Los pa¨ªses europeos siguen arrojando residuos nucleares en el Atl¨¢ntico

En los pr¨®ximos d¨ªas, 6.800 nuevas toneladas de desechos nucleares ir¨¢n a parar al fondo del mar, a 340 millas del cabo de Finisterre, en el llamado cementerio at¨®mico del Atl¨¢ntico, donde hace todav¨ªa menos de dos meses fueron depositadas otras 2.631 toneladas de id¨¦ntico material radiactivo por el buque ingl¨¦s GEM.

El carguero holand¨¦s Louise Smits, que transporta estos residuos radiactivos, sigue fondeado, desde las cuatro de la tarde del viernes, frente a la costa de su pa¨ªs, a unas cincuenta millas del puerto de ljmuden, en espera de ser autorizado para entrar en el puerto belga de Zeebrugge donde habr¨¢ de tomar nuevo cargamento de desechos nucleares procedentes de B¨¦lgica y Suiza. En el mismo lugar est¨¢n tambi¨¦n fondeados el Sirius, de la organizaci¨®n ecologista Green Peace, y la fragata Piet Heyn, de la marina holandesa, cuya tripulaci¨®n es de 185 hombres.

Todo el mundo contin¨²a, pues, a la espera de los acontecimientos que habr¨¢n de producirse sin duda el lunes, d¨ªa en el que el Louise Smits ha sido autorizado a recalar en el puerto belga de Zeebrugge y cargar en ¨¦l nuevos bidones de desechos nucleares.

Ayer, en el mismo puerto, se ha producido una importante manifestaci¨®n de protesta contra la expulsi¨®n de residuos al mar y est¨¢ previsto otro acto semejante para ma?ana. Tal vez por esta raz¨®n el burgomaestre de la citada localidad s¨®lo ha autorizado la permanencia del Louise Smits durante veinticuatro horas en el puerto.

El enviado especial de EL PAIS ha podido aproximarse ayer a la fragata holandesa e intercambiar un corto di¨¢logo con su capit¨¢n, que se ha limitado a se?alar que su punto de destino es Den Helder, al norte de Holanda, lo que equivale a no decir casi nada, porque dicho puerto es la principal base de la marina de su pa¨ªs, y, por tanto, el destino final del citado barco de guerra.

Otra informaci¨®n obtenida asegura que la fragata Piet Heyn tiene previsto regresar a su lugar de origen ma?ana, pero que su puesto de vigilancia al lado del Louise Smits va a ser retomado por un buque de guerra belga.

De la breve conversaci¨®n sostenida desde el mar con dos tripulantes del Louise Smits, uno gallego y otro portugu¨¦s, se desprende que los trabajadores del buque que transporta los residuos al oc¨¦ano desconoc¨ªan en origen las caracter¨ªsticas del puesto de trabajo que fueron a ocupar. ?Lo ¨²nico que nos dijeron es que ¨ªbamos al mar para hacer un trabajo que pod¨ªa durar tres d¨ªas. Nos ofrecieron cobrar cerca de 1.300 florines (unas 60.000 pesetas) por el servicio, pero ya llevamos quince d¨ªas en el barco y a¨²n no sabemos cu¨¢nto va a durar esto. De saber a tiempo las condiciones, no habr¨ªamos venido?.

Dichos trabajadores respondieron que carecen de cualquier informaci¨®n que se refiera a la peligrosidad de la carga que man¨ªpulan y no ocultan incluso cierta simpat¨ªa hacli los ecologistas. ?Si es verdad que lo que vamos a echar al mar contamina, no hay derecho. Sobre todo para nosotros, que uno es de Galicia y el otro de Portugal, pa¨ªses que est¨¢n bien cerca del sitio donde van a parar los barriles?.