Asturias rendir¨¢ un homenaje al anciano poeta Alfonso Cam¨ªn, que vive en la miseria
El poeta asturiano Alfonso Cam¨ªn, de 91 a?os de edad, que vive enfermo y en la m¨¢s absoluta miseria en Porceyo (Gij¨®n), despu¨¦s de una vida bohemia y literariamente prol¨ªfica -es autor de 123 libros-, recibir¨¢ pr¨®ximamente un homenaje organizado por la Diputaci¨®n Provincial, el Consejo Regional, la Caja de Ahorros, la Fundaci¨®n - del Principado de Asturias, la Delegaci¨®n Provincial de Cultura y el Ayuntamiento de Gij¨®n.
El presidente de la Diputaci¨®n asturiana, Agust¨ªn Antu?a, de UCD, uno de los promotores del homenaje, acaba de entregar al anciano poeta un cheque de 300.000 pesetas y de anunciarle la intenci¨®n de los organismos citados de editar algunas de sus obras, comprarle sus derechos de autor, organizar un recital po¨¦tico y otros actos "por su labor de exaltaci¨®n y de divulgaci¨®n de los valores de nuestra regi¨®n".Cam¨ªn es considerado como uno de los precursores de la poes¨ªa afroantillana, en la que destac¨® posteriormente Nicol¨¢s Guill¨¦n. Su historia esot¨¦rica de Asturias titulada De Estrab¨®n al rey Pelayo, podr¨ªa ser un precedente de la Historia m¨¢gica de Espa?a, de Fernando S¨¢nchez Drag¨®. Constantino Su¨¢rez, Espa?olito, le considera como "uno de los m¨¢s grandes poetas que ha producido Espa?a en el presente siglo". Pastrana Mar¨ªn dijo de ¨¦l: "Hace muchos a?os que conozco a Cam¨ªn. ( ... ) Me es familiar su figura desde los d¨ªas en que la gran mentalidad de Alfredo Vicente le salud¨® diciendo: ?De ¨¦l se hablar¨¢ tanto como de Rub¨¦n Dar¨ªo?. Desde entonces he sido su amigo, su compa?ero constante y su admirador". Desde luego, quien no pasar¨¢ a la historia como profeta es Alfredo Vicenti, director de El Liberal, quien hizo tan desafortunado vaticinio en 1914. Cam¨ªn es valorado por los lectores m¨¢s ecu¨¢nimes como un poeta desigual, en cuya obra destacan algunas creaciones muy valiosas. Ning¨²n cr¨ªtico de talla se ha decidido a¨²n a estudiar el alcance e importancia de esta obra, en la que es n¨ªtidamente perceptible la influencia modernista. Se ha dicho que Cam¨ªn es un Rub¨¦n Dar¨ªo me nos culto y m¨¢s febril. Su vida entre manzanos (Asturias), palmeras (Cuba), napales (M¨¦xico) y madro?os (Madrid) aparece reflejada en varios libros, que constituyen unas aut¨¦nticas memorias.
Pocos d¨ªas despu¨¦s de nacer, en un barrio de la aldea de Roces (Gij¨®n), Alfonso Cam¨ªn vivi¨® la primera peripecia anunciadora de su vida azarosa: los padrinos que le llevaban a la iglesia para impartirle el bautismo ri?eron por el camino, y dejaron al reci¨¦n nacido abandonado en un prado, de donde fue recogido por un labrador. En 1905 emigr¨® a La Habana, donde comenz¨® a trabajar como empleado de una tienda de tejidos y particip¨® en diversas aventuras.
Vendi¨® sus propios libros por la isla, hasta que en 1915 pas¨® a dirigir la revista Apolo, exclusivamente dedicada a la poes¨ªa. Pero poco despu¨¦s decidi¨® regresar a Madrid, donde pas¨® todo tipo de privaciones y calamidades mientras publicaba alg¨²n poema en la revista La Esfera, el peri¨®dico El Liberal, y finalizaba su libro titulado La ruta. Volvi¨® a Cuba, pero por poco tiemp¨®, ya que una nueva reyerta le llev¨® a la c¨¢rcel, y entonces decidi¨® irse a M¨¦xico, pa¨ªs en el que residi¨® cuatro a?os, hasta 1920. Su vida aventurera trasncurri¨® en distintos viajes a Espa?a, M¨¦xico y Cuba.
Cam¨ªn regres¨® definitivamente a Espa?a en 1967, con la esperanza de vender con facilidad su ingente obra. Como homenaje le levantaron un monumento en el parque San Francisco, de Oviedo, pero a partir de ah¨ª se abri¨® un silencio total que el poeta trat¨® de romper infructuosamente con su marcha a Madrid. A?os despu¨¦s se instal¨® en Porceyo, en una casa de un hermano suyo, donde vive sus ¨²ltimos d¨ªas, con su mujer, Rosario Armesto, olvidado y en la miseria, quiz¨¢ como respuesta, en alguna medida, a su vida belicosa. Adem¨¢s, su obra no encontr¨® la salida esperada, sencillamente porque la poes¨ªa no se vende.
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