Un cl¨¢sico indiscutible
La jungla de asfalto.
Director: John Huston. Gui¨®n: John Huston y Ben Maddow, sobre la obra de W.R.Burnett. Int¨¦rpretes: Sterling Hayden, Anthony Caruso, San Jaffe, Loui,y Calhern y Marilyn Monroe, Polic¨ªaca. Norteamericana, 1950. Local de reposici¨®n: Urquijo.
Junto a Iv¨¢n el Terrible de Eisenstein, y Arrebato, de Zulueta, esta mos ante la mejor reposici¨®n de esta temporada. No es, sin embargo, la pel¨ªcula que hizo famosa a Marllyn Monroe, o cosas parecidas, como la publicidad dice. Es evidente que Marilvn trabaja aqu¨ª y que fue ¨¦sta una de sus mejores oportunidades. Pero su aparici¨®n en la pel¨ªcula queda ampliamente superada por la de otros actores y, lo que es m¨¢s importante, por las intenciones y el trabajo de John Huston. No es una pel¨ªcula de ?estrellas? ni Marllyn, como digo, cuenta gran cosa.
Lo que hace importante La jungla de asfalto es su visi¨®n del mundo de la delicuencia que, probablemente por vez primera en el cine tuvo tales visos de realismo que, por tanto, manipulada por la censura norteamericana. No s¨®lo se impidi¨® que el simple suicidio de un personaje tuvo que ser justificado por derroteros m¨¢s barrocos sino que hubo que a?adir una secuenc¨ªa laudatoria de los servicios policiales que nada ten¨ªa que ver con lo que la pel¨ªcula narraba. Enfocada desde el lado de los asaltantes de una joyer¨ªa, la polic¨ªa s¨®lo era utilizada como referencia: ?No puedes fiarte nunca de un polic¨ªa? dice uno de los personajes: ?en cuanto menos lo esperas, se pone del lado de la ley?.
La delincuencia era no defendi da, sino simplemente contemplada desde una perspectiva humana. Al mar, en, claro est¨¢, de respetar las cl¨¢usulas de un g¨¦nero -el llamado ?negro?-, cuyo pesimismo vital englobaba por igual la vida de los defensores del orden como la de sus infractores. En este sentido, John Huston tiene otra pel¨ªcula maestra -El halc¨®n mart¨¦s-, que a su vez conecta con t¨ªtulos dispares -El tesoro de Sierra Madre, Moby Dick, La reina de Africa o Vidas rebeldes-, donde siempre se repite la situaci¨®n de unos hombres que luchan desesperadamente por un resultado que no se traduce en satisfacci¨®n. La obsesi¨®n de esa lucha es el germen de la pel¨ªcula.
La jungla de asfalto tiene menos pretensiones globaiizadoras. Aun cuando eljuego vuelve de nuevo, la an¨¦cdota se limita al asalto a una joyer¨ªa en cuya preparaci¨®n se combinan distintos intereses y personajes. La larca secuencia del propio asalto fue una novedad en la cinematograf¨ªa americana, m¨¢s tarde imitada por numerosas pel¨ªculas; pocas, sin embargo, lograron los aciertos de Huston al combinar la tensi¨®n dram¨¢tica de ese momento con la particularidad de cada uno de los personajes que la producen. El lirismo que entonces se apunta toma fuerza especial en los ¨²ltimos momentos de la pel¨ªcula: la derrota se entremezcla con la poes¨ªa, lo que, por otra parte, es tambi¨¦n com¨²n a la mayor¨ªa de los mejores t¨ªtulos del director.
Una revisi¨®n del cine de Huston nos ofrecer¨ªa una perspectiva sorprendente. En su trabajo se encuentran aciertos dram¨¢ticos no superados, una filosof¨ªa que devuelve al hombre una dignidad perdida en las vulgares pel¨ªculas de consumo y una inteligencia en la puesta en escena de la que a¨²n muchos directores del momento tendr¨ªan que fijarse para mejorar sus planteamientos.
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