Colza y Sanidad

No quiero dejar- pasar la ocasi¨®n que brindan las recientes declaraciones del ministro de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social (Telediario, segunda edici¨®n, 7 de septiembre) para manifestar el estupor y la indignaci¨®n que siento como ciudadano de este pa¨ªs, sin posibilidades de fabricarme mi propio aceite, criar mi propio ganado o analizar todas las conservas que consumo, al o¨ªr de labios del maximo responsable de la sanidad espa?ola que en el aparato que ¨¦l dirige no ha habido responsabilidad alguna en el envenenamiento y muerte de m¨¢s de cien personas. Es decir, un sistema que funciona de manera adecuada permite el envenenamiento masivo de la poblaci¨®n por existir cientos de toneladas de aceite que ha podido ser adulterado criminalmente sin haber sido detectado a tiempo. De acuerdo con esto, es de esperar que, una vez perseguidos y castigados los delincuentes manipuladores del aceite de colza, los ministerios iinpl¨ªcados, y en particular el de Sanidad, continuar¨¢n con su ritmo habitual de correcto funcionamiento. Hasta que entre los venenos menores, que imagino consumo a diario gracias al eficaz control alimentario que ejerce la Administraci¨®n, surja uno m¨¢s potente que reinicie este ciclo mortal. Todo ello gracias a la capacidad de autocr¨ªtica y el aprecio por la salud p¨²blica que manifiesta la Administraci¨®n de que disfrutamos.Por ¨²ltimo, agradezco al ministro de Justicia su inter¨¦s por no alterar mi equilibrio emocional y el de otros muchos ciudadanos interesados en el debate parlamentario sobre un tema preocupante (EL PAIS, 9 de septiembre de 1981) como este. No debo haber ca¨ªdo en la cuenta de que evidentemente se trata de un debate de car¨¢cter t¨¦cnico, como indica Herrero de Mi?¨®n, de inter¨¦s ¨²nicamente para bromat¨®logos y expertos en pol¨ªtica sanitaria. .