Fotograf¨ªa y nerviosismo
Entre el estupor y la indignaci¨®n, leo peque?a rese?a en ¨²ltima p¨¢gina de un peri¨®dico madrile?o: ?Fot¨®grafo del Diario de Valencia es encarcelado con un mes y diez d¨ªas de arresto por negarse?, dice textualmente, ?a entregar a la polic¨ªa su m¨¢quina y los carretes tomados durante una manifestaci¨®n antinuclear autorizada que tuvo lugar en Valencia en abril de 1979?.D¨ªas despu¨¦s me encuentro, en otro medio distinto de informaci¨®n de la villa, m¨¢s datos sobre el tema. Se puede leer entonces, siempre seg¨²n el fotoperiodista Francesc Jarque, que ?cuando se encontraba cubriendo el acontecimiento en compa?¨ªa de otros periodistas, varios miembros de la Polic¨ªa Nacional, entre ellos un teniente, le requirieron para que les entregara los carretes de pel¨ªcula que hab¨ªa impresionado con su c¨¢mara. Los polic¨ªas, tras golpearle repetidamente, le detuvieron y posteriormente le condujeron a la casa de socorro, donde fue atendido?. En resultas. pasados varios meses recibe una citaci¨®n judicial y es procesado como acusado de agresi¨®n a la fuerza p¨²blica.
Todo est¨¢ muy bien. A mi compa?ero en las misiones informativas se le puede escapar la mano entre tanto polic¨ªa en un momento de nerviosismo, pero conviene hacer memoria y remitirnos a los hechos.
- El 8 de diciembre de 1979, mi compa?ero y casi hermano Juan Santiso, por aquel entonces responsable de la secci¨®n fotogr¨¢fica de Mundo Obrero, fue, como public¨® al d¨ªa siguiente este medio, ?detenido y maltratado por miembros de la polic¨ªa al cumplir su misi¨®n informativa en una manifestaci¨®n estudiantil?. Conducido a la Direcci¨®n de la Seguridad del Estado, el en aquella fecha jefe superior de Polic¨ªa, se?or Pastor, mostr¨® su extra?eza de que nuestro compa?ero fuera detenido, se?alando que ?este cuerpo -la polic¨ªa-, por desarrollar una actividad p¨²blica, deber¨ªa acostumbrarse a que se le hicieran fotograf¨ªas?.
Y este es el quid de la cuesti¨®n. Ya no me voy a parar en que esto motivara un comunicado de protesta y repulsa de 64 profesionales de la informaci¨®n pidiendo seguridad; ni en que meses despu¨¦s, febrero de 1980, Bernardo P¨¦rez, del diario EL PAIS, necesitara de tres puntos de sutura para cerrar una brecha a un escaso cent¨ªmetro de la nuca por un ,momento de nerviosismo en una manifestaci¨®n; el hecho, entre tanto polic¨ªa, es captado por otro compa?ero de Diario 16; o en que se formara una comisi¨®n de informadores gr¨¢ficos de Prensa y se reuniera con el actual ministro del Interior, se?or Ros¨®n, y altos mandos de la polic¨ªa Nacional (6 de febrero de 1980) y algo nominado con un 1 dentro de las llamadas obligaciones de las Fuerzas de Orden P¨²blico, y que dec¨ªa: ?En ning¨²n caso actuar¨¢ en contra de ning¨²n componente de la Prensa?, o el 6: ?En ning¨²n caso, las FOP podr¨¢n requisar c¨¢maras ni carretes fotogr¨¢ficos sin mandamiento judicial previo?; o en el an¨¢lisis de lo que el art¨ªculo 20 de la Constituci¨®n expone, aprobada por la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles.
El derecho a la propia imagen queda delimitado en el art¨ªculo 8' del proyecto de ley de fecha 19 de diciembre de 1979, publicado en el Bolet¨ªn Oficial de las Cortes Generales. concretamente en su apartado 2': ?El derecho a la propia imagen no impedir¨¢ su captaci¨®n, reproducci¨®n o publicaci¨®n por cualquier medio cuando se trate de personas que ejerzan un cargo p¨²blico o una profesi¨®n de notoriedad o proyecci¨®n p¨²blicas y la imagen se capte durante un acto p¨²blico o en lugares abiertos al p¨²blico?. Est¨¢ claro y es notorio, como dice la propia letra del art¨ªculo, que las Fuerzas de Orden P¨²blico ejercen un cargo p¨²blico -pagado por todos los espa?oles- y una profesi¨®n de notoriedad y proyecci¨®n p¨²blicas -defensa de los ciudadanos-, y la imagen se capta en un acto p¨²blico o en lugares abiertos al p¨²blico -la calle, etc¨¦tera.
El pensar entonces que hay miedo a la imagen y se produzcan malos tratos y ya no digamos detenciones, no puede partir de las propias Fuerzas de Orden P¨²blico de quien depende nuestra seguridad. Me viene a la memoria alguien, muy allegado a mi persona, que en los campos de guerrillas palestinas, para un normal desempe?o de sus misiones informativas, y como salvaguardia de su integridad f¨ªsica, lleg¨® a tener hasta veinticuatro personas. Quiz¨¢ sea exagerado, inclusive los paliativos de situaci¨®n y lugar. Nosotros, creo coincidir con la opini¨®n de mis compa?eros de la c¨¢mara, s¨®lo pedimos no m¨¢s contradicciones ni nerviosismos; la fotograf¨ªa es un medio de expresi¨®n tan digno como cualquier otro y nuestro deber es ejercitarlo, sin que, como dice Jos¨¦ Luis Coll: ?Fot¨®grafo es la persona que se dedica a la fotograf¨ªa y que a veces se ve obligado a tragarse la c¨¢mara para evitar discusiones violentas?.
Creo, sin temor a equivocarme, que hoy ser¨¢ el principio del fin; que la represi¨®n a la labor informativa que venimos padeciendo los informadores gr¨¢ficos con Valencia como tel¨®n de fondo no volver¨¢ a ocurrir. / periodista (reportero gr¨¢fico), profesor de fotograf¨ªa y secretario de la Fundaci¨®n Espa?ola de la Fotograf¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.