Nuevo "r¨¦cord" terrorista

(...) La muerte de Roberto Pecci es el chantaje que hacen los terroristas frente a aquellos de sus miembros que no tuvieran el alma totalmente corrompida, frente a los m¨¢s d¨¦biles. El terrorismo no puede permitir a los suyos un solo ¨¢tomo de libertad. Ha de dejar bien claro que en ¨¦l no hay salidas. El que entra es ya un terrorista para siempre. La violencia es como un sacramento que imprimiera car¨¢cter. Intentar abandonarlo es traici¨®n, dudar es poner en peligro la propia vida y la de toda la familia del que duda. Matando a Pecci, las Brigadas Rojas han querido dejar bien clara esa ley. Es la ley de la mafia. Es la ley de la selva. Porque a nadie odia tanto un terrorista como al compa?ero que incurri¨® en el delito de usar su -propia conciencia. ?Cu¨¢ntos terroristas -en Italia o en Espa?a- estar¨¢n hoy asqueados de s¨ª mismos, cansados de su propia violencia, hambrientos de un poco de paz, de una vida serena sin bombas ni sobresaltos, como ciudadanos normales?Pero es esto lo que el terrorismo no permitir¨¢ nunca, aunque sea a costa de que sus propios miembros se conviertan en prisioneros permanentes de la propia organizaci¨®n a la que sirven. Hay que aplicar el terror hacia dentro como se aplica hacia fuera. Esa es la parte m¨¢s negra y oscura de ese engranaje que llamamos terrorismo. (...)