Los Reyes inician el martes una visita oficial a EE UU de dos d¨ªas de duraci¨®n
Los Reyes de Espa?a, don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa, inician el pr¨®ximo martes una visita oficial a Estados Unidos de dos d¨ªas de duraci¨®n, invitados por el presidente Ronald Reagan. Don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa, que llegar¨¢n a Washington en la noche del lunes, se encontrar¨¢n en la capital norteamericana en un momento de alta tensi¨®n en las relaciones internacionales tras la muerte de Sadat y en pleno debate parlamentario espa?ol sobre el deseo del Gobierno de culminar la adhesi¨®n de Espa?a a la OTAN en un futuro inmediato.
La primera visita oficial de los Reyes a Estados Unidos fue en junio de 1976. Un a?o antes de las primeras elecciones democr¨¢ticas espa?olas y bajo la presidencia del republicano Gerald Ford. Ahora, don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa vuelven a la capital norteamericana tambi¨¦n bajo presidencia republicana, aunque esta vez marcada por la agresividad de la Administraci¨®n Reagan, tanto en los asuntos internos norteamericanos como en la pol¨ªtica exterior.Este viaje de don Juan Carlos, de s¨®lo dos d¨ªas en Washington, es el resumen de una proyectada visita m¨¢s amplia al gran pa¨ªs americano, en la que el Monarca pens¨® visitar la costa oeste de habla hisp¨¢nica. Un desplazamiento, ¨¦ste previsto, desde su planificaci¨®n, para las pasadas fechas del 9 al 17 de febrero, y que se suspendi¨® ante la dimisi¨®n de Su¨¢rez y no se reanud¨® en un plazo inmediato porque luego lleg¨® el intento de golpe de Estado del 23 de febrero.
La intentona militar sirvi¨® para acrecentar el prestigio del Rey y de la instituci¨®n mon¨¢rquica en todo el mundo, y en especial ante el pueblo norteamericano, donde caus¨® un gran impacto el asalto al Congreso y la firmeza de don Juan Carlos en la defensa de la democracia. La Administraci¨®n norteamericana no estuvo, en la fat¨ªdica fecha, a la altura de las circunstancias, y la reacci¨®n inmediata del general Haig, diciendo que la intentona era un asunto interno, provoc¨® profundo malestar en Espa?a y oblig¨® al Departamento de Estado a toda una serie de explicaciones p¨²blicas, que culminaron con una visita o escala de Haig en Madrid.
Aqu¨ª empez¨® una mala racha en las relaciones Madrid-Washington, que se supon¨ªan mejores en la democracia que en el franquismo, aunque, como lo recordaba Felipe Gonz¨¢lez hace d¨ªas en el Congreso, ¨¦stas parecen peores. En Espa?a no se ha vislumbrado un gesto real y concreto de Washington en apoyo de la joven democracia espa?ola, aparte de las consabidas visitas e invitaciones.
Ah¨ª est¨¢, por ejemplo, el fracaso en la negociaci¨®n bilateral para la renovaci¨®n del Tratado de Amistad y Cooperaci¨®n , hoy d¨ªa prorrogado de ocho meses, y sin visos inmediatos de compromiso, a la vista de las exigencias americanas, en pos de la utilizaci¨®n de las bases espa?olas en el puente a¨¦reo estrat¨¦gico hacia el Oriente Pr¨®ximo y de la poca generosidad que ofrece la capital federal a la hora de otorgar contrapartidas tecnol¨®gicas y de armamento para Espa?a.
Espa?a-OTAN
Esta crisis bilateral parece que se ha saldado, por elevaci¨®n, con el acelerado proceso de integraci¨®n de Espa?a a la OTAN, viejo objetivo de Washington muy apetecido por la Administraci¨®n Reagan. En el marco OTAN, Estados Unidos s¨ª puede dar la garant¨ªa de defensa que le ped¨ªa Espa?a, aunque no total frente a terceros en lo que a la precisi¨®n de Ceuta y Melilla se refiere.Estos temas, Tratado y OTAN, ser¨¢n, sin duda, cuestiones de las conversaciones formales del monarca y, sobre todo, del di¨¢logo que se supone que mantendr¨¢n los ministros de Asuntos Exteriores, P¨¦rez-Llorca y Haig, que, por cierto, no se vieron durante la reciente visita del ministro espa?ol a Nueva York para asistir a la 36? Asamblea General de las Naciones Unidas.
En este desplazamiento ser¨¢ tambi¨¦n tema importante el intercambio de informaci¨®n o, m¨¢s concretamente, la informaci¨®n que Reagan podr¨¢ facilitar a la parte espa?ola sobre la actitud de Estados Unidos ante la crisis de Egipto, las relaciones Este-Oeste y la situaci¨®n en Latinoam¨¦rica, ¨¢rea esta de gran inter¨¦s para Espa?a, como lo demuestra la visita que realizar¨¢ el monarca a la sede en Washington de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA).
Tambi¨¦n puede interesarse el Rey por los recortes de la Administraci¨®n Reagan a la ense?anza del espa?ol en Estados Unidos y por el desarrollo de la cultura hisp¨¢nica en este pa¨ªs. Se espera, en todo caso, que el jefe del Estado espa?ol invite al presidente americano a visitar oficialmente Espa?a en una fecha a determinar.
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