?Hasta cu¨¢ndo sin protecci¨®n?
Todos, y a todas horas, venimos hablando de la defensa del consumidor y de la necesidad de una informaci¨®n clara y precisa.Muchos de los que se eligen a s¨ª mismos como informadores y defensores del consumidor no se han detenido previamente a valorar sus condiciones y su formaci¨®n, y muchos menos, a plantearse un procedimiento correcto de actuaci¨®n que pueda conseguir los objetivos serios que se pretenden en este campo.
La informaci¨®n transparente y correcta a los consumidores debe ayudar a establecer en su mente y en sus posibles conductas futuras unos conceptos claros y unos criterios permanentes, sin indefensi¨®n de nadie, sin demagogia y sin menoscabo de la justicia ni de la libertad de acci¨®n y de expresi¨®n.
La serie de temas que han sido objeto de consideraci¨®n por los medios de comunicaci¨®n social en los ¨²ltimos meses (residuos de plaguicidas en alimentos, mercurio en pescados, antitiroideos en ganado bovino, derivados estrog¨¦nicos -hormonas- en pollos y terneros, la contaminaci¨®n accidental de las aguas de Madrid, el nefasto tema de los aceites t¨®xicos, la incoordinaci¨®n de los servicios de inspecci¨®n, la rotulaci¨®n, el etiquetado, la publicidad, etc¨¦tera) es un claro ejemplo de c¨®mo no debe transmitirse la informaci¨®n, porque no se informa, se desconcierta, se confunde, se siembra la duda, se desconf¨ªa de todo, hasta de lo cierto, y se provoca una sensaci¨®n de angustia cr¨®nica en el consumidor (en este caso, lector, oyente o televidente) que le hace caer en la psicosis de v¨ªctima constante, explotado por el desarrollo tecnol¨®gico, la ambici¨®n mercantil, la irresponsabilidad del que debe ser su velador en la Administraci¨®n y el riesgo de convivir en un medio explosivo para su salud y su bolsillo, por los desaprensivos y/o presuntos criminales que pueden aprovecharse de la situaci¨®n nebul¨®sica general.
Ha habido informaciones en diarios, revistas, en programas espec¨ªficos de radio y televisi¨®n, que, en muchos casos, surg¨ªan de funcionarios responsables de la Administraci¨®n y t¨¦cnicos que, por sus estudios y puestos de trabajo, deber¨ªan estar algo m¨¢s documentados al exponer sus opiniones en ¨¢mbitos de m¨¢s impacto p¨²blico y social que una charla de caf¨¦. En una tertulia, en una charla de caf¨¦, los errores de un listillo, de un pedante, de un acomplejado de protagonismo, no provocan m¨¢s que guasa de los contertulios, comentarios ir¨®nicos sin m¨¢s trascendencia, pero... en los medios de comunicaci¨®n social.... ?cuidado! Comentarios de seudoignorantes pueden causar da?os irreparables.
Hay alg¨²n programa radiof¨®nico que, para los no entendidos en el tema que aborda cada martes, puede parecer period¨ªsticamente bueno por su audiencia e impacto, pero que, a mi juicio, y me consta que lo comparten tambi¨¦n muchos espa?oles, deber¨ªa considerarse t¨¦cnica, jur¨ªdica y socialmente inadmisible y corregible.
En ¨¦l se difunde informaci¨®n sobre estudios anal¨ªticos de productos alimenticios efectuados, parece ser la mayor parte de las veces, en un organismo oficial, a instancias del medio o de quien sugiera al medio, en los que se ven con frecuencia afectadas las m arcas, la comercializaci¨®n y el prestigio de entidades antes de una confirmaci¨®n seria y clara de la falta o delito que se les imputa. Es, en algunos casos, un programa en el que se confunde la libertad de expresi¨®n con la maledicencia.
En estos an¨¢lisis comparativos no se siguen las directrices ordenadoras de un competente planteamiento del procedimiento ni se cumplen los m¨ªnimos de garant¨ªa en la realizaci¨®n de los an¨¢lisis o ensayos comparativos para poder evaluar objetivamente los resultados.
Si los principios de una actuaci¨®n correcta se pueden resumir en los nueve puntos siguientes:
1. Elecci¨®n del tipo de producto.
2. Elecci¨®n de la muestra.
3. Tama?o de la muestra.
.4. Elecci¨®n de las especificaciones, atributos o caracter¨ªsticas a determinar.
5. Programa de ensayos o an¨¢lisis.
6. M¨¦todos de an¨¢lisis o ensayos.
7. Comprobaci¨®n de los resultados de los an¨¢lisis o ensayos.
8. Evaluaci¨®n y presentaci¨®n de los resultados de los an¨¢lisis o ensayos.
9. Publicaci¨®n.
Y suponiendo, con toda la buena intenci¨®n, que el programa est¨¢ pensado para informar al consumidor, est¨¢ perfectamente comprobado que el punto n¨²mero 7 no se cumple y el afectado nunca ha tenido posibilidad ni opci¨®n a la defensa.
Los que organizan y realizan programas de ensayos o an¨¢lisis comparativos y difunden entre los consumidores la informaci¨®n que se obtiene de ellos aceptan, como es l¨®gico, la responsabilidad de sus acciones. Pero..., si se equivocan, y muchas veces lo han hecho, ?qui¨¦n les exige las indemnizaciones y desagravios oportunos?
El responsable o responsables de esta informaci¨®n que puede ser err¨®nea y da?ina, no s¨®lo moral, sino materialmente, deben adoptar las medidas que minimicen los errores durante los ensayos o an¨¢lisis o por la utilizaci¨®n de muestras defectuosas.
Deben informar al fabricante del producto sometido a an¨¢lisis o ensayo de los resultados obtenidos e invitarle a hacer observaciones con tiempo suficiente antes de su publicaci¨®n o difusi¨®n.
Estos resultados deben acompa?arse de la enumeraci¨®n de las especificaciones y de los m¨¦todos empleados. El fabricante, si no est¨¢ de acuerdo con los resultados anal¨ªticos o del ensayo, o incluso no est¨¢ de acuerdo con los m¨¦todos utilizados, debe facilitar los datos precisos para justificar su posici¨®n.
Esta fase de vista y comentarios sobre los resultados por el afectado no supedita la difusi¨®n de la informaci¨®n, pero s¨ª puede garantizar que no exista indefensi¨®n, como ocurre hasta ahora, o un dirigismo interesado o intencionado, en la elecci¨®n de los productos, en la elecci¨®n de la muestra, en la elecci¨®n de especificaciones y en una forma muy sui g¨¦neris de evaluar y presentar los resultados, m¨¢xime teniendo en cuenta que pueden existir muchos factores en el condicionamiento y preparaci¨®n de los programas.
Es necesario que alguien responsable haga cumplir los m¨ªnimos de garant¨ªa a difusiones de este tipo. Pero dejemos el caso espec¨ªfico y volvamos al consumidor de a pie, al honroso, consciente trabajador y democr¨¢tico consumidor que, respetuoso con los conceptos de libertad y justicia para todos, quiere informaci¨®n responsable, competente y no da?ina para terceros por el intento de medrar de los especuladores sociales o pol¨ªticos de la informaci¨®n.
En el ¨¢mbito de la alimentaci¨®n, que es donde mejor me desenvuelvo para opinar, es necesario que el Gobierno de UCD o los partidos de la oposici¨®n que pueden ser Gobierno alguna vez lleguen a un consenso o a una concertaci¨®n en llevar a la pr¨¢ctica inmediata los siguientes puntos:
- La adecuaci¨®n de los productos a sus reglamentaciones y normas espec¨ªficas establecidas por la Administraci¨®n del Estado.
- La vigilancia permanente para reducir al m¨¢ximo los problemas de contaminaci¨®n de los alimentos.
- La armonizaci¨®n, coordinaci¨®n y agilidad administrativa en los procedimientos de correcci¨®n de anomal¨ªas y represi¨®n de infracciones y delitos.
- La protecci¨®n de los derechos y deberes de los productores, transformadores y vendedores de alimentos, en base a la exigencia de su responsabilidad cara a los consumidores.
- El ordenamiento de la adecuada informaci¨®n al consumidor (etiquetado, publicidad, medios de comunicaci¨®n y asociaciones).
- Unos criterios uniformes y armonizados, no s¨®lo a nivel de producci¨®n y transformaci¨®n de productos alimenticios, sino tambi¨¦n en los aspectos de interpretaci¨®n clara de niveles de contaminaci¨®n y significado de las cifras que se valoran y de los m¨¦todos anal¨ªticos que se comparan.
- Una elaboraci¨®n seria y sensata de la informaci¨®n y una garant¨ªa de su origen cuando se va a destinar a la poblaci¨®n a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n de masas.
- La siembra de una confianza en la poblaci¨®n al conocer que los responsables de la normalizaci¨®n, de la legislaci¨®n, de los an¨¢lisis, de la interpretaci¨®n y valoraci¨®n de datos y de la represi¨®n est¨¢n hablando un mismo lenguaje coordinado y son claramente responsables de lo que se traen entre manos, ya que de ellos depende la protecci¨®n de la salud y el mantenimiento de la honradez en las transacciones comerciales.
- La deseada coordinaci¨®n entre los distintos departamentos ministeriales de competencia alimentaria.
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