Dal¨ª: "Tengo tantas ideas que me vienen a la cabeza..."
El pintor expresa sus deseos de regresar a la plena actividad
Salvador Dal¨ª don¨® el pasado lunes tres de sus cuadros al teatro-museo Dal¨ª, de Figueras. Uno de ellos fue pintado hace escasas semanas. Paralelamente, por vez primera en muchos meses, Dal¨ª mantuvo durante una hora y media una conversaci¨®n con dos periodistas. El pintor indic¨® que no desea llevar a cabo su proyectada exposici¨®n en Madrid hasta que no haya mejorado de su enfermedad. Se refiri¨® en t¨¦rminos de vivo elogio a la persona del rey Juan Carlos, expuso sus criterios sobre el arte y la ciencia y en todo momento acredit¨® una excelente agilidad mental en su conversaci¨®n con los informadores.
?Tengo tantas ideas que me vienen a la cabeza, que cuando todav¨ªa no he precisado la anterior me llega una nueva que la sustituye?, afirm¨® Salvador Dal¨ª en el curso de la conversaci¨®n. El pintor expres¨® en todo momento su voluntad de recuperar su pasada actividad. Pero ello no estaba exento, en alg¨²n instante, de un cierto pesimismo. ?Ya ver¨¢s las cosas que har¨¦ cuando resucite?, dijo en un momento de tristeza que contrastaba con su invariable vitalidad interna.El hecho de la celebraci¨®n del encuentro es significativo en s¨ª mismo. Semanas atr¨¢s hubiese sido impensable, no por imped¨ªrselo su estado f¨ªsico, sino por faltarle los deseos de regresar a su vida normal de relaci¨®n. En este sentido, la visita del Rey, al igual que la que antes le efectu¨® el presidente de la Generalidad, Jordi Pujol, pueden haber un papel m¨¢s positivo que los escasos f¨¢rmacos que debe tomar.
Tambi¨¦n resultaba significativa la elecci¨®n de los dos periodistas que, por vez primera en un a?o, pudieron mantener un contacto personal con Dal¨ª. Se trataba de Jean-Fran?ois Fogel, responsable de la secci¨®n de Literatura del semanario franc¨¦s Le Point, y del delegado de EL PAIS en Catalu?a. No pudo asistir, por imperativos de su trabajo, James M. Markham, corresponsal de The New York Times. Los tres, a lo largo de m¨¢s de un a?o, han estado investigando y revelando en sus respectivos medios informativos las ins¨®litas caracter¨ªsticas del inmenso montaje comercial creado, a nivel mundial, en torno a la obra de Salvador Dal¨ª por su ex secretario Enrique Sabater. Este montaje est¨¢ en la base del hecho que el ex secretario pasara, en tan s¨®lo cinco a?os, de ser un fot¨®grafo ocasional de un diario del Movimiento, a convertirse en multimillonario. En cambio, la actual situaci¨®n econ¨®mica de Dal¨ª no es acorde con el Inmenso valor de sus obras.
Dal¨ª quiso que los dos periodistas, el pintor Antom Pitxot y su colaborador y amigo Robert Descharnes asistieran a la donaci¨®n de tres de sus cuadros al museo de Figueras que lleva su nombre. La donaci¨®n fue aceptada por el alcalde de esta ciudad, Eduard Puig, a quien acompa?aba el teniente de alcalde, Francesc Gonz¨¢lez. Ambos, por raz¨®n de su cargo, pertenecen al patronato del museo, que preside el propio Dal¨ª. El mayor de los cuadros donados lleva por t¨ªtulo El ¨¢ngel exterminador. Es de 1,80 metros por 1,60 metros. Est¨¢ pintado sobre madera. Muestra los cuerpos de cuatro ¨¢ngeles. Fue pintado por Dal¨ª hace escasas semanas, exactamente a los tres d¨ªas de regresar a Port-Lligat. Fue firmado por su autor en el momento de la donaci¨®n. Los otros dos cuadros son de los denominados estereosc¨®picos. Se trata en realidad de cuatro cuadros, ya que ambos son dobles, con el fin de que, al ser contemplados cada uno por un ojo, a una determinada distancia se obtenga un efecto de relieve. Todos ellos ser¨¢n exhibidos de inmediato en el museo Dal¨ª.
El artista explic¨® que El ¨¢ngel exterminador lo hab¨ªa pintado en un ?acto impulsivo?, bajo los efectos de la emoci¨®n que le produjo el pasado mes de junio el regreso a su tierra natal. Aludiendo a la espada de uno de los ¨¢ngeles, record¨®, una vez m¨¢s, el verso del poeta catal¨¢n Salvat-Papasseit, seg¨²n el cual no volver¨¢ a tener una vida p¨²blica ?hasta que mi espada sea llameante? (es decir, hasta que est¨¦ recuperado de su actual parquinsonismo).
La ¨²nica manifestaci¨®n de su dolencia, seg¨²n se pudo apreciar a lo largo de la hora y media exacta de conversaci¨®n, es un temblor constante de su mano derecha. Pero este temblor puede ser contenido en determinados momentos, como lo prueba la realizaci¨®n de su cuadro y el que pudiese perfectamente brindar con champa?a (rosado, como es tradicional en casa del pintor) con sus invitados en la tarde del pasado lunes. L¨®gicamente, el brindis fue a la salud del pintor y de su esposa, Gala, que siempre estuvo presente en la conversaci¨®n.
"Anarquista y monarquista"
Dal¨ª expres¨® varias veces su agradecimiento al rey Juan Carlos por la visita que le hab¨ªa efectuado este mes de agosto, junto con la reina Sof¨ªa. ?Siempre he sido mon¨¢rquico?, incluso cuando dec¨ªan que ello era una locura?, dijo el pintor de Port Lligat. A continuaci¨®n agreg¨®: ?Siempre he sielo anarquista y monarquista. Mon¨¢rquico, por el orden. Para que la anarqu¨ªa de nosotros, los de abajo, sea protegida por el orden de arriba. Y la monarqu¨ªa es el orden perfecto?.Record¨® c¨®mo en una ocasi¨®n un periodista le hab¨ªa preguntado cu¨¢l era su opini¨®n personal de don Juan Carlos. ?Le respond¨ª?, dijo Dal¨ª, ?que, mire: es m¨¢s alto que usted, m¨¢s guapo que asted y m¨¢s inteligente que usted, y adem¨¢s es rey?. Tambi¨¦n se refiri¨® a la reina do?a Sof¨ªa, de quien dijo, en franc¨¦s (lengua que sustitu¨ªa al catal¨¢n cuando Gala interven¨ªa en la conversaci¨®n) que era una persona muy rec¨¦e (es decir, que posee lo que en castellano se podr¨ªa llamar un gran se?or¨ªo personal).
Gran parte de la conversaci¨®n vers¨® sobre arte y ciencia. ?Hoy?, afirm¨® taxativamente Dal¨ª, ?es indiscutible que no se pueden realizar obras maestras sin los ordenadores y la cibern¨¦tica. Este es el futuro de la pintura. Si, refiri¨® extensamente a la f¨ªsica actual. Demostr¨® conocer muy bien los trabajos del premio Nobel Den¨ªs Gabor, a quien cit¨® y coment¨®. Dal¨ª record¨® que ¨¦l hab¨ªa sido el primer pintor que utiliz¨® los descubrimientos de la cibern¨¦tica en su obra. Cit¨® sus hologramas, consistentes en el uso de una t¨¦cnica fotogr¨¢fica que bajo el efecto de rayos l¨¢ser permite reconstruir un objeto en tres dimensiones.
Dal¨ª reiter¨® su vieja predilecci¨®n por la estaci¨®n de ferrocarril de la ciudad rosellonesa de Perpi?¨¢n. Dijo que ¨¦sta se alzaba en uno de los ¨¢ngulos de una triangulaci¨®n cuyos otros v¨¦rtices son el pico de Roca Corva y el Tibidabo. Afirm¨® razonadamente, en contra del criterio de uno de los periodistas, que el hiperrealismo contin¨²a sosteni¨¦ndose y que ?tiene un pie en Estados Unidos y otro en Holanda, de donde son muchos de sus mejores representantes ?. Tambi¨¦n afirm¨® que todos ellos tienen, no siempre confesadamente, como maestro a Jan Vermeer.
Influencia de la tramontana
Dal¨ª record¨® las teor¨ªas populares seg¨²n las cuales la tramontana es un viento que influye en la personalidad de los habitantes de la comarca del Alto Ampurd¨¢n. Ello le dio pie a citar de memoria, sin el menor error, un verso de la obra El sabater d'Ordis (El Zapalero de Ordis), de Caries Fages de Cl¨ªment. Uno de sus Interlocutores cit¨® una frase de Josep Pla seg¨²n la cual Dal¨ª es una de las pocas personas que tienen ideas originales, a lo que el pintor respondi¨® que ?hoy muy poca gente tiene ideas?.Respecto al deseo de la Direcci¨®n General de Bellas Artes de llevar a cabo una magna exposici¨®n de obras de Dal¨ª en el Cas¨®n del Buen Retiro, de Madrid, el artista fue muy prudente. Afirm¨® que deseaba esperar a que su estado de salud mejorase. Preguntado sobre si entonces preferir¨ªa una exposici¨®n cl¨¢sica o acad¨¦mica o bien una de corte daliniano, se inclin¨®, sin lugar a dudas, por la primera alternativa. ?La quiero sin extravagancias?, afirm¨® textualmente. A continuaci¨®n valor¨® cr¨ªticamente algunos de los aspectos de la gran exposici¨®n de su obra llevada a cabo, a partir de diciembre de 1979, en el centro Georges Pompidou, de Par¨ªs. Precis¨® que la gran cuchara de unos veinte metros de longitud que aparec¨ªa en el vest¨ªbulo de aquella exposici¨®n no era de las caracter¨ªsticas que ¨¦l hubiese deseado.
Babelia
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