Huerfanitas, perro, Roosevelt

Annie fue -y es a¨²n- un personaje simp¨¢tico de tiras dibujadas (comics), una ni?a pelirroja, flanqueada por un perro flaco bastardo del tipo humanoide, como suelen ser los animales en esta clase de arte. La adoran en medio mundo. Forma parte de una mitolog¨ªa del mundo moderno. En Espa?a falta este asidero, que yo sepa, y la escenificaci¨®n de Annie carece de ese importante valor a?adido. Puede pasar sin ¨¦l. El esquema infantil y tierno -apto tambi¨¦n para adultos- funciona con todos los elementos sentimentales y simp¨¢ticos: orfelinato, ni?a que busca a sus padres, sonrisas y l¨¢grimas, presidente Roosevelt, millonario bondadoso. Coro de seis ni?as -m¨¢s Annie en escena.

Francisco Umbral cont¨® ayer, mejor que lo pueda yo hacer -como siempre- la cr¨®nica, y hasta la cr¨ªtica de la obra: el fondo de la gran depresi¨®n, los sin trabajo que venden manzanas, la polic¨ªa. Todo, claro, sin aspereza. Como un tiempo que pas¨®. Cuando se canta Ya no aguanto m¨¢s es de una manera dulce y risue?a; cuando los desesperados de una hooverville cantan Vivimos todos en chabolas parecen elementos folkl¨®ricos no lejos de la felicidad. Todo termina con unas Navidades blancas: nieva en la ch¨¦cena, el ¨¢rbol se ilumina, llegan los regalos -el ¨²ltimo, en una caja, el querido perro y Roosevelt preside su filosof¨ªa de ?vive como quieras?.

El espect¨¢culo musical trasplantado a Espa?a tiene todas las dificultades de nuestro medio. Las siete ni?as, elegidas en tantas pruebas, tienen todav¨ªa m¨¢s torpezas y vicios teatrales que buenos ensayos: esto es lo que hace su gracia y lo que enternece a mam¨¢s, pap¨¢s. Los actores mayores imitan los esquemas de los personajes buenos de los chritsmas carols de Dickens (Annie nace de Dickens).

En todo ello hay un considerable esfuerzo de direcci¨®n del adaptador, Juan Jos¨¦ Alonso Mill¨¢n, que ha movido bien por el dif¨ªcil escenario del pr¨ªncipe -resuelta esa dificultad con elegancia por Antonio Cort¨¦s- las peque?as actrices que saben con los actores que saben demasiado; ha sacado simpat¨ªa de Carmen Pascual -Annie- y, sobre todo, del perro, que act¨²a dentro de los l¨ªmites de la sobriedad.

Gust¨®, pareci¨® gustar mucho al p¨²blico del estreno. Puede seguir gustando a un p¨²blico de familias y buenos sentimientos que llevar¨¢n sus hijos consigo; si se traspasan las barreras del precio, va a ser un ¨¦xito que recompense tanto trabajo invertido.