La direcci¨®n del PCE aborda el X Congreso con planteamientos marcadamente defensivos
Adem¨¢s de las luchas por el poder o por la influencia en el seno de la organizaci¨®n, el debate previo al X Congreso del PCE afecta a cuestiones verdaderamente de fondo en el funcionamiento del partido, como el grado de vigencia del centralismo democr¨¢tico, tal como se ha practicado hasta ahora, y a la progresiva disminuci¨®n del papel pol¨ªtico del PCE frente a la consolidaci¨®n del PSOE. Algunos comunistas describen estas luchas como ?guerra sin cuartel?, respecto a las cuales el n¨²cleo de direcci¨®n parece haber adoptado posiciones marcadamente defensivas.
Sobre el X Congreso del PCE se han acumulado demasiados problemas como para que pueda desarrollarse en un clima distendido. La pol¨ªtica moderada del partido en el per¨ªodo de transici¨®n no ha proporcionado los resultados apetecidos en cuanto a implantaci¨®n electoral; las sucesivas confrontaciones en las urnas, sean pol¨ªticas o sindicales, han consolidado la opci¨®n socialista como indiscutiblemente mayoritaria en el plano pol¨ªtico, y se ha producido un empate sindical que pr¨¢cticamente liquida la hegemon¨ªa de Comisiones Obreras. Las previsiones oficiosas m¨¢s recientes, aunque procedentes de encuestas gubernamentales, hacen descender al 5% la esperanza de voto al PCE.No se ha fijado la imagen del PCE entre profesionales e intelectuales, respecto a los cuales este partido ha sufrido bajas muy sensibles, pese a su hist¨®rica formulaci¨®n de la ?alianza del trabajo y la cultura?. La postura prosovi¨¦tica constituye, en el fondo, una l¨ªnea de resistencias de los sectores m¨¢s obreristas, que se resisten a abandonar los esquemas de pensamiento y de actitud tradicionales en los actuales momentos de crisis. Los eurocomunistas renovadores, en fin, buscan un partido que quiz¨¢ no exista, a caballo entre el PSOE y el PCE, confiados en la importancia de su aportaci¨®n, pero d¨¢ndose cuenta de que los eurocomunistas oficiales no est¨¢n por cederles pac¨ªficamente el poder.
?Lo que le falta al PCE es su congreso de Suresnes?, se escucha entre algunos eurocomunistas renovadores, que en esto coinciden con algunas observaciones privadas de miembros del PSOE. Pero, de momento, no se adivina cu¨¢l podr¨ªa ser la joven guardia que planteara con ¨¦xito la batalla a la vieja guardia, y fuera capaz de alzarse con el poder para renovar profundamente las estructuras y el modo de hacer pol¨ªtica del PCE. Lo que el congreso de Suresnes fue al PSOE -eliminaci¨®n de los viejos dirigentes, presididos por Rodolfo Llopis, y sustituci¨®n por el joven equipo de Felipe Gonz¨¢lez- no tiene traducci¨®n f¨¢cil en el PCE. Y, adem¨¢s, el aparato no est¨¢ por la labor, incluido, por supuesto, Santiago Carrillo, quien, en numerosas ocasiones, ha repetido que su sustituci¨®n al frente del PCE s¨®lo puede ser deseada por quienes desean debilitar al Partido Comunista de Espa?a.
Golpe militar y pol¨ªtica de concentraci¨®n
Por ello, sorprende observar c¨®mo se esfuma en el PCE el sentimiento de seguridad y confianza en las decisiones de la direcci¨®n, o el respeto a los principios y a la ideolog¨ªa practicadas desde hace d¨¦cadas -aun con las sucesivas adaptaciones sufridas al comp¨¢s del distanciamiento de Mosc¨²-, en abierta crisis del tradicional centralismo democr¨¢tico. Al mismo tiempo, la constataci¨®n de que se ha consolidado una alternativa de izquierda distinta a la representada por el PCE, que, en cierto modo, ha robado el papel hist¨®rico de ¨¦ste despu¨¦s de Franco, es una realidad especialmente dura para una parte de la militancia comunista.Las tesis preparadas por el Comit¨¦ Central del partido para su discusi¨®n en el congreso, tan debatidas y enmendadas en algunas de las conferencias del pasado fin de semana, reflejan planteamientos defensivos por parte del n¨²cleo de direcci¨®n del partido. Este ¨²ltimo se apoya en el fallido golpe de Estado, y en la no aceptaci¨®n de la pol¨ªtica de concentraci¨®n para justificar la l¨ªnea seguida.
El 23-F demostr¨®, se lee en las tesis, ?hasta qu¨¦ punto era real el peligro de golpe militar que la pol¨ªtica del partido ha tenido en cuenta, tanto en el an¨¢lisis de la sociedad espa?ola -fruto del cual ha sido nuestra l¨ªnea pol¨ªtica-, como en su actividad pr¨¢ctica?. Y a?ade que todo habr¨ªa ido mucho mejor con un Gobierno de concentraci¨®n: ?Su pol¨ªtica habr¨ªa contribuido decisivamente a impedir la continua erosi¨®n de la situaci¨®n econ¨®mica, social y pol¨ªtica de Espa?a, habr¨ªa consolidado las instituciones democr¨¢ticas y hecho inviable el fallido golpe del 23 de febrero?. En fin, se asegura en las tesis que la pol¨ªtica del PCE en todo el per¨ªodo de la transici¨®n ha sido ?ajustada a la realidad, democr¨¢tica y objetivamente revolucionaria, y coherente con nuestro proyecto eurocomunista?.
Para explicar el descenso de afiliaci¨®n y los fen¨®menos de ?desagregaci¨®n pol¨ªtica y organizativa? sufridos, la tesis s¨¦ptima menciona una serie de causas generales, y, junto a ellas, otras m¨¢s concretas, tales como la p¨¦rdida del sentido proselitista y, la aplicaci¨®n r¨ªgida del ?criterio de territorializaci¨®n?, de lo cual han sufrido las organizaciones de f¨¢brica y la militancia de profesionales, intelectuales y artistas. Sin embargo, la direcci¨®n del partido est¨¢ por reafirmar el principio general de territorialidad -es decir, la organizaci¨®n seg¨²n el lugar de trabajo, estudio o residencia-, aunque pide flexibilidad para encontrar ?dispositivos organizativos en que los intelectuales, profesionales y artistas puedan analizar los problemas de su frente de actividad?.
El otro conflicto organizativo importante es la tensi¨®n entre centralismo y federalizaci¨®n. Aqu¨ª se entremezclan en el mismo texto p¨¢rrafos que parecen defender la primera posici¨®n, con otros que indican comprensi¨®n por la segunda; pero si se dice que cada partido de regi¨®n y nacionalidad ?tiene plena autonom¨ªa para elaborar la pol¨ªtica de su nacionalidad, pa¨ªs o regi¨®n?, inmediatamente se afirma que ?Espa?a es una realidad hist¨®rica, con una sola clase obrera. una oligarqu¨ªa y un proyecto democr¨¢tico y revolucionario com¨²n?.
Evidentemente, la direcci¨®n del PCE no est¨¢ por renunciar a su m¨¦todo cl¨¢sico de funcionamiento. ?El desarrollo constante de la democracia en el partido exige aplicar las normas de la unidad de acci¨®n, del sometimiento de la minor¨ªa a la mayor¨ªa, en una palabra, del centralismo dernocr¨¢tico?.
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