Marcela de Juan: coraje e inteligencia
Ma Ce Huang, hija de mandar¨ªn y de una dama belga, estaba destinada desde su ni?ez a ser la esposa de un pr¨ªncipe del Celeste Imperio, pero se hizo espa?ola al contraer matrimonio con un diplom¨¢tico granadino. Al quedarse viuda muy pronto y con escasos recursos, se dedic¨®, con coraje e inteligencia, a ser uno de los contados enlaces que durante los ¨²ltimos a?os tuvimos los espa?oles con esa extra?a, milenaria y parad¨®jica civilizaci¨®n china, donde las casas se empiezan por el tejado, el luto es blanco, la cortes¨ªa es una necesidad vital y cuya larga historia parece demostrar la realidad del mito del eterno retorno.Marcela de Juan ha fallecido un d¨ªa del mes de agosto pasado en Ginebra, una ciudad muy querida por ella como lugar de ocio y de trabajo y adonde fue, en el que iba a ser su ¨²ltimo viaje, para tratar una incurable dolencia. Su muerte ha sido un ejemplo de elegante discreci¨®n, como si hubiera querido esfumarse para no molestar a sus amigos, lejos de ellos y aprovechando el est¨ªo, cuando los sab¨ªa en la dispersi¨®n veraniega.
Estoy seguro que todos ellos recordar¨¢n no s¨®lo su interesante personalidad, sino tambi¨¦n su merit¨ªsima labor cultural: sus conferencias sobre el teatro chino, personalmente ejemplificadas; su trabajo como traductora oficial del Ministerio espa?ol de Asuntos Exteriores; su apoyo entusiasta a la creaci¨®n de la Asociaci¨®n Profesional Espa?ola de Traductores e Int¨¦rpretes. Pero su m¨¢s valiosa aportaci¨®n intelectual fueron, sin duda, las sucesivas Antolog¨ªas de la poes¨ªa china, que le anim¨¦ a publicar en la Revista de Occidente y en Alianza Editorial. (Fue quiz¨¢ la primera en traducir al castellano los poemas de Mao, delicados y culteranos en curioso contraste con la rudeza y elementalidad de su gran revoluci¨®n.)
Y hay que darse cuenta, para estimar cumplidamente su m¨¦rito, que si, como ella misma dijo, ?la traducci¨®n es punto menos que imposible, por muy afin que sea la otra lengua y si una antolog¨ªa po¨¦tica es siempre empe?o arriesgado, las dificultades se multiplican cuando el objeto de la selecci¨®n es la poes¨ªa china y el espacio hist¨®rico estudiado abarca desde el siglo XXII antes de Cristo hasta las canciones de la Revoluci¨®n Cultural?. Pero Marcela de Juan se atrevi¨® a eso y hoy sigue siendo la suya la mejor antolog¨ªa que poseemos en castellano de esa poes¨ªa china que no se escribe, sino que se dibuja con un lev¨ªsimo pincel.
En 1968, aprovechando un viaje que hizo a la India como int¨¦rprete simult¨¢nea de la UNCTAD, le encargu¨¦ una entrevista con Indira Gandhi, que entonces, como ahora, presid¨ªa el Gobierno indio. ?Debi¨® ser una conversaci¨®n apasionante entre dos mujeres excepcionales! Despu¨¦s de todo, lo que Marcela realiz¨® para favorecer la confluencia de ambas culturas, china e hispana, es lo mismo que el Mahatma Gandhi dec¨ªa respecto a la confrontaci¨®n de las culturas india y occidental: ?No quiero que mi casa est¨¦ rodeada de muros por todas partes ni que est¨¦n cerradas mis ventanas. Deseo que el viento de las culturas de todos los pa¨ªses entre en mi casa con la mayor libertad, pero sin levantarme a m¨ª por los a¨ªres?.
Los que quieran saber m¨¢s de Ma Ce Huang pueden acudir a sus Memorias, donde se cuentan muchos pormenores de una vida nada vulgar. S¨®lo he querido con esta nota romper el silencio que hab¨ªa tras su muerte.
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