Los casos de Cantabria, la Rioja y Segovia
El irreflexivo y torpe planteamiento gubernamental de las autonom¨ªas del Pa¨ªs Leon¨¦s, de Castilla y del Pa¨ªs Toledano (regiones provenientes de los antiguos reinos de Le¨®n, Castilla y Toledo) ha producido, seg¨²n hemos visto, muchos y muy graves anomal¨ªas y contradicciones. Ante todo, es de notar que mientras, por un lado, se borra del mapa espa?ol a Castilla y se crean dos entes preauton¨®micos mixtos con el nombre castellano por de lante (Castilla-Le¨®n y Castilla-La Mancha), quedan, por otra parte, fuera de esta denominaci¨®n tres provincias de radical castellan¨ªa que, por no perder su propia identidad, se han negado a ingresar en el h¨ªbrido conjunto castellano-leon¨¦s: Santander, Logro?o y Segovia. No son insolidarias tendencias secesionistas, como a veces se dice, lo que mueve a estas tres castellan¨ªsimas comarcas de vieja y muy arraigada tradici¨®n a no ingresar en el heterog¨¦neo conglomerado de Castilla-Le¨®n, sino una vigorosa reacci¨®n defensiva ante el peligro de su forzada inclusi¨®n en una entidad geopol¨ªtica a la que se sienten ajenas y donde su personalidad se desvanecer¨ªa en aras de un nuevo unitarismo centralista que se barrunta m¨¢s intenso y omnipresente que el ayer Impuesto por el Gobierno central.La provincia de Santander -con el nombre de Cantabria- y la de Logro?o -con el de la Rioja- han tramitado sus respectivas autonom¨ªas por considerar que cada una tiene personalidad (hist¨®rica, geogr¨¢fica y cultural) muy distinta de la que confusamente presenta el invento de Castilla-Le¨®n, cuyo nombre las ha llevado a este desorientador razonamiento: si ?eso? es Castilla, claro est¨¢ que nosotras no somos castellanas. Y as¨ª, aceptada la err¨®nea premisa de la castellanidad del conglomerado castellano-leon¨¦s, Cantabria y la Rioja demandan sus correspondientes autonom¨ªas como singulares regiones uniprovinciales, dejando por su parte el monopolio de lo ?castellano? a las dos nuevas y heterog¨¦neas entidades castellano-leonesa y castellano-manchega.El "peque?o rinc¨®n"
Castilla nace en el ?peque?o rinc¨®n? situado entre el alto Ebro y el mar Cant¨¢brico, donde varios pueblos vasco-c¨¢ntabros, que antes hab¨ªan luchado contra romanos y visigodos, rechazan a los musulmanes al mismo tiempo que mantienen su independencia frente al reino neog¨®tico de Le¨®n. Aqu¨ª, sobre un sustrato ling¨¹¨ªstico eusqu¨¦rico, naci¨® tambi¨¦n el romance castellano, que se habl¨® -y escribi¨®- en la Rioja y Alava antes que en las tierras castellanas del alto Duero, y mucho antes de llegar a la planicie de Valladolid y Palencia, de donde hubo de desplazar al bable propio de la regi¨®n. La Monta?a santanderina es, pues, la comarca m¨¢s castellana de Espa?a.
Una Castilla sin la antigua ?Monta?a baja de Burgos? ser¨ªa tanto o m¨¢s inconcebible que una Catalu?a sin la Cerda?a y Pallars, o que un Arag¨®n sin los Pirineos de Huesca. Y al contrario: cualquier regi¨®n que incluya la provincia de Santander debe llevar como atributo consustancial el nombre castellano. Tampoco es imaginable una Castilla sin la Rioja; tierra de conjunci¨®n hist¨®rico-geogr¨¢fica de c¨¢ntabros, vascos y celt¨ªberos, las tres estirpes de la Espa?a prerromana que, en mayor o menor proporci¨®n, constituyen el primitivo sustrato ¨¦tnico de los pueblos castellanos, y patria de los m¨¢s viejos s¨ªmbolos y las m¨¢s aut¨¦nticas creaciones de la cultura castellana: San Mill¨¢n de la Cogolla, patr¨®n de Castilla; las Glosas emilianenses, primeras l¨ªneas escritas en romance castellano; Gonzalo de Berceo, primer poeta de nombre conocido de la literatura castellana; santo Domingo de Silos, la figura m¨¢s destacada de la cultura medioeval de Castilla; el Fuero de N¨¢jera...
Si Cantabria y la Rioja rechazan el complejo castellano-leon¨¦s por defender la propia autonom¨ªa, el caso de Segovia presenta, adem¨¢s y en primer lugar, un valor de afirmaci¨®n castellana. La provincia de Segovia rechaz¨®, por abrumadora mayor¨ªa de sus municipios, la incorporaci¨®n al artificioso ente castellano-leon¨¦s porque los segovianos vieron en ¨¦l un peligro para el porvenir regional de la verdadera Castilla, de la cual Segovia se siente parte intr¨ªnseca. La ciudad de Segovia y las ?tierras? de su provincia se oponen a los confusos conglomerados de Castilla-Le¨®n y Castilla-La Mancha porque propugnan la autonom¨ªa de una Castilla netamente castellana, con lo cual defienden a la vez, indirectamente, las autonom¨ªas del Pa¨ªs Leon¨¦s y el Pa¨ªs Toledano propiamente dichos. Segovia ha propugnado, en primer lugar, la autonom¨ªa de Castilla, y s¨®lo cuando la decisi¨®n gubernamental niega de hecho la posibilidad de una Castilla aut¨®noma, Segovia, ante el dilema de la incorporaci¨®n forzosa al ente preauton¨®mico castellano- leon¨¦s o la autonom¨ªa uniprovincial que la Constituci¨®n ofrece, recurre a esta ¨²ltima.
El caso de Segovia
De la mara?a auton¨®mica en tomo a Castilla en que con incre¨ªble ligereza nos metieron en mala hora algunos pol¨ªticos y cierta clase intelectual ducha en el uso del mimetismo y la demagog¨ªa, y del caso singular de la autonom¨ªa de Segovia, se ha ocupado recientemente en estas mismas columnas Pedro Altares, en un art¨ªculo rebosante de inteligencia, de noble sensibilidad y de respeto por el pueblo segoviano que hoy est¨¢ dando una lecci¨®n de cordura, firmeza y dignidad a quienes, en teor¨ªa, deber¨ªan ser sus informadores y gu¨ªas en estas dif¨ªciles cuestiones. Art¨ªculo que merece ser rele¨ªdo con atenci¨®n.
El caso de Segovia pone dolorosamente de manifiesto algunos de los grav¨ªsimos peligros que indefectiblemente acompa?an a ?procesos tan delicados -y a veces sumamente complejos- como los auton¨®micos?: las precipitaciones y la demagogia, sobre los cuales llam¨® reiteradamente la atenci¨®n -en los a?os 1978 a 1980- el secretario general del PSOE con advertencias no escuchadas ni siquiera en las filas del propio partido.
Lamentable resulta -al decir de diarios y revistas- observar la pobre conciencia pol¨ªtica que, en general, manifiestan los espa?oles en una etapa de la historia nacional de tan gran trascendencia como la que hoy atraviesa Espa?a. La decepci¨®n, el pesimismo, la apat¨ªa y el desinter¨¦s por el bien com¨²n dominan por doquiera el observador dirija la mirada. Prueba espectacular de ello dio en diciembre un acontecimiento de tanta significaci¨®n pol¨ªtica como el refer¨¦ndum sobre la autonom¨ªa de Galicia, aprobada s¨®lo por un 19% del electorado, con el agravante de que la proporci¨®n de ?no es? lleg¨® al 8%, lo que sociol¨®gicamente -comentan las mismas fuentes informativas- expresa un alt¨ªsimo grado de excepticismo y displicencia populares. Y es importante no olvidar que tan pobres resultados en pro del estatuto gallego fueron obtenidos con todo el apoyo de la propaganda desarrollada tanto por el Gobierno como por los principales partidos pol¨ªticos.
Pero -y esto parece m¨¢s alarmante- cuando la provincia de Segovia, consciente de su castellan¨ªa y de los derechos que la Constituci¨®n le reconoce para la defensa de su identidad, se opone -por abrumadora mayor¨ªa de los ayuntamientos y de la Diputaci¨®n Provincial, de la opini¨®n p¨²blica y de los grupos intelectuales m¨¢s conscientes y conocedores del pa¨ªs- a formar parte de una heterog¨¦nea entidad castellano-leonesa de reciente y arbitraria invenci¨®n, dando muestra de mejor conocimiento del problema que el Gobierno y los dirigentes pol¨ªticos, de viva conciencia ciudadana y de lealtad a la patria chica, entonces... el Gobierno y los dirigentes pol¨ªticos se disgustan, y en vez de apoyarla en sus derechos y leg¨ªtimas aspiraciones a un estatuto de autonom¨ªa an¨¢logo a los de Cantabria o la Rioja, reaccionan negativamente pretendiendo forzar su incorporaci¨®n a ese h¨ªbrido ente regional que el pueblo rechaza.
En estos momentos el Gobierno y la direcci¨®n central de la UCD est¨¢n empe?ados en meter a toda costa la provincia de Segovia en el saco auton¨®mico castellano-leon¨¦s contra la voluntad de los segovianos, retorciendo incluso el esp¨ªritu de la Constituci¨®n para negar derechos y aspiraciones colectivas que ella misma protege.
Los complejos "entes preauton¨®micos"
Se acusa a los segovianos de fomentar el cantonalismo, lo que -ya lo hemos visto- es absolutamente falso, y de dejarse manipular por caciques locales, porque entre los muchos ciudadanos que en Segovia propugnan la autonom¨ªa de Castilla propiamente dicha -y dentro de ella el respeto a la personalidad de su provincia- figuran la mayor parte de los parlamentarios segovianos de la UCD, bien sea por su cari?o a la tierra -que en principio no hay razones para negar-, bien porque han encontrado en este asunto una bella bandera que enarbolar.
Mart¨ªn Villa, que el a?o pasado ultim¨® el ingreso de la prov¨ªncia de Le¨®n, hasta entonces defensora de la autonom¨ªa regional leonesa, en el discutido ente preauton¨®mico castellano-leon¨¦s -lo que provoc¨® una espont¨¢nea manifestaci¨®n de protesta de miles de leoneses-, no parece dispuesto a aceptar la ?rebeld¨ªa? de Segovia. En cuanto a los dirigentes de los partidos pol¨ªticos de la oposici¨®n que hasta ahora, con m¨¢s o menos agrado, han apoyado la pol¨ªtica auton¨®mica castellano-leonesa, convendr¨ªa recordarles las prudentes y oportunas advertencias de Felipe Gonz¨¢lez sobre los peligros de proceder a la ligera en asuntos tan graves y de tan delicada naturaleza como las autonomias regionales.
El mayor y m¨¢s inminente peligro que hoy amenaza a Castilla como pueblo con personalidad propia en el conjunto nacional de Espa?a est¨¢, sin duda, en los complejos entes preauton¨®micos de Castilla-Le¨®n y Castilla-La Mancha. La consolidaci¨®n de estas confusas nuevas regiones implicar¨ªa, con el tiempo, la p¨¦rdida de la propia condici¨®n de las provincias caste,llanas en ellas integradas, ante el predominio demogr¨¢fico, econ¨®mico y pol¨ªtico de los territorios leoneses y toledano- m anchegos, respectivamente. Y, al contrario: la persistencia de Cantabria, la Rioja y Segovia como entidades con autonom¨ªa uniprovincial, har¨ªa de ellas -consciente o inconscientemente- reservas y baluartes castellanos necesarios para emprender, en momento y condiciones oportunas, el rescate conjunto de una nueva y verdadera Castilla, sin la cual no es concebible un aut¨¦ntico y cabal todo espa?ol.
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