Par¨ªs, sin palabra
?La mujer no existe?, dec¨ªa Lacan, pero ?y la muerte? La muerte s¨®lo acaece al que queda, no al que desaparece. Un Par¨ªs sin Lacan es un Par¨ªs transformado. Su figura, sus seminarios, sus pol¨¦micas, sus disc¨ªpulos, sus adversarios hab¨ªan recubierto esta ciudad desliz¨¢ndose hasta en los m¨ªnimos intersticios Las palabras de Lacan hab¨ªan desbordado el ¨¢mbito del psicoan¨¢lisis.La muerte de Lacan es casi parad¨®jica, porque Lacan, no son sus Escritos, sino su palabra, su pensamiento, fue esencialmente ense?anza oral. Los textos de Lacan no son textos para ser le¨ªdos sino para ser escuchados; basta con abrir un libro suyo para comprobarlo.
El aspecto innovador de Lacan reside, a la vez, en su retorno a Freud y en un descubrimiento que iba a trastrocar el psicoan¨¢lisis: la ciencia del inconsciente es el lenguaje, ?el lenguaje es la condici¨®n del inconsciente?. El lenguaje no es s¨®lo medio de comunicaci¨®n, no e s¨®lo aquello por lo cual el ni?o accede al reconocimiento de su yo o al reconocimiento del otro; para Lacan, el lenguaje es mucho m¨¢s que todo eso, sencillamente no existe discontinuidad entre existencia y lenguaje.
El mundo desemboca en la palabra en la medida en que ¨¦sta simboliza el orden de lo real. Lacan se sit¨²a en los ant¨ªpodas del idealismo que a menudo se le ha reprochado: en tanto que s¨ªntoma de 1 real, la palabra es aquello que permite acceder a ¨¦l. ?Se (ello) habla y sin duda, all¨ª en donde uno lo esperaba menos, all¨ª es en donde se (ello) sufre?. (?a parle et l¨¤ sans dout o¨´ l'on s'y attendait le moins, l¨¤ ou ?a souffre.)
El inconsciente
Porque el sujeto inscribe y reescribe su experiencia del mundo en y a trav¨¦s del lenguaje, cualquier relaci¨®n significativa ha de obedecer necesariamente a las leyes de ese lenguaje, ?el inconsciente est¨¢ estructurado como un lenguaje? El yo detiene el inconsciente, pero lo niega a la vez, y s¨®lo la palabra permite recobrar el lazo que separa al sujeto de su causa.
En este privilegiar la b¨²squeda y el sentido de las relaciones respecto a los t¨¦rminos de estas relaciones consiste la aportaci¨®n de la ling¨¹¨ªstica estructural al psicoan¨¢lisis lacanlano. Lacan juega con estas relaciones, multiplicando al infinito posibilidades: el orden de lo real, de lo imaginario, de lo simb¨®lico, no son m¨¢s que pura relaci¨®n, fronteras sin l¨ªmites, cinta de M?ebius, y la palabra como frontera es en donde se manifiesta a la vez el poder de nuestras elaboraciones ilusorias y el de nuestra raz¨®n. La palabra es precisamente el lugar en donde se inscribe la ruptura entre aquello que somos y aquello que nos obligan o nos obligamos a ser.
Lacan ha denunciado continuamente la pr¨¢ctica psicoanal¨ªtica que pretend¨ªa conformar el sujeto a su proyecci¨®n ideal, se ha negado a que el psicoan¨¢lisis se convirtiera en m¨¦todo de readaptaci¨®n a un modelo propuesto por los dem¨¢s. Porque para Lacan la ley del sujeto es la ley del deseo insatisfecho; resultar¨ªa una falacia el pretender reemplazar este. deseo del deseo, por el acontecer de su plenitud, por su reconciliaci¨®n con el objeto deseado (en este punto se sit¨²a el caballo de batalla entre Deleuze y Lacan). En efecto, seg¨²n Lacan, el sujeto est¨¢, por definici¨®n, en ?exclusi¨®n interna respecto a su objeto?, y la verdad se encuentra precisamente en posici¨®n de excentricidad, esta excentricidad, este desplazamiento, no siendo en el sujeto m¨¢s que efecto del inconsciente.
El psicoanalista, tal y como lo entiende Lacan, no es aquel que consigue la reconciliaci¨®n imaginaria entre mi propio deseo y el de los dem¨¢s, sino que su ¨²nico poder consiste en hacer posible la emergencia de la verdad del sujeto. El, al fin y al cabo, no interviene en el proceso, la curaci¨®n es casi lo que menos interesa, ?viene dada por a?adidura?, explica Lacan.
Esto es lo que se le echa en cara a Lacan, su b¨²squeda te¨®rica de aquello que constituye la verdad fr¨¢gil y dolorosa del sujeto, b¨²squeda cuyo corolario es una indiferencia ante la pr¨¢ctica psicoanal¨ªtica entendida en t¨¦rminos de terapia.
es agregada de Filosof¨ªa en el instituto Guineg¨¹eta, de Barcelona.
Babelia
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