?El catal¨¢n es espa?ol?
?Ning¨²n espa?ol culto debe tener que acudir, a traducciones del catal¨¢n. y del portugu¨¦s?.Unamuno: Andanzas y visiones espa?olas, p¨¢gina 147.
Con motivo de la campa?a del refer¨¦ndum a favor del Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a, tuve oportunidad de hablar en centros catalanes del sur de Francia, los cuales estaban integrados b¨¢sicamente por exiliados de la guerra civil. Al exponer la situaci¨®n pol¨ªtica de Catalu?a respecto del Estado espa?ol, y compararla con el ambiente existente en el momento de aprobarse el estatuto republicano, afirmaba que los medios de comunicaci¨®n, en esta ocasi¨®n, no hab¨ªan atacado a Catalu?a, ni al Estatuto de Autonom¨ªa, como hab¨ªa ocurrido en 1932. En definitiva, les manifestaba que, finalmente, en el Estado espa?ol se, hab¨ªa aceptado el hecho diferencial catal¨¢n, y que, por fin, podr¨ªamos continuar siendo nosotros mismos, sin hostilidades, ni hostigamientos de ninguna clase.
Pero esta calma, este reconocimiento generalizado, esta admiraci¨®n de c¨®mo se llevaban las cosas en Catalu?a se rompi¨® de golpe y surgieron a partir del mes de marzo, desde diferentes ¨¢ngulos, los Royo Villanova, los Gim¨¦nez Caballero, los Ledesma Ramos de 1932. Y "en lugar de preocuparse todo el mundo de los problemas importantes, y realmente esenciales del pa¨ªs, como la inflaci¨®n, el paro, la crisis econ¨®mica, etc¨¦tera, se han empe?ado muchos en culpabilizar a Catalu?a, por cuestiones que no alteran la vida prod uctiva, sino que solamente tienen vaporosidades sem¨¢nticas, sentimentales o simb¨®licas.
De nuevo quieren que los catalanes nos encontremos forasteros dentro del Estado. Otra vez se rompe nuestro encantamiento, al comprobar que no somos com prendidos en Espa?a. Por en¨¦sima vez constatamos que hay a¨²n per sonas que quieren, desde su vocaci¨®n de separadores, que ser catal¨¢n sea incompatible con el Estado espa?ol, al no admitir ni la plurinacionalidad ni el poliglotismo de sus habitantes.
El ente Espa?a no fue creado exclusivamente por Castilla, aunque as¨ª lo dogmatizara Ortega. Nadie se acuerda de que Catalu?a, dentro de la confederaci¨®n catalano-aragonesa, era parte en la constituci¨®n de Espa?a. En definitiva, todas las apariencias apuntan a que Catalu?a no sea fundador del proyecto pol¨ªtico llamado Espa?a. Desde su formaci¨®n o constituci¨®n hasta estos momentos, Catalu?a, ha pasado de gozar de su total libertad nacional, de sus instituciones propias, de su lengua y su cultura, a no tener nada, a perderlo todo por la fuerza de las armas, y ahora nuevamente a ser incomprendida a causa de nuestra historia, de nuestra lengua y de nuestras se?as de identidad.
Nosotros nos preguntamos: ?es que la incompatibilidad de ser espa?ol proviene de los catalanes? No. En la perspectiva del principio de causa-efecto se confirma continuamente que son los separadores los causantes del independentismo. Amando de Miguel lo acept¨® de forma rotunda: ?Si la persecuci¨®n que ha recibido la lengua catalana me la hubieran realizado a m¨ª, yo hubiera sido separatista o independentista?. Eliminemos la causa y no tendremos efectos.
Desgracia o maldici¨®n
B¨²squese la causa en la pol¨ªtica de Mart¨ªn Villa, que ha radicalizado una situaci¨®n sin necesidad. Advertido est¨¢ este ministro que los temas ling¨¹¨ªsticos dependen en buena parte de fen¨®menos emocionales y sentimentales en que poco pueden hacer las leyes y las armonizaciones. Pero de su terquedad en querer regular las lenguas no castellanas, como si de una desgracia o maldici¨®n se tratara, volvemos a comprender que nuestro sitio no est¨¢ en un Estado que se preocupa m¨¢s de frenar y cercenar que no de promover y divulgar las lenguas.
En alguna Prensa madrile?a se ha comentado desgraciadamente la concentraci¨®n catalanista del Nou Camp el d¨ªa de sant Joan. Pero yo me pregunto:?qui¨¦n llen¨® hasta las banderas el estadio? Lo llen¨® la pol¨ªtica anticatalana del Gobierno, y lo llenaron todos aquellos infatigables perseguidores de la lengua catalana. El m¨¦rito se lo debemos a ellos. En Catalu?a no deber¨ªamos movilizarnos para defender nuestro patrimonio si tuvi¨¦ramos un Estado que nos lo protegiera, y nos asegurase su mantenimiento.
Y es que mientras exista el convencimiento que para ser espa?ol se tenga que pertenecer a la cultura castellana, no llegaremos a ninguna parte. Existen muy pocas personas que consideren patrimonio com¨²n a la cultura catalana, y en cambio admiten que lo es la castellana. Ninguna aportaci¨®n catalana es asumida por el Estado ni por los mass media, excepciones honrosas. Lo genuino espa?ol es lo castellano. Entonces es normal que un catal¨¢n no pueda sentirse espa?ol si el Estado no tiene capacidad de asumir su cultura y su lengua.
En 1898, Joan Maragall dec¨ªa: "Escolta Espanya la veu d'un fill que et parla en veu no castellana". Espa?a ha desaprendido a comprender a sus hijos. A guisa de ejemplo, vemos que al heredero de la Corona se le conoce como. Pr¨ªncipe de Asturias, cuando para todos los ciudadanos de la Corona de Arag¨®n el heredero era Pr¨ªncipe de Gerona; en el ¨¢mbito religioso, el primado de Espa?a es el arzobispo de Toledo, cuando en realidad, para todos los fieles de la con federaci¨®n su primado es el arzobispo de Tarragona; el plan de estudios del BUP, en la asignatura Lengua y literatura espa?ola, ignora sistem¨¢ticamente a los litera tos del ¨¢rea ling¨¹¨ªstica catalana; el estudio de la lengua catalana se realiza en todas las mejores universidades del mundo, mientras que dentro del Estado solamente existen fuera de su ¨¢mbito c¨¢tedras simb¨®licas; la lengua catalana no puede representar a Espa?a en el exterior, como ocurri¨® con el cantante Joan M. Serrat; ha sido introducido del extranjero el d¨ªa de san Valent¨ªn, como fiesta de los enamorados, cuando ya exist¨ªa en Catalu?a la fiesta de sant Jord, etc¨¦tera. Y as¨ª sucesivamente.
Y que nadie culpe a los catalanes por ello, porque, en principio, ellos no tienen la culpa de ser perseguidos, y de ser marginados a causa de su lengua y de su cultura. Catalu?a deber¨ªa vender su imagen al resto del Estado, se nos achaca a veces, pero nosotros vemos que, a cambio, lo que se viene llamando espa?ol no se nos vende, sino que se nos impone. La catalanizaci¨®n de Espa?a, se deber¨ªa realizar institucionalmente desde el poder, no desde estadios privados
?La lengua catalana lleva alg¨²n virus, como manifest¨® Adolfo Mu?oz Alonso? As¨ª lo pensamos cuando vemos la pertinacia y la ceguera con que, de forma solapada, se lucha contra su uso. Actualmente .dentro del principado su utilizaci¨®n no llega ni al10% de lo que exige su plena normalizaci¨®n, y en cambio el Estado se arruga y pierdo su capacidad de absorberla, y, como dice Pem¨¢n, ello no. es sino ?un vaso de agua clara?. Muy pocas personas han demostrado aprehender y comprender la realidad cultural catalana, aunque existan nombres ilustres como Pem¨¢n, Carretero, Ridruejo, La¨ªn, Tovar, Aranguren, Ru¨ªz-Gim¨¦nez, etc¨¦tera.
Solidaridad total
En las C¨¢maras legislativas se habla continuamente del principio de solidaridad entre las tierras de Hispania, y as¨ª lo consagra la Constituci¨®n de 1978, pero esta solidaridad se entiende solamente a partir del terreno econ¨®mico, y nadie parece inclinado a ejercerla en el campo de las lenguas peninsulares. Y la solidaridad debe ser mutua y en todos los campos de la vida. No se puede aceptar lo que conviene o interesa de Catalu?a y dejar su cultura y su lengua como un tema folkl¨®rico y residual.
El catal¨¢n tiene obligaci¨®n de ser biling¨¹e, Y se consagra la cooficialidad de las lenguas en el Estatuto. Ahora bien, ni el Estado, ni sus funcionarios, ni ciudadanos catalanes de destino aceptan en todo momento esta norma legal, y menos a¨²n como una riqueza y un perfeccionamiento, sino m¨¢s bien como un estorbo y una complicaci¨®n, y contin¨²an con su impenitente monoling¨¹ismo empobrececlor y discriminatorio.
Terminemos con esta ceguera. Anunciemos una nueva era donde la lengua catalana ocupe el lugar que le corresponde por su historia, por su importancia literaria, por el n¨²mero de ciudadanos del Estado que les, es propia, y as¨ª renazca la convivencia, la mutua estima y el respeto debido. Porque yo tambi¨¦n estoy seguro de que ?pasar¨¢n parlamentos, desaparecer¨¢n todos los partidos, caer¨¢n reg¨ªmenes y el hecho vivo de Catalu?a subsistir¨¢?.
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