El Ejecutivo mantiene vacante la Capitan¨ªa General de Zaragoza y disponibles a dos tenientes generales
El ascenso a teniente general de Joaqu¨ªn Ruiz de O?a, hasta ahora gobernador militar de Pamplona, y la pr¨®rroga de la vacante producida en la Capitan¨ªa General de la V Regi¨®n Militar, con sede en Zaragoza, constituyen los datos m¨¢s significativos de la pol¨ªtica de ascensos y destinos adoptada en el Consejo de Ministros de ayer.Algunos observadores han llamado la atenci¨®n sobre la no atribuci¨®n del mando de la V Regi¨®n Militar a cualquiera de los dos tenientes generales, Luis Caruana y Joaqu¨ªn Ruiz de O?a, que quedan sin destino, mientras la vacante sigue sin ser provista. Antes de aceptar algunas interpretaciones precipitadas sobre esta aparente par¨¢lisis gubernamental habr¨ªa que atender a circunstancias desprovistas de todo contenido pol¨ªtico y carentes de relevancia militar. Es muy posible que la vacante de Zaragoza haya quedado sin cubrir en espera del pr¨®ximo ascenso de alg¨²n teniente general vinculado familiarmente a esa ciudad aragonesa. Detr¨¢s de las combinaciones de destinos en la c¨²pula militar, a las que se atribuyen siempre profundos significados, no hay muchas veces otra realidad que la del paisanaje o las ra¨ªces locales de los distintos generales.
Los analistas militares m¨¢s competentes muestran su extra?eza por la persistencia en el Ej¨¦rcito de Tierra de una estructura territorial del mando calcada de los antiguos virreinatos y carente de sentido en las actuales circunstancias. El ejemplo del Ej¨¦rcito del Aire, que ha sabido sobrepasar esas anticuadas concepciones y establecer unos mandos operativos -de combate a¨¦reo, t¨¢ctico y de transporte-, se?ala la l¨ªnea de transformaci¨®n que deber¨ªa ser emprendida.
En cuanto a los ascensos al generalato y dentro de ¨¦l, su valoraci¨®n debe tener en cuenta que adem¨¢s de la pura situaci¨®n en los escalafones, las propuestas del Consejo Superior del Ej¨¦rcito se basan en el respeto a las proporciones de los promovidos entre las distintas armas combatientes de que proceden: Infanter¨ªa, Caballer¨ªa, Artiller¨ªa, Ingenieros.
Estos factores bien ponderados permiten asegurar que el Gobierno no ha descartado el ascenso del general Jos¨¦ Juste, que ocupa el n¨²mero uno del escalaf¨®n, y cuya actitud durante los sucesos del 23-F ha sido juzgada de modo controvertido por la opini¨®n p¨²blica y por algunos de sus propios compa?eros (v¨¦ase EL PA?S del 16 de septiembre de 1981, p¨¢gina 16).
El propio general Jos¨¦ Juste, que ha guardado un escrupuloso y sacrificado silencio, lo rompi¨® ayer para manflestar a EL PA?S su disgusto por el art¨ªculo publicado en El Alc¨¢zar. El general no acepta manipulaci¨®n alguna ni quiere verse convertido en bandera de nadie, y se remite a sus declaraciones sumariales y a la de su jerarqu¨ªa inmediatamente superior, el capit¨¢n general de Madrid, Guillermo Quintana Lacaci, que convalid¨® su comportamiento.
Fuentes militares no oficiales se?alaron que en la declaraci¨®n judicial de Quintana se menciona el deber de Juste de haberse impuesto desde el primer momento, pero se a?ade que su t¨¢ctica de ganar tiempo, primero, y de obedecer las ¨®rdenes, despu¨¦s, consigui¨® abortar el golpe, que es de lo que, en definitiva, se trataba. El ambiente que encontr¨® Juste a su regreso de Zaragoza a primeras horas de la tarde del 23-F le hizo barruntar, seg¨²n observadores muy pr¨®ximos, que cualquier gesto de resistencia inicial le hubiera valido su encierro en la habitaci¨®n que al efecto hab¨ªa sido preparada y la suplantaci¨®n en el mando por quien estaba dispuesto a hacerlo.
En cuanto a los contactos telef¨®nicos del general Juste con el secretario de la Casa Real, Sabino Fern¨¢ndez Campos, se se?ala que la llamada de este ¨²ltimo hab¨ªa sido precedida de un intento frustrado del primero por conectar con la Zarzuela. Es cierto que Juste fue relevado del mando de la DAC Brunete, pero no qued¨® disponible, sino que fue destinado al Estado Mayor Combinado Hispano-Norteamericano. El cambio de destino era una necesidad tras el ambiente de aquellos d¨ªas. La actitud de Juste en sus declaraciones ante el juez huye de cualquier planteamiento exculpatorio y de es polvorear responsabilidades sobre los subordinados: eso es lo que, seg¨²n los oficiales de la DAC, le coloca ahora en posici¨®n m¨¢s vulnerable.
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