M¨ªnguez dio fuerza al Atl¨¦tico de Madrild
J. G. C.El Atl¨¦tico. a trancas y barrancas, en casa resuelve los problemas. El domingo comenz¨® por asustar a la clientela al encajar un gol, pero no desisti¨® en su empe?o por triunfar y al fin se sali¨® con la suya. Carriega, por vez primera, acert¨® a realizar los cambios en los momentos oportunos. La sustuci¨®n de Julio Alberto por M¨ªnguez fue un ¨¦xito. El centrocampista atl¨¦tico se hizo acreedor a la permanencia en el equipo. El Atl¨¦tico, con M¨ªnguez, tuvo la fuerza suficiente en el centro del campo para imponerse al ritmo canario.
Le¨®n sab¨ªa que ten¨ªa que dedicarle un hombre a Dirceu para que el Atl¨¦tico funcionara a medio gas. F¨¦lix esper¨® pacientemente al brasile?o en los primeros compases del partido y el Atl¨¦tico qued¨® resentido. La flojera de Julio Alberto. que se fue tris Julio a los terrenos de nadie, descompuso la defensa rojiblanca. Carriega supli¨® al lateral y baj¨® a Ruiz a la defensa para que se ocupara de Juani, que se met¨ªa con cierta facilidad. Marcelino sujet¨® mejor a Julio y con ello el Atl¨¦tico comenz¨® a encarrilarse. Pero la f¨®rmula definitiva y decisoria se consum¨® cuando Quique pas¨® al lateral izquierdo, Marcelino volvi¨® a su sitio y Ruiz se introdujo de nuevo en la media.
La presencia de Quique en la defensa fue un acierto pleno. Hace dos temporadas el jugador del atl¨¦tico se convirti¨® en un lateral espl¨¦ndido. Defiende bien, usa las dos piernas y cuando avanza sabe entregar la pelota e incluso disparar a meta con fuerza. Las necesidades del equipo le convirtieron en un centrocampista apa?ado, pero muy inferior a lo que pueda dar de s¨ª en la defensa. El Atl¨¦tico, probablemente, si contara con un centrocampista con que acompa?ar a Dirceu y M¨ªnguez, podr¨ªa incluso retrasar a Ruiz a la defensa para que Arteche actuara de marcador. Balbino comete demasiados errores esta temporada y, por tanto, el centro de la retaguardia se quiebra con frecuencia.
El Atl¨¦tico alcanz¨® el triunfo gracias a esa vieja pero insustituible f¨®rmula -sobre todo cuando no se poseen otras m¨¢s eficaces- de jugar por los extremos. Rubio se escap¨® de Calvo casi siempre y sus centros provocaron notables desbarajustes en la defensa canaria. Tanto que P¨¦rez tuvo ocasi¨®n de lucirse, en varias ocasiones, en remates de cabeza desde tres metros de distancia. Marcos, aunque sigue sin rematar las jugadas, mantiene un buen tono, y con su constante movilidad obliga a sus pares a realizar kil¨®metros. May¨¦ se las vio y se las dese¨® para no perderle de vista.
El Atl¨¦tico hizo cuanto pudo por ganar, y aunque el Las Palmas tuvo ocasiones clamorosas de gol, como una de May¨¦ a punto de finalizar el primer per¨ªodo, un tiro del mismo defensa al larguero en las postrimer¨ªas del encuentro y uno de Noly que Aguinaga desvi¨® a c¨®rner con dificultades, lo cierto es que el Atl¨¦tico hizo mejor f¨²tbol y domin¨® m¨¢s la situaci¨®n. Carrega, que, seg¨²n los portavoces oficiales del club, no tiene obligaci¨®n de alinear a Hugo S¨¢nchez, recurri¨® a ¨¦l a la vista de que Cabrera, salvo en el gol, tampoco anduvo muy fino. Hugo S¨¢nchez estrope¨® las dos primeras jugadas en las que intervino, pero esta vez hay que librarle del suspenso porque supo estar en la boca del gol e incluso carece de fortuna para lograr el tanto que le hubiera supuesto una primera salida discreta. No aport¨® gran cosa, pero intent¨® responder a lo m¨ªnimo que cabe esperar de ¨¦l. Ahora se va a M¨¦xico a jugar con su selecci¨®n. Todo hace pensar que su ausencia no se notar¨¢. Las Palmas decay¨® tras el empate rojiblanco. Dirceu se impuso definitivamente a F¨¦lix y bajo su batuta el Atl¨¦tico pudo deshacerse de un rival que tuvo en Julio y Juani, los hombres m¨¢s espectaculares. Y en Noly, una pieza cuya ausencia en el primer tiempo extra?¨®.
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