Dos pel¨ªculas de aventuras
Esta tarde, a las cuatro, por la primera cadena, se presentar¨¢ la coproducci¨®n hispano-italiana Fra Di¨¢bolo, que quer¨ªa continuar, en 1962, un cierto g¨¦nero de aventuras abocetado en Espa?a a trav¨¦s de ciertas pel¨ªculas de bandoleros y realizado con mas vigor en Estados Unidos, en diversos t¨ªtulos sobre Robin de los Bosques y similares. No lleg¨® a convertirse Fra Di¨¢bolo en el gran ¨¦xito que sus ambiciones exig¨ªan, pero fue un buen intento de superar la media del cine espa?ol, escap¨¢ndose de los esquemas de la comedia o el folklore.
DIEGO GAL?NEl intento no cont¨® en este caso con el entusiasmo del p¨²blico, aunque tampoco pasara completamente inadvertido. Hay etapas (como la presente),en las que el cine espa?ol acapara el inter¨¦s de cierto p¨²blico. Los primeros a?os sesenta, sin embargo, produjeron, en general, su desd¨¦n. Fra Di¨¢bolo fue dirigida por Miguel Lluch en su parte espa?ola, y por Giorgio Simonelli en la italiana. Lluch es un realizador sujeto a las exigencias de la industria sin una gran personalidad. Es el responsable de algunas otras pel¨ªculas de aventuras, como La monta?a sin ley o Sitiados en la ciudad, y de comedias musicales, como Bot¨®n de ancla en color o Las estrellas. De cara a la pel¨ªcula de hoy destaca m¨¢s la personalidad de su productor Luis Dibildos, de quien vemos espor¨¢dicamente ahora algunas pel¨ªculas en televisi¨®n: Lola, espejo oscuro o Pierna creciente, falda menguante son dos de estos ¨²ltimos t¨ªtulos emitidos.
Esta noche, tambi¨¦n por la primera cadena, a las 22.00 horas, Yakuza, realizada en 1975, nos acercar¨¢ a la curiosa personalidad de su director, Sidney Pollack, que, aunque no realiz¨® con esta pel¨ªcula uno de sus mejores trabajos, s¨ª apunt¨® su ricientemente las curiosas preocupaciones est¨¦ticas que desarrollar¨ªa en otros t¨ªtulos, como Danzad, danzad, malditos, Las aventuras de Jerem¨ªas Johnson o Un instante, una vida. Pollack es uno de los ¨²ltimos realizadores americanos que, como la mayor¨ªa de ellos, siente una cierta pasi¨®n por moldes de expresi¨®n europeos. Yakuza, sin embargo, se inscribe dentro del g¨¦nero de acci¨®n y aventuras, que los norteamericanos han desarrollado en todas sus posibilidades. Este mismo Yakuza es uno de sus m¨¢s curiososjuegos, en el que se combinan esquemas de gangsters y karate. El resultado quiz¨¢ no sea ¨®ptimo, pero ofrece una reflexi¨®n sobre la violencia que est¨¢ por encima de lo que el g¨¦nero da con frecuencia.
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