excluido Baz¨¢n- cuenta con 3 1.000 trabajadores aproximadamente.
El sector est¨¢ definido por un mal saneamiento de la estructura financiera. En el a?o 1978 se alcanzaron unos acuerdos que, en s¨ªntesis, permitieron mantener el nivel de empleo -con las contratas incluidas- y se pusieron los medios necesarios para sanear la situaci¨®n financiera, punto este que no se logr¨® satisfacer nunca.
Hoy, con una cartera de pedidos m¨¢s que aceptable y un mercado nacional de contrataci¨®n de nuevos buques cautivo, los gastos financieros se siguen manteniendo, aproximadamente, en el 17% sobre la producci¨®n. El objetivo del plan es, precisamente, que al final del mismo se haya conseguido un equilibrio econ¨®mico y financiero con el mantenimiento del m¨¢ximo nivel de empleo posible.
Los desacuerdos en la negociaci¨®n de este plan derivan del ajuste de las plantillas. Las centrales sindicales que participan en la mesa, CC OO, UGT y ELA-STV, no aceptan la pretensi¨®n de las empresas de que se reconozca un sobrante de 5.000 trabajadores.
La pasada semana, por otra parte, la patronal estuvio tentada de rechazar el preacuerdo sobre empleo a que hab¨ªan llegado con anterioridad las partes y que contemplaba, entre otros puntos, que los planes de ajuste de plantillas por centros de trabajo deber¨ªan ser acordados por los comit¨¦s de empresa antes de su puesta en pr¨¢ctica, que se potenciar¨ªa la presencia interna o externa de la industria auxiliar en el marco del sector que se prohibir¨ªa la movilidad geogr¨¢fica, aunque fuera negociable el cambio entre centros de trabajo pr¨®ximos siempre que no suponga cambio de domicilio. Los empresarios. en el cap¨ªtulo de salarlos, han propuesto un incremento del 7% para 1981 y del 7,5% para 1982 frente a la propuesta de los sindicatos de un incremento del 80% del ¨ªndice de precios al consumo para 1981 y del 85% para 1982.
El plan de reestructuraci¨®n de los peque?os y medianos astilleros afecta a un total de veintisiete empresas -cuatro de ellas p¨²blicas y las dem¨¢s privadas- y un colectivo de 17.000 trabajadores.
FEMSA-Robert Bosch
FEMSA-Robert Bosch Espa?ola es el ¨²nico caso particular contemplado en el abanico de sectores que van a acceder a la reconversi¨®n industrial. FEMSA y Robert Bosch pertenecen a la multinacional alemana Robert Bosch. FEMSA dispone de once centros de trabajo en todo el pa¨ªs y 6.200 trabajadores, y Rober, Bosch Espa?a, dos centros y 1.100 trabajadores. Los problemas que aquejan a ambas empresas derivan de los costes estructurales. FFMSA perdi¨® en 1978 un total de 378 millones de pesetas, 1.580 en 1979 y 3.151 en 1980. Para el presente ejercicio se prev¨¦n unas p¨¦rdidas pr¨®ximas a los 4.000 millones. Robert Bosch estudia desde hace ocho meses sus necesidades con la Administraci¨®n, que considera la actividad de sus centros -componentes el¨¦ctricas del autom¨®vil que en gran parte disponen de tecnolog¨ªa espa?ola- una actividad b¨¢sica.
La empresa ha presentado a la Administraci¨®n un plan de salvacion, cuyo principal coin ponente es la solicitud de 10.031 millones de pesetas, 7.400 de los cuales ser¨ªan cr¨¦ditos y aplazamientos, y 2.631, subvenciones. La sociedad aportar¨ªa 4.250 millones: 3.000 en una amplicaci¨®n de capital, y 1.250, en cr¨¦ditos preferentes. Los trabajadores har¨ªan una aportaci¨®n que las centrales calculan pr¨®xima a los 20.203 millones de pesetas. Robert Bosch cerrar¨ªa, adem¨¢s, cinco centros de trabajo con un coste social de 1.400 trabajadores. Al tiempo se proceder¨ªa desde la Administraci¨®n a poner dificultades a la competencia, la empresa se integrar¨ªa en la Robert Bosch alemana y se conceder¨ªan derechos de franquicia para el intercambio de piezas. Objetivo de? plan: fabricar productos de futuro. Por su parte, y este es el objeto de discusi¨®n en la actualidad, con la Administraci¨®n como juez, los sindicatos han hecho un plan alternativo en el que tratan de demostrar que las previsiones de Robert Bosch son conservadoras en exceso, que se exageran las estimaciones de p¨¦rdidas futuras y que, en definitiva, no hay ning¨²n fundamento real para cerrar cinco centros de trabajo porque dentro de tres a?os la empresa necesitar¨¢ los mismos trabajadores que tiene en la actualidad. Asimismo, los sindicatos exigen que se mantenga la firma FEMSA y que en Espa?a se fabriquen los componentes, tales como buj¨ªas, volantes, elevalunas y cierres de puertas, encendido electr¨®nico, distribuidor, bater¨ªas y motorreducto, por la dependencia tecnol¨®gica que podr¨ªa derivarse si se abandona esa producci¨®n.
Sector del calzado
El sector del calzado accede a la reconversi¨®n industrial a partir de una resoluci¨®n parlamentaria aprobada el 6 de junio de 1980. En esa fecha, el Gobierno se comprometi¨® a presentar un plan para el sector que se tradujo, el pasado d¨ªa 1 de julio, en una serie de puntos sin cuantificar, entre los que figuran el fomento de la tecnolog¨ªa, de la productividad y de la comercializaci¨®n, completados con medidas financieras y laborales.
El sector lo componen alrededor de 1.400 empresas -localizadas de forma preferente en el Pa¨ªs Valenciano e islas Baleares- y 50.000 trabajadores.
Los empresarios han presentado un plan en el que se cifran en 3.000 a 4.000 los puestos de trabajo que se deben reducir, se calcula un aumento de la productividad del 40% en los pr¨®ximos tres a?os y se proponen unas inyecciones financieras de 9.000 millones de pesetas para reconvertir el sector y una cantidad similar para nueva maquinaria. Hasta la fecha, las partes han llehado a ciertos acuerdos de principio sobre jornada laboral y salarial. La jornada se fija en 41 horas semanales para 1982, 40,5 para 1983 y cuarenta para 1984. Respecto a los salarios se estipula un incremento del 9% para 1982, dos puntos por debajo del IPC para 1983 y un punto por debajo del IPC para 1984.
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