Irrupci¨®n en la embajada de EE UU en Mosc¨²
La Embajada de Estados Unidos en Mosc¨² fue ayer escenario de un curioso incidente. En torno a las tres de la tarde (una de la tarde en Madrid), un viejo moscovith (utilitario sovi¨¦tico), color gris perla, matriculado en la regi¨®n moscovita, rebasaba el control que tiene establecido permanentemente la polic¨ªa sovi¨¦tica y entraba en el interior del recinto diplom¨¢tico.En un primer momento se pens¨® que los dos ocupantes del veh¨ªculo (Vasili Nazarov, 54 a?os, ingeniero, y su madre, Natalia Nazarova, 74 a?os) pretend¨ªan obtener asilo pol¨ªtico.
No se trataba de pedir asilo
Sin embargo, no fue as¨ª. Seg¨²n confesar¨ªan posteriormente ambos a la Prensa occidental, el motivo de su entrada en la Embajada de Estados Unidos era protestar por los reiterados despidos de su trabajo sufridos por Vasili y las palizas que varios desconocidos hab¨ªan propinado varias veces a su madre por, seg¨²n daban a entender, solidarizarse con los problemas laborales de su hijo.Ambos manifestaron haber planteado varias denuncias a las autoridades sovi¨¦ticas sin obtener ning¨²n resultado. Por ello, Vasili y Natalia decidieron viajar desde su pueblo de Solnetchnegorsk (a unos sesenta kil¨®metros de Mosc¨²) hasta la capital, con el fin de presentar su protesta en una embajada extranjera.
La elecci¨®n de la sede diplom¨¢tica norteamericana se debi¨® tan s¨®lo, seg¨²n manifest¨® Vasili, al hecho de que ¨¦sta se encuentra situada en un lugar en el que el tr¨¢fico es denso y se circula con mucha velocidad (el cintur¨®n de ronda de Mosc¨²), por lo que resultaba m¨¢s f¨¢cil burlar el control de la milicia (polic¨ªa sovi¨¦tica).
Seg¨²n algunos testigos presenciales, los milicianos que ayer vigilaban la puerta principal de la sede diplom¨¢tica norteamericana llegaron a desenfundar sus pistolas para impedir la entrada de Vasili y Natalia.
En el patio interior de la Embajada estadounidense, un funcionario de la secci¨®n consular atendi¨® a los dos Intrusos, quienes manifestaron desde el primer momento que no pretend¨ªan obtener asilo, sino, simplemente, relatar su "problema personal".
Cerca ya de las 18.30 horas, Vasili y su madre salieron a pie del recinto diplom¨¢tico, acompa?ados de un funcionario norteamericano. Rodeados por una veintena de periodistas, el grupo se dirigi¨® hacia una plaza cercana, en donde dos empleados de la embajada hab¨ªan aparcado previamente el veh¨ªculo de la familia Nazarov.
A pesar de que las puertas de la Embajada americana se encuentran vigiladas siempre por, al menos, media docena de milicianos, han sido ya varios los sovi¨¦ticos que han logrado eludir el control durante los ¨²ltimos a?os (la milicia proh¨ªbe el acceso a las embajadas, oficinas y casas de extranjeros en Mosc¨² a todos aquellos sovi¨¦ticos que no acreditan convincentemente el motivo de su visita).
A pesar de todas estas precauciones, siete componentes de una familia de protestantes pentecostistas de Siberia lograron hace tres a?os entrar en la Embajada de Estados Unidos, en donde obtuvieron asilo pol¨ªtico y donde, todav¨ªa, se encuentran refugiados a la espera de que las autoridades sovi¨¦ticas les concedan un salvoconducto.
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