El canciller Schmidt minimiza sus discrepancias con la pol¨ªtica de Reagan
El canciller federal alem¨¢n, el socialdem¨®crata Helmut Schmidt, escogi¨® las frases m¨¢s brillantes de su ret¨®rica para alabar las relaciones entre la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) y Estados Unidos en el debate parlamentario de ayer sobre el presupuesto en el Bundestag, en Bonn. Pero, a pesar de las buenas palabras de Schmidt, en la RFA se habla cada vez m¨¢s de ola de antiamericanismo, y entre los dos pa¨ªses aliados las diferencias en pol¨ªtica exterior y econ¨®mica son palpables.Todav¨ªa no se han acallado los ecos de las manifestaciones contra el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, en Berl¨ªn Oeste, y el desconcierto producido por el atentado de la Fracci¨®n del Ej¨¦rcito Rojo (RAF) contra el general norteamericano Frederik Kroesen, en Heidelberg.
Aunque los autores del atentado son un grupo terrorista aislado y los pol¨ªticos aseguran que los manifestantes de Berl¨ªn Oeste no representan el sentir de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n alemana, Schmidt es lo suficientemente astuto para advertir que estos sucesos pueden repercutir negativamente en la opini¨®n norteamericana.
Ayer, en el Bundestag, el canciller alem¨¢n asegur¨® que "podemos fiamos de nuestros amigos norteamericanos y la naci¨®n norteamericana puede fiarse de nosotros". Schmidt hizo un canto a las ideas de libertad que inspiraron la revoluci¨®n norteamericana hace doscientos a?os, que son una fuente de inspiraci¨®n para la Constituci¨®n de la RFA, y confirm¨® la invitaci¨®n a Reagan para visitar Bonn. Despu¨¦s de la visita de Haig, los puntos de vista de Bonn y Washington parecen haberse aproximado, al menos verbalmente, lo que no impide que persistan las diferencias.
Haig asumi¨® plenamente algunas formulaciones de Schmidt sobre el equilibrio militar como base de la distensi¨®n y lleg¨® incluso a aceptar la posibilidad de la opci¨®n cero, la renuncia a estacionar los nuevos cohetes at¨®micos en Europa.
En Bonn han ocultado lo m¨¢s posible el desagrado producido por la decisi¨®n inesperada de Washington de producir la bomba de neutrones y tampoco sacaron a relucir el disgusto por la pol¨ªtica de altos intereses de la Administraci¨®n Reagan. Las encuestas de opini¨®n registran, sin embargo, que un 42,3% de ciudadanos de la RFA consideran que las relaciones con Estados Unidos han empeorado desde la llegada de Ronald Reagan a la presidencia, mientras s¨®lo un 9% cree que han mejorado. Los puntos de discrepancia entre Bonn y Washington han quedado muy acentuados durante los ¨²ltimos meses y no pueden borrarse con la visita de Haig y las posteriores declaraciones de armon¨ªa total. Aunque las diferencias sobre la bomba de neutrones hayan pasado a segundo plano y Schmidt diga que el tema no afecta a la RFA, porque s¨®lo se ha decidido su producci¨®n, est¨¢ claro que el lugar de estacionamiento de esa arma ser¨ªa, en su d¨ªa, el territorio federal alem¨¢n. La simple decisi¨®n de producci¨®n implica ya a la RFA, y por eso muchos pol¨ªticos del Partido Socialdem¨®crata, al que pertenece el canciller Schmidt, afirmaron que Estados Unidos trata a la RFA "como una colonia".
En el campo econ¨®mico, las diferencias son totales, aunque en Bonn se afirma que la pol¨ªtica econ¨®mica de la RFA est¨¢ a medio camino entre la de Reagan y la de Mitterrand".
La pol¨ªtica de elevados intereses norteamericanos ha acentuado la crisis econ¨®mica de la RFA, y as¨ª se lo hizo ver Schmidt a Reagan en la cumbre de Ottawa, pero sin ¨¦xito. En contrapartida, tampoco Reagan tuvo el menor ¨¦xito en el intento de acabar con el negocio de compra de gas a la URSS.
Rompe la coalici¨®n
El ministro federal de Econom¨ªa, el liberal conde Otto Lambsdorff, que se ha convertido en la bestia negra de los socialdem¨®cratas, que ven en ¨¦l un potencial rompedor de la actual coalici¨®n social-liberal, ha defendido abiertamente el negocio del gas con los sovi¨¦ticos. Lambsdorff asegura que no ve qu¨¦ alternativas pueden ofrecer los norteamericanos para el negocio de gas con la URSS, ya que "el gas natural lo necesitamos y Am¨¦rica no puede ponerlo a nuestra disposici¨®n".En su l¨ªnea de enfrentamiento con Mosc¨², la Administraci¨®n norteamericana ve con desconfianza ese negocio y teme que se incremente la interdependencia entre Europa y la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
La situaci¨®n de crisis econ¨®mica ha obligado a Bonn a realizar serios recortes en el presupuesto militar, lo que augura nuevos conflictos dentro de la Alianza Atl¨¢ntica (OTAN) y con el secretario de Defensa norteamericano, Caspar Weinberger. En Bonn, cuando se plantea el tema de los posibles conflictos por la reducci¨®n de gastos militares, la respuesta es que "la culpa la tiene la crisis econ¨®mica, provocada por la pol¨ªtica de altos intereses en Estados Unidos".
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