Justicia para los sofistas
Qued¨¦ desagradablemente sorprendido por las opiniones vertidas en un art¨ªculo de EL PAIS del 22 de julio, dedicado a comentar el ?Prot¨¢goras?, de G. Bueno; como algunos lectores recordar¨¢n, trataba de la supuesta relaci¨®n entre la sofistica y las ?ciencias de la educaci¨®n?. Por dudosas que sean, las opiniones expresadas por Bueno en el libro van destinadas a lectores cuyo bagaje intelectual les permite la reflexi¨®n y la cr¨ªtica, est¨¢n destinadas, primordialmente, al sano debate de las ideas. Pero si esas mismas opiniones se presentan ante el gran p¨²blico como una verdad dada que no admite alternativas o que las soslaya sin m¨¢s, se convierte en una visi¨®n unilateral y degradante de unos hechos que ofrecen lecturas mucho m¨¢s complejas.Considerar a los pedagogos, psicoanalistas y psic¨®logos como los ?gran¨¢es sofistas? de nuestro tiempo, d¨¢ndole al t¨¦rmino un valor poco menos que insultante -?acusar de sofistas?, ?se convierten en sofistas?...-, me parece un tremendo error de perspectiva hist¨®rica, cuando no una manipulaci¨®n grosera de la verdad. Es una aberraci¨®n identificar la sof¨ªstica con las ?ciencias de la educaci¨®n? s¨®lo para desautorizar a ¨¦stas en su labor. Como no lo es menos el tildar a los sofistas de ?cient¨ªficos de la personalidad? o ?maestros de la virtud?, cuando su educaci¨®n, dirigida al ciudadano de la polis, apuntaba a una cultura personal de alcances basada en la ret¨®rica, como era la que se necesitaba, en general, en la vida pol¨ªtica y sobre todo en una democracia: fueron, en una palabra, un producto necesario e irrepetible de su tiempo. Fue Plat¨®n el que trajo descr¨¦dito al nombre con su hostil descripci¨®n de los sofistas como charlatanes. Desde el siglo XIX, en que se les redescubri¨®, se ha discutido mucho acerca de la verdadera naturaleza de su pensamiento y es dif¨ªcil tratar el tema sin ning¨²n prejuicio: el art¨ªculo en cuesti¨®n, sin embargo -y, supongo, el libro del que hace apolog¨ªa-, un.e a la falta de un m¨ªnimo rigor metodol¨®gico el sensacionalismo f¨¢cil del que sabe poco o nada de historia. /
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