El humor espa?ol goza de buena salud / y 2
Forges, Chumy Ch¨²mez, Ops, Julio Cebri¨¢n y Martinmorales, en el curso de dibujantes en Santander
Los humoristas Antonio Fraguas (Forges), Chumy Ch¨²mez, Andr¨¦s R¨¢bago (Ops), Julio Cebri¨¢n y Martinmorales intervinieron en la ?cumbre? de dibujantes de humor que ha tenido lugar en Santander, en el palacio de La Magdalena, como un curso de la Universidad Internacional Men¨¦ndez y Pelayo, que dirigi¨® Jos¨¦ Mar¨ªa P¨¦rez (Peridis), del que dimos cuenta ayer en su primera parte.
Puntualmente (a las diez de la ma?ana), con el cartel de ?No hay billetes?, inici¨® Forges una disertaci¨®n que, como es obligaci¨®n en todo humorista, no se ajust¨® en absoluto a los moldes preestablecidos por el t¨ªtulo de una conferencia en la que, entre an¨¦cdotas, hallaz gos ingeniosos y dibujos sobre la marcha, fue perfilando los aspectos m¨¢s relevantes del rico universo forgiano, haciendo especial hincapi¨¦ en la contradicci¨®n entre el lenguaje oficial ?fosilizado en f¨®rmulas estereotipadas?, y el lenguaje popular ?escape y contesta ci¨®n del antedicho lenguaje oficial y reflejo de una estructura opresiva de poder?. En una serie de pinceladas, Forges sent¨® doctrina sobre ?la higiene mental que supone para todo ciudadano espa?ol del Estado de las regiones, nacionalidades y autonom¨ªas m¨²ltiples el afrontar la vida cotidiana con sentido del humor, empezando por re¨ªrse de sus propios tropezones antes de re¨ªrse de las ca¨ªdas de los dem¨¢s?.
Forges tambi¨¦n se?alar¨ªa las caracter¨ªsticas del humorista, profesional o no, para entender la realidad y filtrar a trav¨¦s de una serie de estanter¨ªas, ?de una cajonera que todos tenemos en la cabeza, con el humor, el sexo, el af¨¢n de dinero o de poder?.
?Aquellas personas afortunadas cuya estanter¨ªa del humor est¨¢ en el primer lugar tienen la ventaja sobre las dem¨¢s de que las cosas que ocurren filtradas por el humor producen menos da?o que cuando carecen de este filtro?.
Chumy Chumez: florecer con la democracia
Chumy Ch¨²mez, m¨¢s humor¨ªstico y cr¨ªtico, pretendi¨® de mostrar, incluso con cifras, que no es cierto ?el t¨®pico de que el humor florece en las dictaduras. El humor vive m¨¢s c¨®modamente en la democracia, tanto en sentido espiritual como econ¨®mico?.
Con alusiones hist¨®ricas a La Codorniz y sus fuentes period¨ªsticas en el diario de guerra La Ametralladora (?los humoristas del otro bando?,dijo, ?desaparecieron bien por fusilamiento, bien por el exilio?), Chumy Ch¨²mez relat¨® su experiencia de inventor y fundador del Hermano Lobo.
Ya en el terreno de las definiciones, Chumy afirm¨® que el humor, como el amor, es hijo de la libertad y que no es cierto que haya un decaimiento en la producci¨®n humor¨ªstica, sobre todo en el campo del humor pol¨ªtico, ya que los principales peri¨®dicos tienen entre sus colaboradores uno o dos humoristas. Haciendo gala de una facilidad asombrosa, y para quitar importancia a este tipo de trabajo, Chumy Ch¨²mez har¨ªa algunos dibujos ante el auditorio reduciendo el valor de un chiste a ?una esquela, en cuanto que ocupa el mismo lugar en el peri¨®dico, tiene recuadro, hace llorar a los menos y reir a la mayor¨ªa?.
Opl: s¨¢tira con pie de imprenta.
Andr¨¦s R¨¢bago (Ops), en unas Reflexiones sobre nada, iba, en realidad, a remontarse a Gutemberg porque ?la s¨¢tira que se hace hoy d¨ªa y quiz¨¢ desde la segunda guerra mundial, es una s¨¢tira con pie de imprenta, es decir, una s¨¢tira regimentada o pactada con aquel o aquellos a los que hay que agredir y de los que hay que defenderse ?.
Ops afirma que, ?de todos modos?, la cr¨ªtica es necesaria para el poder y que la s¨¢tira ?es un anticuerpo que el poder se autoadministra para controlar toda posible cr¨ªtica real exterior?, aunque, en el nivel de calidades, va a advertir que el humor es un fen¨®meno reciente porque requiere un grado conceptual elevado o al menos lo suficientemente elevado como para descodificar el signo y utilizarlo en otras direcciones. Horgth, Goya y Daumier son, para OPS, el tr¨ªo de grandes creadores del humor tal y como lo entendemos en una actualidad en la que los nuevos dibujantes se mueven ya en campos distintos ?de los que han sido habituales entre nosotros?, es decir, huyendo de la Prensa diaria, ?del imperialismo de lo cotidiano y de la aceleraci¨®n hist¨¦rica de noticias?.
Cebri¨¢n y Martinmorales: recuperar el tiempo perdido
Con ?la voz de la experiencia?, Julio Cebri¨¢n desarroll¨® el tema del Humor y la cr¨ªtica, o las ?ciertas correlaciones entre la cr¨ªtica y el humor a partir del criticismo kantiano?, aunque se mostr¨® esc¨¦ptico y pesimista sobre el valor de esa funci¨®n del humorista frente a las estructuras del poder pol¨ªtico. ?El humorismo es una constante intentona del hombre por mantener su fe en el futuro. Es una l¨ªnea recta entre dos rectas que convergen en el horizonte?. Pero Julio Cebri¨¢n insiste en que no se debe confundir el humorismo con el oficio de hacer humor. ?El humorista debe tener la suficiente capacidad como para descubrir las trampas que se esconden tras los inevitables compromisos?.
Martinmorales, en su intervenci¨®n sobre La caricatura pol¨ªtica, relat¨® una serie de situaciones profesionales personales vividas a trav¨¦s de la censura reciente (no s¨®lo en la ¨¦poca anterior, sino tambi¨¦n en ¨¦sta). Analiz¨¢ndose como ?caricaturista pol¨ªtico?, Mart¨ªnmorales, humorista de Interviu, afirm¨® que, al hacer un dibujo, le preocupa sobre todo, la intencionalidad personal del protagonista. A la pregunta de por qu¨¦ existe el humor pol¨ªtico por encima de otros tipos de humor, Martinmorales contesta que ?ni m¨¢s ni menos que porque el pa¨ªs, la situaci¨®n pol¨ªtica, as¨ª lo requiere, puesto qu¨¦ el espa?ol de la calle cada d¨ªa se preocupa y se interesa m¨¢s por que es lo que vaya a pasar ma?ana en Espa?a?.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.