El "affaire" Castedo
Parecen haber remitido por el momento las presiones en contra de Fernando Castedo para que abandone la Direcci¨®n General de RTVE: La reciente sesi¨®n del Consejo de Administraci¨®n del Ente P¨²blico ha puesto las cosas en su sitio y ha confirmado su apoyo y confianza en el primer director general de la radiotelevisi¨®n del Estado, elegido conforme a las disposiciones del Estatuto Jur¨ªdico de la Radio y la Televisi¨®n, aprobado, por cierto, en el Parlamento por una abrumadora mayor¨ªa.Fernando Castedo sigue, pues, al frente de RTVE, como debe ser, normalmente hasta que finalice su mandato estatuario de cuatro a?os, salvo disoluci¨®n anticipada de las Cortes Generales, en cuyo supuesto continuar¨ªa en su cargo hasta la designaci¨®n de un nuevo director general (art¨ªculo 10 del Estatuto).
La man¨ªa que tenemos en Espa?a de rasgarnos las vestiduras a la primera de cambio la hipocres¨ªa de influyentes sectores de nuestra sociedad, que ver¨ªan con gusto la vuelta a una Espa?a medieval y retr¨®grada, analfabeta, inculta y desinformada, han lanzado hace ya tiempo su anatema contra ese personaje menudo, serio y trabajador que es Fernando Castedo, porque ha iniciado la compleja tarea, ante millones de cr¨ªticos espectadores, de tratar de reformar, modernizar y actualizar nuestra enteca televisi¨®n estatal. Tarea en la que, desde luego, habr¨¢ que ensayar, probar, insistir, negociar, discutir, expulsar, tolerar, exigir..., bueno, pues como en toda emprea de incidencia social, que es como una gran ameba que va buscando ajustarse a unos imprecisos l¨ªmites sin que llegue nunca a encontrar un r¨ªgido cors¨¦ o caparaz¨®n. La sociedad, como el hombre, es cambiante.
Pasa a la p¨¢gina 8
Viene de la p¨¢gina 7
No pretendo defender punto por punto la gesti¨®n de Castedo, que, como toda obra humana, contiene errores y fallos, pero s¨ª pienso que d¨ªa a d¨ªa nuestra televisi¨®n va adquiriendo un nuevo pulso m¨¢s acorde a la realidad que vivimos y m¨¢s en sinton¨ªa con los tiempos y con la manera de ser y pensar de la mayor¨ªa de los espa?oles de ahora, con sus peros, claro, que siempre los habr¨¢ en este colectivo de fan¨¢ticos tirios y troyanos que es Espa?a, donde nunca puede llover al gusto de todos. Tampoco es serio apreciar a¨²n los resultados, cuya valoraci¨®n requiere un m¨ªnimo de perspectiva, de la que en este momento no se dispone. El juicio apresurado y visceral es siempre un mal juicio, incluso aun existiendo "indicios racionales"... Los solos indicios no bastan.
La campa?a anti-Castedo, afortunadamente fracasada ya en los estertores de un tibio verano, se inscribe en esa. gigantesca operaci¨®n retorno a la Espa?a de rodillas, provocada por quienes se empe?an en no aceptar el sistema de las leyes, las libertades y el Estado de Derecho que tan dificultosamente estamos queriendo construir entre casi todos y que poco a poco va saliendo adelante. La Espa?a moderna, laica, libre y plural parece no caber en la cabeza de muchos que incluso se dicen dem¨®cratas y que apenas llegar¨ªan, en realidad, a desp¨®ticos pol¨ªticos apenas ilustrados; son gentes que confunden la an¨¦cdota con la categor¨ªa: la an¨¦cdota de un infortunado programa -que los hay- y la categor¨ªa de cumplir globalmente un Estatuto que establece en su art¨ªculo 12 unas estrictas causas de "despido" del director general de RTVE: ninguna de las cuales se ha producido hasta ahora. No enreden, pues, los Torquemada de turno -impert¨¦rrita especie inextinguible en este patrio solar- y dejen en paz a quienes est¨¢n ejerciendo, mejor o peor, y supongo que con buena intenci¨®n, una funci¨®n plenamente constitucional.
Insisto en que no soy defensor a ultranza de nuestra televisi¨®n estatal: soy como cualquier telespectador, tan cr¨ªtico como el que m¨¢s y tan deseoso de disponer de una buena y variada televisi¨®n como cualquiera; reconozco las situaciones escabrosas -?hay algo m¨¢s escabroso que la calle o la misma vida?- y los errores de tratamiento y enfoque (siempre bajo mi particular punto de vista, coincidente o no con el de otros), que no son infrecuentes. Comprendo ciertos niveles de esc¨¢ndalo y lo siento; pero, que yo sepa, esto no es a¨²n el para¨ªso. Rechazo, sin embargo, el farise¨ªsmo, la mojigater¨ªa y la debilidad intelectual de los dogm¨¢ticos de la ecolog¨ªa televisual. Este mundo, de hecho, es, en general, bastante sucio, y es preferible verlo as¨ª antes que, falseadamente limpio por imposici¨®n de dudosos moralistas.
Fernando Castedo no es un lisiado, que yo sepa, aunque usa gafas gruesas, ni ha sido afectado por enfermedad infecto contagiosa alguna en los ¨²ltimos seis meses; no parece manifiestamente incompetente un profesional de su curriculum (?se han mirado, por cierto, muchos al espejo?), ni ha vulnerado abiertamente de forma sistem¨¢tica los criterios, principios y objetivos contenidos en el Estatuto. Tampoco consta que haya sido condenado hasta la fecha por delito doloso alguno. ?d¨®nde est¨¢ entonces la motivaci¨®n para su cese? No es lo malo que los censores sean incorregibles: el problema es que son irrecuperables.
Dejemos, pues, al se?or Castedo batallar en el laber¨ªntico mundo de la radiotelevisi¨®n del Estado; dej¨¦mosle, al menos, ejercer alg¨²n tiempo en libertad, y dej¨¦mosle, incluso, la humana y reconfortante limitaci¨®n de equivocarse. ?Podr¨ªa acaso alguien tirar la primera piedra?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.