Entre el valor y la responsabilidad
EN LA segunda guerra mundial, y durante la batalla de Arnhem (Pa¨ªses Bajos), un oficial brit¨¢nico de tropas aerotransportadas dirigi¨® un asalto a un puente armado de un paraguas. A lo peor tambi¨¦n por ello Montgomery perdi¨® aquel combate y la posibilidad de acortar en muchos meses la contienda: exceso de confianza generalizado y una valoracion nada intelectual del valor f¨ªsico. Tambi¨¦n Mac Arthur, durante la primera guerra mundial, saltaba de la trinchera sin m¨¢s armas que un foulard y una fusta; despu¨¦s, en su desempe?o en el Pac¨ªfico, aprendi¨® a ahorrar vidas, aunque jam¨¢s perdi¨® su habilidad para el arte dram¨¢tico. Y la Armada estadounidense fue la primera en acabar formalmente con la etiqueta que obligaba a los comandantes a hundirse con sus buques. A estas alturas parece claro que un soldado muerto es un soldado in¨²til y que el desprecio irracional por el peligro s¨®lo conduce a la carga de la brigada ligera en Balaklava.Viene esto a cuento de la molestia originada entre algunos militares ante la informaci¨®n ofrecida por este peri¨®dico, el pasado jueves, sobre la presumible ausencia de sus domicilios de dos tenientes generales en la reserva que hubieran podido ponerse a reparo de una acci¨®n terrorista de ETA. Los tenientes generales ?lvarez Arenas y G¨®mez de Salazar tienen su valor acreditado. El primero fue herido durante la guerra civil en la batalla del Jarama, y del segundo muchos periodistas j¨®venes recuerdan sus paseos por la plaza central de El Aai¨²n, sin escolta, sin armas, con su fusta, en plena psicosis de guerra con Marruecos, casi como un Mac Arthur sahariano.
Un an¨¢lisis elemental sobre la inmediata estrategia terrorista de ETA aconsejaba a los servicios de seguridad del Estado tomar medidas de cauci¨®n para preservar las vidas de estos dos soldados ilustres, que no ostentan ya mando de tropas. Apartarlos de las miras de los terroristas parece que era una de las medidas elementales de seguridad, y as¨ª se lo sugirieron; No hay en ello asomo de cobard¨ªa, medrosidad o desdoro. Mucho menos, campa?a alguna de desprestigio contra nadie.
La lucha contra el terrorismo se rige a la postre por los mismos principios establecidos por Clausewitz o Federico el Grande: toda guerra o hay que ganarla o hay que evitar que la gane el adversario. Y si ETA ha decidido renovar sus ataques provocativos contra la c¨²pula militar es obvio que deben frustrarse sus prop¨®sitos. Si el aparato de seguridad del Estado ha detectado -y as¨ª lo parece- la posibilidad de atentados contra determinados jefes del Ej¨¦rcito sin mando y en la reserva, pensamos que ¨¦stos deber¨ªan recibir ¨®rdenes, y no s¨®lo consejos, para su resguardo personal. Y obedecerlas. Muy diferente hubiera sido, como es obvio, si se tratara de oficiales en activo y con mando de tropas.
Cualquier argumentaci¨®n, como la de ayer en El Alc¨¢zar, del teniente general De Santiago y D¨ªez de Mend¨ªvil, sobre supuestas campa?as contra las Fuerzas Armadas, en relaci¨®n con estos hechos, es trivial. Nadie va a pensar que dos jefes de nuestro Ej¨¦rcito hurtan con temor sus cuerpos al peligro. Lo irresponsable ser¨ªa que en un alarde gratuito de coraje se expusieran ellos y el Estado a una nueva provocaci¨®n del terror.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.