Detalles, s¨®lo detalles
La cosa iba de broma o de delirio, lo de siempre cuando torea Rafael de Paula; la cosa pod¨ªa ir de torer¨ªa o de inhibici¨®n, pero result¨® la corrida de los detalles, unos buenos, la mayor¨ªa malos, lo de siempre cuando salen toros que cada uno es de su padre y de su madre. Pretender a estas alturas que los tres matadores de ayer se peleen con sus respectivos suena a utop¨ªa, y si es que me apuran, a utop¨ªa activa.S¨®lo detalles: la forma de andar de Anto?ete, al que su primer toro puso en apuros al revolverse en un palmo, la equivocaci¨®n en el segundo al intentar pegarle pases en la querencia del toro, aguantando imp¨¢vido los botes que ca¨ªan; la desorientaci¨®n de Paula, que no sab¨ªa c¨®mo hacer para no salir con la bronca y se empe?¨® en quedarse, no digo quieto, delante del marrajo, al que era imposible pegarle un pase; los cuatro derechazos al quinto bajando la mano rematando por bajo. hondos, lentos, de pellizco y las girandillas obligando al toro con la cadera, mientras todo el mundo quer¨ªa m¨¢s.
Vitoria: cuarta de feria
M¨¢s de media plaza. Cuatro toros de Ana Romero, desiguales de presencia y juego; dos toros del conde de la Maza, bien presentados, pero ¨¢speros. Anto?ete: estocada y tres descabellos (muchos pitos); estocada h¨¢bil (pitos). Rafael de Paula: pinchazo y estocada casi entera (pitos); dos pinchazos y entera baja (saludos). Manzanares: estocada entera (una oreja); tres pinchazos y descabello (pitos).
Manzanares, que hizo una faena apa?adita, en la que remat¨® todos los pases por arriba, ense?¨® los tirantes para hacer ¨¦stos m¨¢s largos, deshaciendo el encanto est¨¦tico que podr¨ªan haber tenido y tres derechazos en los que tore¨®, en los que se gust¨®. Despu¨¦s, la desorientaci¨®n m¨¢s inaudita en el sexto, mientras que Corbelle no se despegaba de su maestro ni a la hora de matar, el hombre.
Detalles hasta en los vestidos de torear de las cuadrillas: la de Paula, conjuntada en verde; la de Manzanares, en azul, mon¨ªsimos de verdad. Pero de detalles no se vive o por lo menos los detalles no hacen, por s¨ª solos, divertirse al personal, aunque sean buenos, aunque sean inmejorables. Como casi siempre, las corridas de runr¨²n se convierten en las corridas del ronr¨®n o del ronroneo, como prefieran.
El p¨²blico de Vitoria se ha convertido, por arte de birlibirloque, en un p¨²blico santo que quiere venir a divertirse y que no se cabrea si los esforzados artistas se inhiben o les dan gato por liebre. Porque despu¨¦s de lo visto en la corrida del viernes y en los detalles malos de la de ayer, contar que s¨®lo ha habido una bronca, ya es un r¨¦cord. S¨ª se?or, un r¨¦cord. Y la poca mala uva que hay se va en seguida, en cuanto alguien le pega alguna ver¨®nica, aunque sea movida, al siguiente toro. Santa paciencia, benditos, que son unos benditos. Como bendito fue Corbelle protegiendo a su matador de cualquier cosa que pudiera pasar, o como bendito fue el toro de Manzanares, al que el ?maestro? le pod¨ªa haber hecho de todo. Y en ese todo incluyo todo.
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