La eliminaci¨®n de detritos at¨®micos, un problema a¨²n no resuelto tras 25 a?os de contaminaci¨®n
La eliminaci¨®n de los residuos nucleares es un problema a¨²n abierto, a pesar del optimismo reinante hace diez a?os a nivel de las Naciones Unidas. Los frecuentes accidentes producidos en centrales nucleares -201 en ?factor¨ªas at¨®micas? alemanas federales durante 1980, de ellos un 3% ?muy peligrosos?, seg¨²n el Ministerio Federal del, Interior- obligan a un replanteamiento no ya del problema de la seguridad de las centrales, problema que se cre¨ªa resuelto hace tiempo, sino, sobre todo, del de la salida que debe darse a los detritos at¨®micos.
Seg¨²n la recapitulaci¨®n de la ¨²ltima sesi¨®n celebrada por la IV Conferencia de la ONU sobre energ¨ªa nuclear, celebrada en Ginebra en septiembre de 1971, cuyo resumen public¨®, Cr¨®nica Mensual, de la ONU, en su n¨²mero 9: ?La eliminaci¨®n segura de desperdicios radiactivos se ha conseguido mediante m¨¦todos ya desarrollados o en uso?. Pero tan optimista observaci¨®n cont¨® con una acotaci¨®n a rengl¨®n seguido: ?Sin embargo, parece incorrecto echar los desperdicios a los mares y oc¨¦anos, en vista de la posible contaminaci¨®n de la atm¨®sfera?. Tan sorprenden te observaci¨®n, tras veinticinco a?os de inmersi¨®n apenas controlada de residuos nucleares, no acentu¨® precisamente las medidas de precauci¨®n a nivel internacional. Siete a?os despu¨¦s, la OCDE contaba ya con una serie de estudios ?que se han ido poniendo al d¨ªa continuamente sobre la evaluaci¨®n de riesgos, concepci¨®n de los bidones o contenedores, selecci¨®n de las zonas de inmersi¨®n en el Mar, etc¨¦tera?, estudios que no han eliminado el riesgo, hasta el punto de que se pretend¨ªa que ?las operaciones de inmersi¨®n fueran realizadas sin riesgos significativos para el hombre o el medio ambiente?.No en zonas pesqueras
Una de las condiciones que impone en teor¨ªa la OCDE para otorgar ?licencias? de lanzamiento de restos nucleares a los oc¨¦anos es que el lugar elegido no sea zona de pesca. Pero se ha comprobado que, al menos cierto d¨ªa de 1979, justo en el momento en que el buque brit¨¢nico Gen descargaba parte de un total de 2.696 bidones con residuos at¨®micos, en las inmediaciones faenaban veinticinco Pesqueros gallegos.
El holand¨¦s errante
El problema radical consiste en que ciertos productos nucleares tienen una vida activa tan larga que en el caso de que se produzcan fugas, su efecto ser¨ªa, o quiz¨¢ es ya, imprevisible. As¨ª, el zirconio 93, que integra el 6,5% de estos residuos, alcanza una actividad media de cinco millones de a?os; el cesio 135, tres millones; el estroncio 90, veintiocho a?os; el tecnecio 99, medio mill¨®n de a?os; el ruibidio 87, 60.000 millones de a?os. Esto ha producido alarma en las poblaciones centroeuropeas cu¨¢ndo se plantea el problema de abrir silos subterr¨¢neos para su acumulaci¨®n. Los suizos cuentan con que, a partir de 1986, sus centrales at¨®micas producir¨¢n al a?o 5.000 barriles de residuos nucleares de energ¨ªa me d¨ªa o baja. Seg¨²n la Asociaci¨®n Nacional para el Almacenamiento de Restos Nucleares (NAGRA), el problema radical consiste en que ?los municipios no reflejan entusiasmo alguno en cuanto a tolerar que se creen dep¨®sitos en sus circunscripciones ?. Un pacto acordado entre dos pa¨ªses de tierra adentro -Luxemburgo y Suiza- y dos con salida al mar -B¨¦lgica y Holanda- resolvi¨® parcialmente este problema hace diez a?os. La OCDE inclu¨ªa a Suiza en su pro grama de inmersi¨®n de dep¨®sitos nucleares. El resto se almacenar¨ªa en dep¨®sitos provisionales.Esta operaci¨®n de la OCDE, en favor de los grandes pa¨ªses industriales centroeuropeos, incluye la financiaci¨®n por la citada organizaci¨®n de operaciones de rastreo del mar en busca de puntos de almacenaje. Y as¨ª se produce una extra?a situaci¨®n en la que Espa?a, miembro de la OCDE, se ve obligada tambi¨¦n a cooperar econ¨®micamente a la ?apertura? de estos cementerios nucleares no lejos de su zona econ¨®mica. Cabe recordar a este respecto que. la OUA (Organizaci¨®n para la Unidad Africana) resolvi¨® en 1973 y 1974, en Addis-Abeba y Mogadiscio, que ?los pa¨ªses africanos reconocen el derecho de todos los Estados ribere?os a establecer m¨¢s all¨¢ de su mar territorial una zona econ¨®mica exclusiva, que. no se extender¨¢ m¨¢s all¨¢ de las doscientas millas marinas medidas a partir de las l¨ªneas de base que sirven para delimitar su mar territorial?. Ello significar¨ªa que, de aplicarse este criterio a Galicia o Canarias, los silos submarinos ya existentes o en proyecto caer¨ªan plenamente dentro de esta zona econ¨®mica. De ah¨ª el furor suscitado a finales del pasado a?o en las islas Canarias cuando apareci¨® por las, inmediaciones el buque oceanogr¨¢fico Tydeman, de la armada holandesa cuya misi¨®n era justamente la de elegir otro punto de lanzamiento de dep¨®sitos nucleares. Hasta el momento no se ha podido obtener una toma de postura del Ministerio espa?ol de Asuntos Exteriores respecto de la decisi¨®n del Consejo de Estado neerland¨¦s favorable a la reanudaci¨®n de las operaciones de lanzamiento pero al menos sigue en pie una declaraci¨®n de la Oficina de Informaci¨®n Diplom¨¢tica recogida por EL PAIS el 8 de diciembre pasado. Seg¨²n la iniformaci¨®n de entonces, ?la postura espa?ola ser¨ªa la m¨¢s tajante oposici¨®n? en el caso de que se comprobase qu¨¦ puntos del Atl¨¢ntico pr¨®ximos a las islas Canarias ocultan a 4.000 metros de profundidad dep¨®sitos de restos.
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