Abramos ya el debate sobre la electr¨®nica en Espa?a
Tras algunos escarceos pre estivales en el Congreso de los Diputados y en el segundo programa de TVE, todo parece estar preparado para dar comienzo al que puede ser el gran debate pendiente sobre la electr¨®nica espa?ola. Se anuncian m¨¢gicos libros blancos, misteriosos planes nacionales y sagaces interpelaciones parlamentarias, que prometen un oto?o muy entretenido para los profesionales de la electr¨®nica, entendida ¨¦sta en su m¨¢s amplio sentido, hasta los lejanos confines de las telecomunicaciones y la inform¨¢tica.Los ingenieros de Telecomunicaci¨®n, que centramos nuestra vida profesional precisamente en ese sector, estamos interesados en desmitificar los grandes tab¨²es construidos en torno al mismo, y por ello vamos a intentar hoy plantear lo que nos parecen las verdaderas claves de la electr¨®nica espa?ola.
En primer lugar, y huyendo de las definiciones para especialistas, sepa todo el mundo que hablar de electr¨®nica es referirse a: tel¨¦fonos, tel¨¦grafos, t¨¦lex, radiodifusi¨®n, televisi¨®n, ordenadores, vuelos a¨¦reos, navegaci¨®n mar¨ªtima, misiles, sat¨¦lites, reservas de plazas hoteleras y de billetes para viajar, aparatos de rayos X, marcapasos, ri?ones artificiales, control de m¨¢quinas, control de centrales el¨¦ctricas, relojes, juguetes, sem¨¢foros, etc¨¦tera.
Las sucesivas e incesantes sinergias del tr¨ªptico telecomunicaciones-electr¨®nica-inform¨¢tica constituyen el principal signo caracter¨ªstico de una nueva etapa hist¨®rica que, seg¨²n muchos indicios, ya ha comenzado. Los resultados de esta eclosi¨®n se desparraman por todo el entramado econ¨®mico y social, volteando procesos productivos, formas de relaci¨®n, modelos de gesti¨®n, v¨ªas de acceso a la cultura, h¨¢bitos individuales y sociales, etc¨¦tera.
Pues bien, ante esta realidad, nuestro drama estriba en los bajos ¨ªndices de penetraci¨®n de la electr¨®nica, la inform¨¢tica y las telecomunicaciones en la sociedad espa?ola. Esto redunda en una menor competitividad internacional de los productos, en una mayor lentitud y torpeza de los servicios y, en definitiva, le resta agilidad a nuestra econom¨ªa para seguir el ritmo de otros pa¨ªses y garantizar el bienestar futuro de los espa?oles. Lo realmente triste del panorama electr¨®nico espa?ol es, adem¨¢s, la ausencia de unos objetivos globales; de unas pol¨ªticas de investigaci¨®n, compras y promoci¨®n industrial en torno a ellas, y, lo que es peor, de la voluntad pol¨ªtica necesaria para cubrir estas carencias.
En estas condiciones, centrar la discusi¨®n como se ha hecho en anteriores ocasiones sobre los fantasmas de lo desconocido, el paro tecnol¨®gico y la protecci¨®n de la intimidad, equivale a caer ingenuamente en las trampas que nos van dejando por el camino los pa¨ªses m¨¢s avanzados, para evitar nuestro acercamiento y seguir export¨¢ndonos sus productos y su desempleo. Es preferible el voluntarismo del Gobierno franc¨¦s, con sus miles de millones de francos para el impulso del sector electr¨®nico, que la falta de voluntad del Gobierno espa?ol.
Por otra parte, si se observa la verdadera dimensi¨®n del sector, se ver¨¢ que estamos hablando de un pu?ado de personas y entidades, pues esto no es USA, ni la URSS, ni nada parecido. En telecomunicaciones, por ejemplo, cinco empresas fabrican el 90% de la producci¨®n nacional, mientras la CTNE constituye m¨¢s del 80% de la demanda. En equipos inform¨¢ticos, solamente hay tres fabricantes, m¨¢s uno en fase de implantaci¨®n, y entre siete empresas venden el 90% de los equipos importados. Si los administradores del Estado, que deciden el 70% de las compras del sector, no despejan el futuro, con la ayuda de empresarios, sindicato profesionales y usuarios, no ser¨¢ por la complejidad del tema, sino por falta de voluntad.
Los problemas de financiaci¨®n, otro de los tab¨²es ya consagrados, se deben resolver, a base de ir abandonando sectores obsoletos y deficitarios, y de empezar a exigirle a la Banca que financie tecnolog¨ªa y arriesgue un poco m¨¢s sus cuantiosos ingresos, en beneficio de un pa¨ªs que, en estos momentos, est¨¢ trabajando casi exclusivamente para ella.
Por lo dem¨¢s, en Espa?a hay demanda insatisfecha, infraestructura, t¨¦cnicos e imaginaci¨®n suficientes como para propiciar el lanzamiento de un sector como ¨¦ste, donde el valor a?adido humano tiene una importancia decisiva.
As¨ª pues, bienvenidos sean los coloquios sobre electr¨®nica, pero no para regodearse en los temores que otros nos quieren infundir, sino para planificar nuestro futuro y no perder el tren de la revoluci¨®n electr¨®nica, como ya perdimos en su momento los de la revoluci¨®n agraria e industrial.
Ese debate no deber¨¢ finalizar hasta encontrar respuesta a cuestiones como las siguientes:
- ?Qu¨¦ modelo de desarrollo se piensa seguir en Espa?a: el de industrias cl¨¢sicas y servicios poco tecnificados, o el de industrias basadas en altas tecnolog¨ªas y servicios muy tecnificados?
- ?Qu¨¦ servicios desea potenciar la sociedad espa?ola, y con qu¨¦ calidad, en las ¨¢reas de telecomunicaciones, defensa, sanidad, cultura y transportes, por ejemplo?
-?En qu¨¦ tecnolog¨ªas se considera necesario tener una capacidad propia?
- ?Qu¨¦ inversiones est¨¢ dispuesto a realizar el estado?
- ?C¨®mo se van a coordinar?
- ?Qu¨¦ tipo de ayudas y exigencias se les va a plantear a las empresas?.
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