Ginger Baker, un enorme bostezo

El concierto de Ginger Baker anteayer en el Front¨®n Madrid se convirti¨® en un enorme bostezo. En ¨¦l se introdujeron varios cientos de personas a la b¨²squeda de una explicaci¨®n: por qu¨¦ Ginger Baker es uno de los bater¨ªas m¨ªticos del rock. Pero no hubo respuesta, s¨®lo bostezo.El concierto, como siempre en el Front¨®n Madrid, comenz¨® tarde. Los partidos de pelota son sagrados, y aunque el negocio no ande muy boyante (3.010 pesetas de apuestas en el ¨²ltimo partido), parece imposible suspender alguno de los encuentros. Tambi¨¦n, como siempre, el sonido en el front¨®n fue malo. Las paredes del recinto se fabricaron para rebotar, y eso es lo que hace el sonido con la misma gracia que una pelota de tripa.

Por lo dem¨¢s, el concierto fue una cat¨¢strofe poco propicia a los matices. La m¨²sica era mala. Los instrumentistas, peores; los cantantes desafinaban y Ginger Baker, en evidente estado de embriaguez, no acertaba siquiera con las entradas. Desde Cream hasta el front¨®n han pasado muchas cosas, pero la ¨²nica psicodelia que se pod¨ªa revivir all¨ª era la alucinaci¨®n de la poca verg¨¹enza, lo pedestre, lo pobre y lo tr¨¢gico.

La gente, que suele ser tan agradecida, incluso silbaba, el bar hizo su agosto en octubre, los o¨ªdos no daban cr¨¦dito a sus ojos, y viceversa. Fue, f¨¢cilmente, el peor concierto de hace a?os y ser¨ªa interesante comprobar las reacciones que el grupo y su m¨²sica absurda puedan cosechar en sus giras por pueblos como N¨¢jera, Colmenar o Cebolla (Toledo).